Opinión

El sufragio como piedra basal de la democracia

La votación se caracteriza porque una parte, o todos los integrantes, de un grupo participan deliberadamente en la toma de decisiones, expresando libremente su voluntad y preferencia.

Juan Pablo Limodio jueves, 16 de noviembre de 2023 · 09:58 hs
El sufragio como piedra basal de la democracia
El proceso de votación se entiende como una oportunidad para tomar parte de la vida de la comunidad. Foto: NA

Quedan pocos consensos en pie en Occidente, podemos decir que uno de ellos es que la democracia es la mejor forma de gobierno. Y que, dentro de esa lógica, el derecho a voto con libertad e independencia es uno de los principios más sagrados de la
democracia representativa. El proceso de votación se entiende como una oportunidad para tomar parte de la vida de la comunidad a la que cada uno pertenece y para ejercer el derecho de hacer valer su voz. 

El ejercicio y uso de esta herramienta genera civismo, participación y hasta generosidad. En definitiva, nos hace mejores ciudadanos. El hecho de votar nos enseña a pensar en el bien de los otros, en el bien común. El simple hecho de ir a una escuela, entrar al cuarto oscuro, elegir una boleta y poner un sobre en una urna ya nos cambia. Pero no solo por ese hecho, sino  precisamente por todo lo que pasa con anterioridad. Las charlas, las discusiones, la información, el tiempo que se dedica a entender lo que está en juego y a descubrir qué nos importa y quién de los candidatos nos representa mejor. Y por ese simple hecho de votar, nos sentimos que somos parte de algo más grande que cada uno de nosotros.

Se le atribuye a Abraham Lincoln la gran frase "Una papeleta de voto es más poderosa que una bala de fusil ...”. Ir a votar es cumplir con un ritual que tiene significado en sí mismo, el de elegir un sistema, que es imperfecto pero al que se lo elige por encima de cualquier otro. Dar el paso, aún en unas elecciones en las que resulta difícil elegir por un candidato, es una manera de expresar el apoyo por un sistema, por una identidad, por una forma de convivencia. Nuestro sistema contempla la herramienta del balotaje para terminar de definir quién será el que gobierne los próximos años nuestro país.

Ir a votar es cumplir con un ritual que tiene significado en sí mismo.
Foto: MDZ.

Cada uno de nosotros tiene el poder, que conlleva una gran responsabilidad, de elegir entre una u otra de las propuestas que nos encontraremos dentro del cuarto oscuro. Hay algo transformador en el hecho de votar, una mística que hace que ese acto se
vuelva transcendental. La participación en el día de la elección nos recuerda que somos libres. 

En estos días que vivimos con cercanía los cuarenta años de democracia, volvemos a hacer carne aquello de trascendental. Y desde ese ideal, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que queremos caminar juntos, más allá de nuestras opiniones y
preferencias. Que queremos luchar por constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestros hijos y para todos aquellos que quieran habitar el bendito suelo Argentino.

“La democracia no es una meta que se pueda alcanzar para dedicarse después a otros objetivos; es una condición que sólo se puede mantener si todo ciudadano la defiende.” (Rigoberta Menchú).

* Juan Pablo Limodio

Instagram: @jplimodio

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