Argentina campeón del mundo: una fiesta que crece y la 9 de Julio, llena de bote a bote

Mientras millones de argentinos permanecen frente a las pantallas disfrutando de las imágenes que llegan desde Doha, miles de personas siguen llegando a la zona del Obelisco para sumarse a lo que ya es una gran fiesta nacional por el triunfo de a Argentina en el Mundial de Qatar 2022.

Según los primeros cálculos, más de 40 mil personas ya colman la Avenida 9 de Julio y la Plaza de la República, una cifra que casi iguala a la convocatoria que logró Raúl Alfonsín en el cierre de la campaña en 1983, que culminó con el triunfo que restituyó la democracia al país. El servicio del Metrobús se encuentra totalmente interrumpido, la gente se sube a semáforos, paradas de colectivo y todo al canto de "dale campeón!!".

La euforia gana la calle y hasta el Teatro Colón se convierte en un ícono luego de que un grupo de hinchas lograra colgar en el frente del mayor coliseo argentino una camiseta argentina gigante.

Bajo un clima agradaibilísimo, familias, grupos de amigos y personas de todas las edades se acercan a lo que si dudas será el centro de los festejos nacionales por el triunfo de la Argentina en el Mundial de Qatar 2022.

Todos los fanáticos llegan a pie y en subte desde distintos puntos de la Ciudad, mientras comienzan a llenarse las autopistas y los principales accesos al centro porteño.

Las imágenes son conmovedoras: autos con personas sentadas en las ventanas, balcones pletóricos de banderas que se agitan y el sonido de los cánticos populares que ensordecen. Buenos Aires es una fiesta. 

Los festejos estallan espontáneamente en toda la ciudad, en las principales esquinas de todos los barrios. Palermo, Belgrano, Chacarita, Coghlan, Villa Devoto y Almagro concentran a cientos de habitantes que se vuelcan a las calles a celebrar la victoria argentina.

Todos se suman a los festejos: médicos, bomberos, policías y hasta religiosos de distintas congregaciones que salen a la calle empujados por la euforia y la emoción.

La alegría inunda la Ciudad. Y hasta los sacerdotes de San Nicolás de Bari salieron a celebrar, se sumaron a los cánticos y generaron la adhesión de la gente que caminaba hacia el Obelisco.