Sequía y calentamiento global

Advierten que la degradación del arbolado público podría generar una catástrofe ambiental

Un ingeniero agrónomo que trabaja en defensa de este recurso vital detalla que Mendoza podría volverse inhabitable si los árboles no se conservan de manera adecuada. Asegura que es necesario regarlos y que el agua debe ser administrada de manera más eficaz.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 14 de diciembre de 2022 · 07:07 hs
Advierten que la degradación del arbolado público podría generar una catástrofe ambiental
Los árboles son el pulmón de la ciudad. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Fueron miles, por generaciones, quienes para garantizar la vida en el desierto mantuvieron sus rostros de cara al suelo, clavando estacas, abriendo surcos, nutriendo la tierra. Descendientes de inmigrantes, mestizos y nativos, trazaron a base de esfuerzo la posibilidad de crear bosques con sombra y más oxígeno en espacios donde la sequedad había reinado por siglos. Desviaron cauces rogando al cielo que el agua no dejara de drenar por las laderas de la montaña. Construyeron acequias y perfilaron a lo largo de la historia la matriz que deja a Mendoza en el mapa nacional como una de las provincias más resilientes pese a lo agreste de su clima.

Álamos, acacias, moras, plátanos y ciruelos; sauces, paraísos, tilos y jacarandás, son solo una parte de las especies de árboles que a lo largo del tiempo crecieron a la orilla de acequias, en parques, plazas y paseos. Se transformaron en los pulmones de ciudades y pueblos que solo gracias a ellos lograron mejorar la calidad de su medio ambiente. Hoy, los grandes interrogantes a nivel global, nacional y local apuntan justamente a responder cómo serán las estrategias a futuro en el actual contexto: el agua escasea, el calentamiento global avanza y las condiciones ambientales exigen un redireccionamiento de las prioridades a la hora de distribuir el recurso hídrico. 

Una de las posibilidades planteadas por el Gobierno Provincial, en el marco de ese "reordenamiento" en la administración del agua para riego y consumo tiene que ver, por ejemplo, con minimizar el drenaje por las acequias (y que permite alimentar las raíces de las arboledas) y pautar con cada uno de los 18 municipios el compromiso de regar las especies a demanda, a través de camiones. Un desafío no menor, si se tiene en cuenta que esa misma modalidad debe sostenerse a lo largo de los años y con los recursos necesarios.

Árboles para garantizar la vida

Mientras nuevas voces buscan ser oídas para resolver el tema que desvela hoy a los mendocinos, desde las entidades que defienden el arbolado público han alertado sobre el riesgo ambiental extremo que generaría no poder mantener el riego de las especies que hoy siguen en pie. "Mendoza es un desierto; sin árboles no podemos vivir. Es fundamental cuidarlos y protegerlos porque los ejemplares que se destruyan hoy, tal vez nunca más los tengamos. Estamos en una situación de cambio climático y ya lo estamos viviendo. Las acciones siempre deben estar concentradas en defender el arbolado y los espacios verdes", expresó Lorenzo Ferretjans, ingeniero agrónomo de amplia trayectoria e integrante de la organización Guardianes del Arbolado Público.

El parque General San Martín es uno de los espacios clave para favorecer la calidad de vida en Mendoza.

Desde su visión, es clave para la provincia, el cumplimiento de la Ley N° 7478 -sancionada en junio de 2008- , que establece la conservación del arbolado público como una herramienta vital para garantizar la sustentabilidad. La norma establece además que el sistema del arbolado público es "un patrimonio natural y cultural de los mendocinos". Y establece las responsabilidades del Estado provincial, los municipios y los particulares para preservarlo, cuidarlo y evitar su degradación en pos de garantizar la vida en suelo mendocino. Justamente, uno de los motivos de los pedidos que llevan adelante desde las asociaciones que trabajan en pos del cuidado del medio ambiente está relacionado a la necesidad de conservar las arboledas antiguas.

Acciones "riesgosas"

En ese sentido, Ferretjans citó que en varias oportunidades desde la asociación han presentado pedidos y denuncias para evitar que se tale a 300 árboles en la ruta a El Challao (hacia Papagayos), en el marco de las obras viales que se están ejecutando en la ruta provincial N° 99. Las intervenciones de poda y recambio de ejemplares en el parque General San Martín como así también el estado en el que se encuentran los árboles y ligustros de varios sectores del paseo se han sumado a las advertencias que ha realizado la entidad. Ahora, aseguran, la problemática acerca de las amenazas que plantea el riesgo de degradación del arbolado (tanto implantado como autóctono) es aún más profunda: "Si no hacemos algo para evitar que se sigan produciendo talas, como ocurrió en calle Pose o que se sequen las plazas como están sucediendo en algunos municipios, entonces el futuro será aún más complejo para los mendocinos", expresó el ingeniero agrónomo.

La poda de las especies de debe realizar de manera controlada y cuidando cada ejemplar.

Ferretjans detalló además que "hemos estado presentes como Los Guardianes del Arbolado, en varias reuniones que se han realizado entre Vecinos Autoconvocados, Uniones Vecinales y asociaciones civiles, con el objeto de tomar conocimiento de las obras adjudicadas, peticionar a las autoridades para tratar de que haya otros beneficios para los vecinos y que se salven los árboles de la ruta". Puntualizó que en las reuniones realizadas se ha llegado a un consenso en varios puntos y que también se ha solicitado que "se tenga en cuenta el Acuerdo de Escazú para garantizar la participación pública en el acceso a la información, en la toma de decisiones y en el acceso a la justicia, en asuntos ambientales y fundamentalmente de manera urgente una mesa de diálogo con funcionarios y proyectistas competentes en el tema".

Más que un sello de identidad

Aclaró el profesional que de hecho, los árboles en Mendoza constituyen su identidad y son en definitiva, el componente del entorno que permite evitar el calentamiento del suelo gracias a su sombra. Pero además, aportan humedad, oxígeno, bajan la temperatura del ambiente y retienen las partículas contaminantes en sus hojas. Justamente, el motivo por el cual fueron implantados hace más de cien años -destacó Ferretjans- reside en garantizar la salud de la población en un territorio desértico.

"No hay que olvidar que en la ciudad las acequias también tienen la función de recibir y evacuar el caudal del agua del agua que proviene de las lluvias", destacó el especialista al dar cuenta del valor ambiental, patrimonial y cultural que guarda el sistema de acequias y arbolado de la provincia.

Por esto, destacó, es prioritario hacer más eficientes los sistemas de riego en las fincas, por ejemplo para evitar que el agua se derroche en el sistema. Pero además, el ingeniero agrónomo recordó la necesidad de que la provincia logre revertir las pérdidas que se ocasionan en la red de distribución de agua potable. "No regar los árboles dejando que se sequen, es un verdadero crimen. Mientras en todo el mundo se trata de plantar árboles, como acción principal para paliar la degradación ambiental, aquí, se está dejando que se destruya un patrimonio básico de nuestra tierra que es imprescindible para la salud, la vida, la cultura y nuestra tradición", advirtió el profesional. 

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