Universidad de Buenos Aires

De la vanguardia a la crisis: la UBA bajo la mirada crítica de una amante de la ciencia

“Soy una orgullosa exalumna y exdocente de la Universidad de Buenos Aires”, asegura Ana María. Con más de 30 años de trayectoria en la institución, recuerda cómo impactaron dos momentos clave de la historia en su trayectoria académica y aporta una mirada sobre el presente de la institución.

Santiago Alvarez Tocalli jueves, 19 de agosto de 2021 · 20:44 hs
De la vanguardia a la crisis: la UBA bajo la mirada crítica de una amante de la ciencia
UBA Primera sede de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales, en la Manzana de las Luces Foto: UBA

Ana María fue alumna y profesora de la Universidad de Buenos Aires durante más de 30 años. En diálogo con MDZ relata cómo fue su experiencia en la UBA y que cambios vivió a lo largo de todos los años que transitó.

-¿Cuál fue tu rol en la UBA durante los años que estuviste?
-Soy licenciada y doctora en química, y todos mis estudios los hice en la UBA. Cuando comencé a estudiar, allá por fines de la década del 50, la universidad estaba ubicada en la Manzana de las Luces. Para el 1966 hice mi tesis en química orgánica. Luego comenzó mi trayectoria como profesora por 27 años, así que gran parte de mi vida la transité junto a la Universidad de Buenos Aires.

-¿Cómo era la Universidad de Buenos Aires en los inicios de tu trayectoria?
-Sin lugar a duda, la UBA en ese entonces era increíblemente prestigiosa, era una época donde reinaban las innovaciones tecnológicas. Recuerdo por ejemplo que a principio de la década del 60 el director de departamentos, quien era un muy reconocido químico, consiguió el primer aparato de resonancia magnética nuclear en américa del sur, lo que resultó en que declararan al departamento de química orgánica “centro de excelencia”, estábamos sumamente orgullosos. La historia de Clementina, primera computadora que hubo en el país, también evidencia que la UBA estaba a la vanguardia. El doctor Manuel Sadosky era profesor de matemática y fue el que trajo al país, en la década del 60, la primera computadora a válvula. Lógicamente era muy distintas a las de hoy en día, por lo pronto necesitaba de un cuarto exclusivamente para que sea operativa, a la que le pusieron de nombre Clementina. Me acuerdo que iba al departamento de matemática y le entregaba a Clementina los viernes a la tarde unos cálculos cuyos resultados recién obtenía el resultado entre el lunes y el martes, ¡Esos cálculos hoy se hacen con un teléfono celular!

Clementina, la icónica computadora de la UBA en funcionamiento. | Fuente: UBA

-Eras alumna en el '66, el año de la noche de los bastones largos... ¿estabas en la universidad ese 29 de julio?
-Sí, y me salvé por poco. Recuerdo que salí diez minutos antes de que el gobierno invadiera las universidades, había terminado una experiencia en el laboratorio de química y terminé un rato antes entonces me pude ir. Me enteré de todo al día siguiente, recién entonces supe que los policías entraron y se llevaron detenidos a quiénes se cruzaron. En la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA había mucha de las personas a las que los militares querían encontrar, jóvenes que alzaban su voz ante el gobierno, entonces comenzaron a llevarse a todos a la comisaria. Ni el vicedecano se salvó, fue una noche tremenda.

Alumnos arrestados en la "noche de los bastones largos" | Fuente: Ministerio de Cultura

-¿Cómo repercutió la dictadura de 1976 en la Universidad de Buenos Aires?
-Fue una época complicada, muy complicada. En la Facultad de Ciencias Exactas que fue donde yo me desarrollé era una de las que tomaban una postura más de izquierda dentro de la UBA, lo que fue en algún modo un agravante para el desarrollo educativo en la época de la dictadura. Era preocupante la sensación de ver como compañeros o conocidos de la universidad eran capturados, a los que estaban marcados por el gobierno por algún motivo los iban a buscar. Hasta muchos de ellos nunca habían hablado de política en público, pero si tenían algún familiar que los militares enemistaban, corrían la misma suerte.
Recuerdo con mucha emoción un cartel que había en la entrada de la Facultad de Ciencias Exactas cuando yo asistía, que contenía los nombres de todos los universitarios desaparecidos en la dictadura militar. En ese homenaje encontrábamos los nombres de compañeros y colegas, fue realmente estremecedor.

Homenaje a los universitarios desaparecidos durante la dictadura. | Fuente: Exactas UBA

-¿Cómo ves a la UBA hoy?
-La educación pública universitaria es muy importante y es fundamental que se siga desarrollando, pero para eso hacen falta fondos que muchas veces escasean. La falta de presupuesto hizo que la UBA se estancara en algunos aspectos y, con el tiempo, se fue perdiendo mucho de la excelencia que había en un principio. Por ejemplo, cuando llegó Clementina éramos la primera universidad que era acreedora de semejante tecnología, lo que nos posicionaba como tope de gama dentro de los centros educativos de la región. Hoy, en muchos avances tecnológicos, no estamos tan a la vanguardia. Por eso es muy importante que se siga invirtiendo en las universidades públicas de Argentina, instituciones que acompañaron en el desarrollo de excelentes profesionales y referentes en distintas áreas como lo fueron los Premios Nobel, es fundamental que nuestra sociedad no pierda esa oportunidad. Tengamos presente que la Universidad de Buenos Aires fue cuna de tres Premios Nobel: dos de química y uno de medicina. Personalmente tuve el lujo de tener como profesor en química biológica II a Leloir, y con mucho orgullo puedo decir que un docente mío fue galardonado con el Premio Nobel de química.

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