¿Cuáles fueron las primeras bodegas argentinas que ganaron un premio internacional?
Nadie podrá negar el fuerte arraigo que el vino tiene en la sociedad argentina. A tal punto que hasta una fecha especial recuerda el Día Nacional del Vino Argentino (24 de noviembre).
Hay otra fecha histórica que honra al vino. Será el día 17 de abril de 1853 cuando Domingo Faustino Sarmiento fundó la Quinta Agronómica y la Escuela de Agricultura de Mendoza, que un siglo más tarde se convertirá en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo. Precisamente, es por esa fecha fundacional (17 de abril) que se festeja desde 2011, por iniciativa de “Wines of Argentina” a través de la propuesta de Lis Clement, Gerente de Marketing y Comunicación por ese entonces de la identidad, el Día Mundial del Malbec.
Pero volviendo hacia aquel 1853, debemos resaltar que fue el mismo Sarmiento quien le encomendó al agrónomo francés Michel Aimé Pouget la tarea de traer nuevas variedades de vides y adecuarlas a los suelos cuyanos. Y vaya paradoja, recién comenzaba la nueva organización nacional, y ya Mendoza a través de su gobernador Pedro Pascual Segura y su ministro Vicente Gil habían contratado a un joven visionario, Domingo Faustino Sarmiento, que volvía a la patria tras su exilio por diferencias políticas con “el rosismo”.
Sarmiento conoció a Pouget en Chile. Ambos habían emigrado de sus países natales. La puja entre unitarios y federales empujó al sanjuanino al país trasandino, mientras aquellos avatares revolucionarios europeos de mediados del siglo XIX, acompañados de una fuerte crisis económica y del sector agronómico (la plaga de la filoxera), hizo que el oriundo de Tours observara en el extremo sur del mundo la posibilidad de "hacerse la América".
Así empezó esta historia. Tras esa contratación oficial, Pouget junto a Justo Castro comenzaron la plantación de variedades de uvas originarias de Francia. Entre ellas el Malbec, proveniente de un antiguo cruzamiento de Magdeleine noir y Prunelard. Ese Justo Castro (compañero de ruta de Pouget) era un salteño que primeramente se había dedicado al comercio de mulas con Bolivia, y operaba en los mercados de Potosí, Cochabamba y La Paz. Su negocio de venta de mulas y burros se extendió también a Chile. Sin abandonar esta actividad, y tal vez pensando que la pronta llegada del ferrocarril terminaría con el negocio del traslado ganadero, empezó a pensar en un nuevo rumbo económico. Será su vinculación comercial en Chile con los franceses René Lefèbvre y Claude Gay, quienes lo estimularon a que ingresara al negocio de producción de uvas y vinos. Por Lefèbvre conoció a Pouget, y así se producirá su llegada a Mendoza.
Pouget pionero, aunque no el primero
Muchos especialistas corroboraron que no fue Pouget quien trajo la primera cepa de Malbec a Mendoza. "Los vinos europeos llegaron a Argentina de la mano de los inmigrantes españoles, italianos y franceses que trajeron las semillas" (Alberto Arizu: "El desconocido origen del vino más famoso de la Argentina" - Nota de Verónica Smink / 16 de abril de 2012). Lo que nadie podrá discutir fue el bien ganado carácter de "leyenda" de Pouget en el ámbito de la vitivinicultura, pues fue él quien más contribuyó al éxito que logró esta cepa en el país y su posterior exitosa proyección mundial. "Fue precisamente en la Quinta Agronómica donde Pouget investigó las distintas variedades de semillas y descubrió que el Malbec era particularmente apto para el suelo argentino, principalmente en Mendoza" (A. Arizu).
También es innegable que será Pouget quien más estimuló a los bodegueros argentinos a participar en eventos internacionales, acompañándolos en sus primeras giras europeas. Además, y en ese sentido "usó la denominación geográfica europea para llamar al primer vino de calidad elaborado en Argentina. Pouget lo llamó 'Burdeos', y con ese nombre lo presentó a Argentina y el mundo". (Pablo Lacoste: "El Vino del Inmigrante". CEM - U. de Congreso / 2003).
1895: El vino premiado de Rivadavia en la Cité du Vin – Bordeaux Rivadavia (al este de Mendoza) de fines de siglo XIX no escapaba comercial, productiva e industrialmente al resto de la provincia. La vitivinicultura empezaba a ocupar un lugar privilegiado, comenzando a extraer enormes ventajeas del aprovechamiento de la estratégica ubicación geográfica, convirtiéndose en un imprescindible articulador del comercio del Atlántico y el Pacífico. También los beneficios impositivos provinciales eximiendo de impuestos a los viñateros que ponderen cultivos en forma "intensiva", más los acuerdos comerciales e industriales con otras provincias sobre aranceles y tránsitos, serán un fuerte incentivo para el sector. Nacerá además una fuerte renovación en las comunicaciones y rutas, como así también en los insumos y materiales, lo que redundará en un favorable crecimiento de la vitivinicultura. El mejoramiento en la cantidad y calidad de los "stop" productivos potenciará los mercados y reconocimientos internos y externos.
Llegará entonces un reconocimiento internacional ponderable para los vinos mendocinos. Tal distinción (9 de diciembre de 1895) recayó en la firma del abogado Jorge de Fresalz (concejal municipal de Rivadavia en 1892 / 94). Fue en la prestigiosa Exposición Vitivinícola de Burdeos (Francia). Es de reconocer también que en esa oportunidad fueron galardonados otros vinos mendocinos: los vinos de la Compañía de Tunuyán.
Una réplica de la distinción y del "Diploma de Plata" otorgado en Francia fueron entregadas en agradecimiento por su apoyo al gobernador provincial Francisco Moyano en nota de 21 de octubre de 1896 y otra al Municipio de Rivadavia.
"(...) tenemos el honor de ofrecer al Superior Gobierno de Mendoza, una reproducción fotográfica del Diploma legalizado y de la Medalla de Plata, que nuestra sociedad ha obtenido por sus vinos en la Exposición Vitivinícola Internacional de Burdeos. (…) Pensamos que la distinción tiene interés para la historia económica de la Provincia". Sostenía la nota enviada al gobernador provincial.
La Bodega Fresalz en Rivadavia estaba ubicada muy cerca del Río Tunuyán (sobre el final de calle Chañar. Actualmente funciona en ese lugar la reconocida empresa internacional de soluciones aeronáuticas, escuela y talleres de la familia Cardama: "Aerotec").
Aquella propiedad (bodega y viñedo) de "Jorge de Fresalz y Compañía" había sido comprada al francés D' Abril, quien ya poseía cepas de uvas francesas, base de los futuros vinos premiados. Los D' Abril fueron una familia llegada a San Isidro (Rivadavia) en 1863 provenientes de Chile. Eran conocidos de Pouget, quien les habría recomendado radicarse en el este mendocino para continuar con sus proyectos agrícolas. Al igual que Pouget, la familia D' Abril además de viticultores, incursionarán en la horticultura, jardinería, arboricultura y apicultura.
Las vueltas de la historia
Así fue como desde las primeras cepas y honrosos galardones, Mendoza creará vinos Malbec superiores a aquellos de su país de origen. Y a más de un siglo de los reconocimientos en Burdeos, hoy el Malbec no solo es "la cepa insignia de Argentina", sino que el país cuenta con más de 43.000 has. de su variedad, estando en Mendoza el 86 % del total de su producción y más de 3.500.000 de quintales sobre un total de 4 millones en el país, generando una gran cantidad de puestos de trabajo y, sobre todo, millonarios ingresos a la provincia en carácter de exportaciones y turismo.
En fin; "vino, enséñame el arte de ver mi propia historia", escribirá Borges en su soneto al vino. Así el Malbec mendocino y toda la industria vitivinícola vuelven a convertirse, con el pretexto de estas notas, en un buen motivo para reafirmar un concepto: es imposible caminar hacia el futuro si no recordamos permanentemente desde dónde hemos partido.