Inicia una nueva era

Telón: el fin de la obra de ilusionismo de Alberto Fernández

Seis frases de un Gobierno desconectado que prometió poner a la “Argentina de pie” y terminó con los peores índices desde la crisis de 2001.

Gonzalo Barrera
Gonzalo Barrera sábado, 9 de diciembre de 2023 · 22:42 hs
Telón: el fin de la obra de ilusionismo de Alberto Fernández
Después de cuatro años, el Gobierno de Alberto Fernández no logró revertir ninguno de los graves problemas de los argentinos.

Termina el Gobierno de Alberto Fernández con los números en rojo, tanto en lo cuantitativo como lo cualitativo, lejos de cumplir las grandes promesas que iniciaron tras la firma de la “paz armada” entre Cristina Fernández de Kirchner y el presidente saliente. Este domingo asumirá Javier Milei, un producto de los errores de una gestión que, entre pases de drama y comedia, se perfila quizás como una de las peores de la historia argentina.

"El asfalto no se come"

Repetían al unísono sus militantes en 2019, ignorando que las obras de infraestructura son las que alimentan a pueblos enteros de todo el país. Esa idea de inmediatez que pregonó el kirchnerismo fue la solución que se eligió para el ciclo 2019-2023, teniendo resultados muy lejanos a los prometidos, pero dando inicio a la obra ilusionista de Súper Beto, con Alberto Fernández como protagonista y un collie de mascota que dieron lugar a un gobierno que ni una sitcom americana pudo igualar. Principalmente porque ese género invita a las risas, mientras que este último gobierno invitó más al llanto y a la desazón, con pases de comedia que generaron algo de vergüenza ajena.

"Argentina de pie"

Rezaban los carteles que promocionaban a Alberto Fernández como candidato a presidente del peronismo, con Cristina Kirchner como vicepresidente, su gran enemiga devenida en aliada.

Los spots de campaña fueron memorables, prometiendo derechos para los trabajadores, jubilaciones dignas, frenar la pobreza, activar la economía y evitar que los jóvenes busquen posibilidades afuera del país. Aquí es donde empieza la realidad a chocar con la sitcom que parecía plantear el organizador de vacunatorios y fiestas clandestinas en la Quinta de Olivos.

La foto de la fiesta en Olivos durante la pandemia que desató un escándalo.

Si Super Beto fuera Michael Scott o Barney Stinson, las cosas terminarían saliéndole bien al final de nuestra historia, pero a él le salió todo lo contrario, teniendo que dejar el gobierno varios meses antes del fin de su mandato, ofreciendo una especie de regencia a Sergio Massa, el candidato oficialista.

“Vengo a pararlo”

Decía contundentemente Alberto Fernández en uno de sus spots de campaña frente a un contabilizador que llegaba a 4.100.000. Ese número no era el costo de la campaña o un anticipo de alguna potencial contratación directa sospechosa, sino los “nuevos pobres” que se habían generado durante el macrismo. Con un 35,5% de pobres, el Gobierno saliente perdería las elecciones de forma terminal en la primera vuelta electoral, siendo Mauricio Macri el primer candidato en buscar la reelección sin conseguirla. Cuatro años después del comienzo de la obra albertista, que prometía “poner en marcha la economía y defender el salario”, los “nuevos pobres” son 4.420.000. Una catástrofe total y absoluta que se suma al tendal de pobreza que dejó el Gobierno anterior.

“No se vayan, tenemos un país que construir”

Profesaba con tono angustiante el presidente en medio de la crisis, con los jóvenes huyendo hacia mejores oportunidades. No es momento de leer si las decisiones de emigrar son apresuradas, esnobistas o acertadas, vale más volver el tiempo atrás y seguir con lo que fue la campaña de 2019. En un spot de campaña hablaban Ofelia Fernández y Matías Lammens de que en los jóvenes estaba el futuro y se atrevían hasta hablar de trabajo, vivienda propia y demás imposibles en la actualidad. La coronación perfecta hace de Alberto Fernández, como una especie de vidente, los exhorte: “Nunca dejen que los anestesien, siempre estén despiertos, siempre debatan, siempre salgan a las calles y siempre demanden porque el futuro de ustedes”.

Inimaginable en aquel momento, cavó su la fosa de Unión por la Patria para 2023. Esos jóvenes se indignaron, se mantuvieron despiertos, debatieron y, con las herramientas a mano, derrotaron al mayor movimiento político con una especie de micromilitancia tuitera. Algo que también parece propio de la ficción, pero no es más que la respuesta de esos jóvenes a los que convocó Fernández para reaccionar ante las injusticias.

“Para que la vida no les sea una penuria”

Dijo Alberto Fernández, al principio de su mandato, a un grupo de jubilados que recibió en la Casa Rosada. En aquel tiempo, al final del Gobierno de Mauricio Macri, la jubilación mínima estaba en $14.000, algo que parece un chiste en la actualidad, pero esa suma estaba respaldada por US$201,43, mientras que la mínima actual de $105.713, tiene un valor real de US$106,78. La vida, evidentemente, se ha transformado en una penuria, más aún si se calcula el valor de la Canasta Básica Total para un adulto mayor de 65 años, la que ya alcanzó los $140.000.

Los haberes de los jubilados no cubren la canasta básica.

“Cumplimos. Primero la gente”

Fue el lema con el que cerró su gestión el Gobierno de Alberto Fernández. No amerita hablar de que Alberto Fernández se consideraba “un tipo común” y compararlo con las licencias que tomó durante su mandato. Tampoco sus viajes en tiempos de crisis ni los nombramientos políticos que significaron el desguace final del Gobierno en el último año y medio, tampoco si respondió o no a las exigencias de la “condenada con inhabilitación perpetua”, lo principal de su gestión fue la ristra de promesas en un país que sorteaba una crisis en 2019, el cual, cuatro años después, quedó sumido en la mayor crisis de su historia, no por guerras, ni pandemias, ni sequías, sino por los apuros políticos, la desconexión con la sociedad y una interminable colección de malas decisiones.

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