Historia

La sorprendente historia del cacique que "inventó" al "Nahuelito", el monstruo del Nahuel Huapi

Martín “el jefe” Sheffield fue un excéntrico personaje de la historia. Sheriff en Estados Unidos, "cacique" en Argentina. Explorador y "descubridor" de uno de los mitos que rodea a la Patagonia: el misterioso "nahuelito".

Gustavo Capone
Gustavo Capone miércoles, 28 de septiembre de 2022 · 09:37 hs
La sorprendente historia del cacique que "inventó" al "Nahuelito", el monstruo del Nahuel Huapi
Foto: Archivo MDZ
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Durante estas semanas hemos sido testigos de varios encuentros bilaterales entre funcionarios de Argentina y EE.UU. Será este un buen pretexto para poder historiar una centenaria relación entre gringos, criollos, yanquis e indios. Lleno de avatares, conflictos mediante y plagado de sucesos que inundaron la dimensión política – económica y el inmenso imaginario popular.

Deberán existir cientos de hechos y circunstancias que vinculan nuestra nación con el país del norte. Hay nexos científicos, culturales, económicos, deportivos. Algunos nos resultaría agradable recordarlos. Por ejemplo: René Favaloro, quien desde la clínica de Cleveland (Ohio) concretó una investigación que originó el famoso “bypass”, cambiando radicalmente la historia mundial de las enfermedades coronarias. O un rivadaviense, el mendocino Enrique Gaviola, discípulo de Einstein, quien se convertirá en uno de los astrofísicos más reconocido del mundo, después que el gobierno de los EEUU y la International Education Board le concediera en 1927 la Beca Rockefeller para estudiar en Baltimore.  Mientras que paralelamente, sobre todo en el terreno político, seguramente no serían para nada grato algunas rememoraciones, por ejemplo, la histórica injerencia norteamericana en los quiebres constitucionales de nuestro país.

Pero existen también otro tipo de notas que unieron historias y hechos de personajes de ambas naciones. Algunos resultaran muy curiosos (prácticamente desconocidos) como es el caso de un aventurero texano que llegó a nuestras tierras y se convirtió en un emblemático cacique indio: Martín “el jefe” Sheffield, y quien dijo haber visto un plesiosaurio que aún algunos siguen buscando.

“Nacido en U.S.A.” (Born in the USA)

La historia que describiremos sucedió muchos años antes que Bruce Springsteen, también apodado “el jefe” (the boss), ídolo de la cultura popular norteamericana, compusiera su clásico disco “Born in the U.S.A.” (1984) donde relatará la historia de muchos “yanquis” que vivían al margen del “sueño americano”. Y si bien su letra era una crítica al trato que recibieron los veteranos de guerra de Vietnam, podría servir para introducirnos en el tema de Martín Sheffield.

“Born down in a dead mans tows / the first kick  took was when hit the ground”. (Nací en un pueblo de mala muerte / la primera patada que recibí fue cuando caí al suelo). Letra de “Nacido en USA”. Bien le cabría entonces esta estrofa a la vida de Martín “Boss” Sheffield, quien recalara en Argentina.

Llegará a la Patagonia allá por 1890, después de haberse desempeñado como sheriff en Texas y de no haber podido saldar algunas deudas personales y ser perseguido por una banda de forajidos que lo buscaba para vengarse. Sin apoyo y víctima de amenazas decidió venirse a Sudamérica tras nuevas opciones. Sobre todo, buscar oro, aunque la leyenda también sostenga que había llegado a estos “pagos” siguiendo el rastro de los famosísimos bandoleros Butch Cassidy y “Sundance Kid”, por cuyas “cabezas” se ofrecían suculentas recompensas.  

De sheriff a cacique indio

“El jefe” Sheffield había llegado a Chile desde EEUU y desde el país trasandino se trasladó a Mendoza donde estuvo radicado un breve tiempo.

Mendoza de fines de siglo XIX ya era conocida por ser un incipiente polo petrolero y gasífero, merito de la acción pionera de Carlos Fader, generando siempre atracción a emprendedores serios, o a los audaces aventureros. La propuesta no lo conformó al audaz aventurero y decidió seguir camino hasta San Carlos de Bariloche en busca de oro.

Su tarea comenzó en los arroyos que descarga el río Chubut. Le fue muy bien. Su fama creció vertiginosamente. En poco tiempo se convirtió en un verdadero personaje. El Bolsón, Ñorquincó y Esquel fueron su centro de operaciones. Y en las noches, las andanzas y juergas de “El jefe” se multiplicaron. Carismático y seductor hacia alarde de sus hazañas en EEUU, a las cuales correspondía dando demostraciones de su brillante puntería con su revolver Colt o con su fusil. Los salones y bares se preparaban para recibir a Sheffield. Era todo un espectáculo. “(…) podía armar un espectáculo que dejaba a todos asombrados o despedirse de un boliche a la madrugada dejando lámparas, vasos y botellas destruidos a balazos, con esa habilidad nata de un cowboy del cine”. (Héctor Pérez Morando)

En esas circunstancias conocerá a María Pichún, descendiente directa de una línea de caciques tehuelches, con quien tendrá 12 hijos. Así fue, como al poco tiempo “El jefe”, reinaba entre criollos y gringos por su carisma y entre los indios por ser su cacique. 

El plesiosaurio que “encontró”

Esta es la parte de su historia que lo hará inmortal. Todo empezó cuando Clemente Onelli (italiano) fue designado por el presidente Roca en 1904 a cargo de la Dirección del Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires. La gestión de Onelli fue tan recordada como extensa.

Lo cierto es que, ya con algunos años al frente del zoológico, Onelli tomó nota de una carta que Sheffield le había enviado tentándolo con la posibilidad de incorpo­rar al zoológico un espécimen único. Sheffield decía que había encontrado huellas de un animal de gran porte en la zona del lago Epuyén. Declaraba que había llegado a verlo: “tenía cuello largo y cabeza de cisne. Su cuerpo es de cocodrilo y nadaba como una tortuga”. Obviamente esto tentó a Onelli, quien organizó una expedición en busca de un supuesto bicho milenario. Lamentablemente (lógico) no encontraron nada.

Hace algunos años, la anciana Juana Sheffield, última sobreviviente de la familia, reveló que cuando tenía ocho años, ella y su hermano, habían sido los primeros en ver al animal. Pero lo recordaba “cubierto de vello amarillento, echado en la orilla y bramando como una vaca”. Nada que se pareciera a un lagarto.

“Sheffield lo hizo”. Un día apareció Nahuelito

Pasaron los años; la leyenda del creativo hallazgo de Sheffield se enriqueció y acabó por afincarse definitivamente en el lago Nahuel Huapi. Mudándose de su original Chubut hasta Río Negro. Algún promotor bautizó “Nahuelito” al saurio a la manera de “Nessie” (aquel monstruo del lago Ness - Escocia).

Se solía decir que, por el aspecto que le atribuyeron, sería un plesiosaurio. Esta especie habitó la zona de la Patagonia cuando el paisaje era muy distinto, encontrándose innumerable cantidad de fósiles que testimoniaron su paso por estas tierras. Pero esta especie, con toda su parentela más cercana, vivieron entre el Triásico y el Cretácico y los lagos del Sur se formaron después de las glaciaciones, muchos millones de años posteriores de que los dinosaurios se hubieran extinguido.

Sheffield “el influencer”: Alvear, diarios, cigarrillos y un tango

Lo cierto es que la noticia del supuesto hallazgo llegó tan lejos que fue tema de la campaña electoral de 1922 (cuando es electo presidente Marcelo T. de Alvear) y hasta mereció notas en “La Nación”, “Caras y Caretas”, “Crónica”, “The New York Times”, en la prestigiosa “Scientific American”. Hasta el gobierno de EEUU mandó una comisión para verificar el tema y entrevistarse personalmente con Sheffield.

También apareció una marca de cigarrillos “Plesiosaurio” y reconocidos tangueros como D’Agostino y Morbidelli compusieron un tango que hizo furor. “Yo soy un pobre animal buscado / por los ingratos y sin conciencia. Porque soy raro y también soy curioso / según dice la gente por allí. Dejemén solo aquí gozando / en la soledad de este lago”; decía parte de la letra. Quién diría hasta dónde había calado la creatividad de “El jefe”.

Pero hay más. Un aviso de la tabacalera Piccardo contaba cómo los expedicionarios lograban capturar al monstruo con solo invitarlo a fumar un cigarrillo “43”. La editorial Atlántida fue sponsor de la expedición y el Correo Argentino organizó una colecta para apoyar la expedición.

La leyenda continúa. Pronto veremos a Lagunitus, Esteritus o Embalsanitus

Cada tanto se dan a conocer nuevas fotos de autores anónimos como pruebas de la presencia del supuesto monstruo. Se diría que el plesiosauro se multiplicó porque también se empezó a ver en los lagos Huechulafquen y Mascardi. La competencia turística es feroz y cada municipio sueña con tener un bicho de estos. Aquella creación de “el jefe” Sheffield realmente fue un acierto. Quién te dice que por ahí vemos uno de estos bichos en el Lago San Roque de Córdoba, los Esteros de Ibera antes que el hombre los destruya, la Laguna de Brealito en Salta o por el bien de Mendoza en Portezuelo del Viento, El baqueano, o cualquier otro que se les ocurra.   

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