Opinión

Más que orgullosos, colorados de vergüenza

El Gobierno anunció esta semana la implementación del Sistema de Información Digital Educativa, una herramienta que ya existe y fue implementada por algunas jurisdicciones.

Ángeles Reig
Ángeles Reig viernes, 11 de noviembre de 2022 · 11:30 hs
Más que orgullosos, colorados de vergüenza

El presidente de la Nación, Alberto Fernández y Jaime Perczyk, ministro de Educación, presentaron este miércoles el SiNiDe, el Sistema de Información Digital Educativa, en un acto en el que no faltaron alumnos y docentes aplaudiendo en el mismo horario en el que deberían haber estado en el aula, aprendiendo o enseñando.

Las paradojas y cierto grado de cinismo que se percibieron en el acto, no solo se limitaron al marco escenográfico sino también al contenido de la presentación.

En un lenguaje ambiguo, que oscilaba entre el uso del tiempo futuro, el pretérito perfecto y el presente, el ministro intentó anunciar el lanzamiento de un sistema que ya existe y fue implementado en algunas jurisdicciones.

El derrotero del SiNiDE

En 2012, el Ministerio de Educación pautaba las líneas de acción para diseñar en implementar el Sistema de Información Digital Educativa, a través de la Resolución 1042/2012.

En 2014, el Consejo Federal de Educación aprobaba su implementación y establecía una serie de metas a cumplir entre 2014 y 2019.

Dos años después, el mismo Consejo emitía una nueva resolución que era prácticamente una copia de la anterior, pero modificando las etapas de implementación. Lo que debió hacerse entre 2014 y 2015 era ahora la meta para 2016 – 2018. Procrastinación explícita.

Ya en 2020 nos encontramos con un SiNiDE creado y con algunos avances en cuatro jurisdicciones.

En resumen, 10 años más tarde asistimos al lanzamiento de un sistema nacional nominalizado de alumnos y sus trayectorias, algo que ya deberíamos tener funcionando. Somos uno de los pocos países de la región en no contar con un sistema de estas características. Brasil lo implementó en 2007, Chile en 2009, Paraguay cuenta con el suyo desde 2016.

 Además, si generar el sistema llevó 10 años, ¿cuánto llevará implementarlo de forma efectiva en todo el territorio nacional? Y lo que es peor ¿cuánto llevará empezar a solucionar los problemas que a través de él se detecten?

La necesidad de un sistema nominal

La necesidad de este instrumento es, desde todo punto de vista, imprescindible. Hoy, el sistema educativo argentino toma decisiones a ciegas. La información está muy fragmentada y, en la mayoría de los casos, es poco confiable.

Ya lo destacaba Ignacio Ibarzábal, director Ejecutivo de Argentinos por la Educación en el Coloquio de IDEA: “Los sistemas nominales de información son una herramienta de gestión fundamental para la toma de decisiones basadas en evidencia. Si bien en Argentina se viene trabajando en el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE) desde 2012, aún somos de los pocos países de la región que no han logrado consolidar un sistema de información educativa que permita seguir la trayectoria de cada estudiante a nivel nacional.” También fue una de las inquietudes que le manifestaron al Presidente en la reunión que miembros de dicha organización mantuvieron en Casa de Gobierno.

La realidad más urgente que no puede esperar

En su discurso, Alberto Fernández afirmó que el sistema permitirá detectar los casos de ausentismo, discontinuidad o abandono. Sin embargo, este es un drama cotidiano para quienes asisten o trabajan en escuelas públicas.

En barrios de alta vulnerabilidad del conurbano bonaerense, hay cursos que tienen entre 35 y 40 chicos anotados, pero en el aula hay unos 20. Y, lo que es peor, bancos para 30. Es decir, la escuela ya sabe que no todos los chicos que están anotados van. Independientemente de que haya un sistema de información, el dato existe, los propios compañeros lo saben: “Fulanito no viene más, pero pasa caminando por mi casa”, comentan.

Por otra parte, a esta herramienta de información le falta su contracara. ¿Dónde está el registro de trayectoria docente? De ese ausentismo nadie habla. ¿Cómo va a hacer el Estado para convencer a una madre que mande a su hijo a la escuela si cuando lo lleva la maestra no está? Es habitual la imagen de la directora haciendo malabares para cubrir dos o tres cursos cuya docente faltó.

Mientras tanto, los índices de rendimiento escolar son cada vez peores. Celebramos que el Gobierno avance en la búsqueda de mejoras y soluciones, pero, frente a esta situación no deberían estar orgullosos, sino colorados de vergüenza.

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