Rincón literario

Cambia el año, sigue la vida, ¿se renueva la esperanza?

Qué enseñanzas nos deja este 2023 que puedan sernos útiles para el año entrante es quizá una de las preguntas que todas y cada una de las personas que habitamos en este país nos planteamos.

Pablo Gómez domingo, 31 de diciembre de 2023 · 07:00 hs
Cambia el año, sigue la vida, ¿se renueva la esperanza?
Sí: comprá dólares. Foto: MDZ

El anciano avanzaba apesadumbrado por el pasillo hacia la luz, desnudo, solamente cubierto por una cinta ancha que atravesaba su cuerpo, similar a la que usan las reinas en los concursos de belleza, y que tenía en su parte delantera estampado un número sucio y opacado por el uso: “2023”. De frente, un niño avanzaba hacia él, con una gran sonrisa en los labios y con una banda similar a la del viejo, pero que le quedaba claramente inmensa y que declaraba con grandes brillos el número “2024”. Al pequeño la cinta le tapaba todas sus partes pudendas; el hombre en cambio, tenía a la vista sus genitales, o para decirlo más claramente, se notaba desde lejos que tenía las tarlipes por el piso.

-¡Feliz año nuevo! -dijo el recién llegado al anciano con toda su inocencia, y su mejor buena fe.

-Ja, feliz será para vos, que venís entrando -respondió el viejo -yo… ya estoy de salida.

-Bueno, no será para tanto… ¿qué tan difícil puede haber sido para usted atravesar tan solo trescientos sesenta y cinco días?

-“Tan solo” no sería quizá la mejor expresión, pero en fin. Y otra cosa: para vos, son trescientos sesenta y seis, acordate que sos bisiesto…

El pequeño sonrió, sin darle mayor importancia al hecho de que tenía un día adicional.

Mendoza. Foto: MDZ.

-Pero, ¿qué puede salir mal? Acá en el sur del planeta al año lo empezamos y terminamos en verano, y entre esos cálidos extremos el clima fluye a temperaturas más frescas, a veces algunas nevadas pequeñas en la zona centro del país, tirando para el lado de Mendoza; por supuesto más frío al sur, pero en definitiva, un clima privilegiado. No hay guerras en la zona, tenemos miles de hectáreas de campos fértiles, ¡la vida nos sonríe!

El anciano se rascó la cabeza sin tener del todo claro por dónde empezar a contarle sus experiencias al recién llegado, y aún sopesando si era buena idea deprimirlo de entrada: quizá era preferible dejarlo que avanzara nomás, tal vez la suerte lo  acompañara… pero su instinto paterno lo intimó a contarle a su sucesor algunas verdades.

-Mirá 2024, no me da la jeta para mentirte; mi año por estas tierras no ha sido fácil, y el tuyo no parece venir mejor, qué querés que te diga. Hemos tenido una inflación que parecía que los meses aumentaban su cantidad de días también, al ritmo de los precios… ¡No llegaba nunca el próximo sueldo, y para el día veinte el dinero ya era tan solo un recuerdo difuso! Hemos tenido dirigentes que en enero nos decían que la cosa estaba clarísima, y ahora para fin de año ellos mismos nos la pintan más que oscura; personas que votaban una y otra vez avisando que no les venía gustando la situación, y muchas de ellas, aún sin tener claro qué querían, sabían a la perfección lo que buscaban evitar… aunque al final no sé si lograron esquivar a sus propios demonios.

-A la pucha -dijo el niño con una gran duda dibujada en el rostro -¿y si mejor me vuelvo? ¿No seguiría usted por mí, aunque sea unos meses, a ver si se endereza el barco?

El hombre agarró rápidamente del brazo al pequeño, que parecía regresar hacia la luz.

-No, espere, espere jovencito… tampoco es que sea para tanto -declaró el viejo mientras intentaba buscar en su memoria eventos que convencieran al recién llegado 2024 de hacerse cargo, porque él, la verdad, solo quería quedar en la historia, sin importarle cómo: solo ser historia -durante todo el año fuimos campeones del mundo, y este año completo va en la misma línea, así que por ese lado, todo bien. Y en lo económico, va a empezar a funcionar un gasoducto que llega hasta no sé dónde, y parece que la cosecha de soja viene mejor que antes, capaz que la cosa se enderece un poco sobre mitad de año, quien lo sabe, este país ha salido de cada una…

-¡Ah, pero entonces hay esperanzas!

-Y…

-Pero bueno, ya me estaba asustando, jaja. Por un momento pensé que me había metido en un callejón sin salida, y cómo iba a poder yo, sin experiencia en el tema, enfrentar a semejantes problemas. Bueno, mi estimado 2023, no lo molesto más, vaya hacia la luz, es fácil, siga derechito por acá, deje nomás que yo me hago cargo, no se preocupe.

El hombre abrazó al pequeño, y ambos arrancaron nuevamente, cada uno en la dirección que previamente traían. Pero el reciente 2024 prefirió, por las dudas, pedir un último consejo:

-¿Algo que me pueda decir, alguna idea de cómo actuar ante alguna situación específica que crea que me pueda ser útil?

El anciano frenó en su viaje hacia el olvido, se rascó la barba mansamente, y después de pensar tan solo algunos segundos, le respondió: 

-Sí, comprá dólares.

Pablo R. Gómez.

* Pablo R. Gómez, escritor autopercibido.

Instagram: @prgmez

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