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La historia de La Alameda, su relación con San Martín y la importancia para los mendocinos

El histórico paseo nació oficialmente en 1808. Fue embellecido durante la gobernación intendencia de San Martín, que - dicen - disfrutaba del lugar junto a su esposa.
Se dice que la costumbre de pasear por La Alameda la iniciaron el mismo San Martín y su esposa, Remedios Escalada Foto: Mendoza Antigua
Se dice que la costumbre de pasear por La Alameda la iniciaron el mismo San Martín y su esposa, Remedios Escalada Foto: Mendoza Antigua

En 1806 se comenzó a gestionar en Mendoza – según cuentan, a pedido de los vecinos - un paseo que luego se llamará “La Alameda” situado a un costado de la calle principal, la actual avenida San Martín –hasta la década de 1880 llamada San Nicolás–.

El 13 de agosto de 1808, nació oficialmente “La Alameda” como paseo. Se construyó con la ayuda de los vecinos y, por iniciativa del español Juan Francisco Cobo, se plantaron allí álamos, introducidos por él a la provincia.

Durante la gobernación intendencia del General José de San Martín en 1814, la Alameda fue embellecida y extendida a sus 7 cuadras actuales, convirtiéndose en un verdadero paseo público con una doble hilera de álamos, un rosedal y asientos de cada lado, generando un nuevo ámbito social separado de la plaza fundacional.

Gustavo Capone, “el viejo de historia”, dio detalles de este sitio icónico para la provincia, que hoy se prepara para una nueva remodelación.

“Desde el punto de vista histórico, si hay algo que representa a la ‘mendocinidad’ es La Alameda, que data de 1808. Ha habido una serie de reformas, pero es un signo identitario, muchas veces subestimado”, repasó Capone en Uno Nunca Sabe.

Más allá de que se ubica en la calle principal y que alberga la biblioteca histórica de Mendoza, es más antigua que cualquier otro lugar de los más conocidos de Mendoza, como el Cerro de la Gloria, el Parque o la Plaza Independencia.

“Son los primeros álamos que se plantan en Mendoza”, relató: “Se toma el ejemplo de Cádiz. Es un árbol que crece rápido, su madera es fácil de trabajar, no se tiene que exportar y muy piola para la zona nuestra”.

“Era uno de los pocos lugares recreativos que había, fue bastante mejorado por San Martín, de dos cuadras se lo llevó a seis”, detalló capone. “En el medio pasaba el histórico canal Tajamar, que le daba vida”.

Según recordó, “San Martín se imagina escuelas, bibliotecas. El solar de San Martín pasa a ser la biblioteca histórica”.

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