Tiene 67 años y sigue peregrinando a Salta para agradecer el milagro que le salvo la vida
"Me volvieron a dar la vida" cuenta, Marisabel Ossola, quien sufría de un cáncer de columna, y después de rezarle al Señor y la Virgen del Milagro, quedó curada.
Este 15 de septiembre, las imágenes peregrinas recorren la ciudad de Salta, un trayecto que abarcará 57km y durará 4 horas. Marisabel Ossola tiene 67 años, es de Chicoana y hace 13 años que peregrina a la capital de su provincia para agradecerle a Dios el milagro le que concedió.
A pesar de que este año es una peregrinación atípica por la pandemia, Marisabel no deja de cumplir su promesa de ir todos los años el 15 de septiembre a la peregrinación de el Señor y la Virgen del Milagro, donde se renueva el pacto de fidelidad, sacando las imágenes por las calles de la ciudad.
“Mi caso es bastante milagroso. En el año 2008 me diagnosticaron un cáncer en la columna. Fue un momento muy doloroso, pasé por montones de resonancias magnéticas y encefalogramas óseos. Quería curarme, y lo único que podía hacer era rezar. Salta tiene al Señor y la Virgen del Milagro como patrones tutelares, así que empecé a realizar las súplicas y rezar las novenas, días antes del 15 de septiembre, cuando salen las imágenes", recuerda la salteña.
"Luego de tantos estudios y biopsias, no lo podía creer cuando me salieron todos los resultados negativos, estaba curada. Desde ese momento empecé a asistir a la peregrinación. Nunca pude caminar, porque mi columna no me lo permite, que aunque no siga con cáncer sigo teniendo dolores", explica Marisabel.
Cuenta que todos los salteños conoces acerca de la peregrinación, pero ella "no se metía en eso". Ahora asiste todos los años. "Empiezo con las novenas, que se rezan nueve días antes de cualquier celebración patronal, y el 15 de septiembre voy a Salta Capital a ver salir las imágenes. Le prometí a el Señor y a la Virgen que si todo salía bien iría todos los años, a partir del mediodía, en medio del frío o del sol, esperando, hasta las 4 de la tarde", asegura ella.
"Siempre digo que ellos son mis hacedores, me volvieron a dar la vida. Si bien era católica, no era practicante. A partir de todo lo que hicieron por mí empecé a cambiar mi vida espiritual. Ver que ya no estaba enferma me cambió mi vida. Me volví devota de corazón", cuenta Marisabel.
"La peregrinación es algo tan emotivo, tan emocionante. Ver a la gente con toda su fe, millares de personas que vienen caminado por dos o tres semanas, de todas partes de la Sata incluso de otras provincias, que duermen al aire libre, cruzan ríos, con hambre y frío, pero vienen cantado y caminando con una fe increíble, es un testimonio del amor de Dios", asegura Marisabel.

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