El tejido como excusa para conocer los secretos de la cultura andina
El proyecto lo impulsan tres amigas que, enamoradas del Noroeste Argentino, mezclan viajes con talleres de artesanías y experiencias únicas a fin de acercarse a las comunidades de los pueblos originarios, conocer sus secretos y apoyar su desarrollo.
“Comenzamos viajando con el objetico de acercarnos a las comunidades de los pueblos originarios para aprender sus saberes ancestrales, su forma de abordar la artesanía y su manera de estar en el mundo. Desde el primer momento el proyecto tuvo ese espíritu, ser puente entre la comunidad más occidentalizada y el mundo andino” cuenta Flor Cacciabue, una de las fundadora de Abra, un proyecto que busca tejer lazos entre comunidades. Junto a Isabel Hardoy y Carmela Irizar creó un emprendimiento que incluye talleres, viajes y comercio justo y que busca conocer la magia detrás de los tejidos norteños.
El proyecto consiste en abrir rutas y realizar diferentes recorridos. Desde el 2017 viajan a Humahuaca, donde visitan a varias comunidades de la Quebrada y la Puna. “Hacemos un recorrido por distintas cooperativas y talleres de artesanos independientes. Es un proyecto de artesanía y territorio. Trabajamos con tintes, tejido en telares y bordados” cuenta Florencia.
Lo interesante de esta experiencia es la incorporación de las técnicas que utilizan las distintas comunidades a las que visitan. “Además de la artesanía, buscamos aprender de su cultura, su cosmovisión y creencias. El 28 de agosto salimos con un nuevo grupo de viajeras a Humahuaca y participaremos de la Corpachada, donde se le da de comer y beber a la Madre Tierra, buscando una buena cosecha. Es una ceremonia y celebración de la cual estamos alejadas, y lo que hacemos es poner en valor, reconocer a los pueblos originarios con sus celebraciones y formar parte de ellas” explica la artesana.
Conocer otra cultura y poder reconocerla como propia es el objetivo de estos viajes. “Parece muy ajena, pero terminas dándote cuenta cuánto de nuestras raíces están ahí” asegura Florencia y agrega: “Las viajeras vuelven enamoradísimas, se llevan la experiencia de un aprendizaje diferente a todo lo que les habían enseñado. Venimos de una educación más teórica, y las mujeres artesanas transmiten sus conocimientos de generación en generación. Hay mucha cultura ancestral preservada en la zona andina, y lo que hacemos es visibilizarla”.
Viajan con quien tengan ganas de realizar la experiencia, está abierto a mayores de 18 años y cuentan con un público mayormente femenino. “Se anotan estudiantes de arte, diseño y hasta mujeres que ya se encuentran en un momento de la vida donde quieren experimentar y descansar” cuenta la organizadora.