Emprender en el exterior

Son rosarinas, emigraron a Playa del Carmen y ahí crearon una marca de bikinis éxito en el mundo

Guillermina y Milagros Dabove son dos hermanas argentinas que emigraron a México y allí le dieron vida a "La Bikinería", un emprendimiento que produce bikinis y demás prendas y las exporta al mundo.

Felicitas Oyhenart
Felicitas Oyhenart domingo, 19 de septiembre de 2021 · 06:54 hs
Son rosarinas, emigraron a Playa del Carmen y ahí crearon una marca de bikinis éxito en el mundo
Guillermina y Milagros diseñan las prendas, seleccionan las telas y son familias mexicanas las que las producen en talleres.

"Acá quiero vivir", expresó cuando viajó por primera vez a México Guillermina Dabove (35) una diseñadora rosarina que emigró y a hace 11 años vive en Playa del Carmen. Cinco años después, de es gran hito en su vida, se sumó a su aventura su hermana Milagros (30), ingeniera química, y hoy las dos son la cabeza de una exitosa marca de bikinis e indumentaria que exporta al mundo.

La Bikinería, emprendimiento de estas dos hermanas rosarinas, comenzó con un pequeño chiringuito o "palapita" frente al mar en Playa del Carmen y ahora exporta a todo el mundo prendas exclusivas diseñadas por ellas y elaboradas artesanalmente en los pequeños pueblos de México.

Para conocer en profundidad su historia, MDZ dialogó con Guillermina la mayor de las hermanas y la primera que se animó a dar el gran paso y emigrar. Era a penas una adolescente cuando el destino fue marcando el camino para llevarla hasta la vida que hoy tiene. Ella recuerda, que Pancho Dotto la vio en el shopping de Rosario y la invitó a participar en un scouting de modelos en esa ciudad, las seleccionadas viajarían ese verano a Punta del Este.

Guillermina decidió participar, quedó seleccionada y viajó un mes a trabajar en Uruguay. Al finalizar la temporada, se mudó a Buenos Aires y desde allí viajaba y trabajaba junto al resto de las modelos de la agencia. "En uno de esos viajes fuimos a Acapulco, México, y vibre tan lindo con el lugar que me acuerdo que dije: ´quiero que este sea mi lugar para vivir y para tener mi familia´, era algo que siempre tuve muy seguro siempre".

Fue así, que al regresar de aquel viaje le comunicó a la agencia de Pancho Dotto que quería emigrar a México y comenzaron las gestiones mudarse a DF (Ciudad de México), donde trabajó en comerciales, desfiles y campañas. Pero México no solo le brindaría oportunidades laborales. En una de sus visitas a Playa del Carmen el destino quiso que encontrará el amor, conoció a quien hoy es su marido con quien hoy tiene dos hijos.

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Guillermina junto a su familia

Luego de una relación a distancia durante un año, ambos decidieron comenzar juntos una nueva vida en el Caribe mexicano. Guillermina siempre fue una mujer con ideas muy claras y convencida de lo que quería para su vida, "yo quería tener mi propio proyecto" por ello, comenzó a pensar qué podría hacer ella allí.

Antes de mudarse desde DF, una marca de trajes de baño de Argentina la contrató como modelo para sus campañas y le comunicó que además de pagarle le entregarían bikinis. "Pensé que esa era la oportunidad para emprender en Playa del Carmen". Luego de esa producción, viajó solo con "una maletita y todas las bikinis y las empecé a vender a amigas y conocidos", recuerda Guillermina.

Al tiempo de comenzar con ese proyecto, su marido abrió un reconocido club de playa, Canibal Royal, y una nueva oportunidad llegaba a la vida de la rosarina. "Ahí puse un tendedero bajo una palapita al lado del mar con todos mis bikinis. Era algo muy tranquilo acorde con lo que era en ese momento Playa del Carmen, un pueblo bastante virgen". A los tres meses le ofrecieron un local chico en plena Quinta Avenida, el punto neurálgico de las tiendas y restaurantes de este destino, "no lo dude ni un segundo, sume otras bikinis y ropa de mayoristas y empecé con eso".

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Guillermina junto a uno de sus hijos en el local de Playa Del Carmen

Desde México al mundo

Pero Guillermina siempre había soñado con diseñar ella misma las prendas que vendía, y hasta lograrlo no iba a detenerse. "A los cinco años de abrir el local se muda mi hermana Milagros desde Argentina. Con ella comenzamos a buscar comunidades que nos pudieran ayudar con este proyecto, que se encargarán de coser, teñir las prendas", comparte.

Milagros Dabove se sumó al proyecto de su hermana y hoy las dos llevan adelante La Bikinería.


La emprendedora rosarina hace una pausa y reflexiona sobre los pasos que ha dado en todos estos años. Mira hacia atrás y asegura que si bien no fue fácil darle forma a lo que hoy es La Bikinería, el esfuerzo valió la pena y las llevó a tener hoy talleres en distintos pueblos de México donde se producen las prendas.

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Hace 5 años que las rosarinas comenzaron a fabricar sus prendas en México.

"Estamos muy contentas de poder trabajar con familias y que ellos tengan un trabajo y ambiente respetado. Que podamos plasmar en nuestras prendas los valores que tenemos", cuenta con orgullo Guillermina. El negocio se fue expandiendo y hoy, además del local de Playa del Carmen cuentan con uno en Tulum y distintos puntos de venta en todo el mundo, "vendemos a Australia, Nueva York, Colombia y la idea es seguir creciendo".

La rosarina se muestra agradecida con las oportunidades que le ha brindado México a ella y a su familia, "yo tengo mi empresa, mis hermanas en plena pandemia abrieron una tienda de ropa acá también. En Argentina eso no se hubiese podido dar, porque falta mucha estabilidad que acá sí hay" y agrega: "Si vos sos emprendedor, pensás en un plan de negocios a dos o tres años y comienza a haber inflación o trabas eso comienza a frustrarte".

Toda su vida se encuentra en México, inclusive su grupo de amigos, pero las raíces siempre tirarán. "A la Argentina viajamos una o dos veces al año, nos encanta ir. Extraño las charlas allá, los olores de la comida, la mesa grande familiar los domingos".

Si bien Guillermina y Milagros proyectan abrir un local en Argentina, "cuando se acomoden las cosas en allá", no tiene en sus planes volver a vivir a su tierra natal. "Somos muy afortunadas de vivir acá, cerca del mar y en la naturaleza. Con todo lo que pasó con la pandemia valoramos mucho más el lugar en el que estamos".

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