Historias de vida

"Me hice estudios a pesar de la pandemia y así logré superar el cáncer”, confiesa una sobreviviente

Marcela Gola tuvo cáncer de mama y gracias a su disciplina al momento de hacerse los estudios de rutina hoy puede estar hablando con nosotros para contarnos como fue su lucha conta una enfermedad que ataca a más de 20.000 argentinos por año.

Santiago Alvarez Tocalli miércoles, 13 de octubre de 2021 · 22:46 hs
"Me hice estudios a pesar de la pandemia y así logré superar el cáncer”, confiesa una sobreviviente
Cáncer de mama La historia de una sobreviviente

Marcela Gola es psicóloga, especialista en oratoria y coach empresarial y madre de cuatro hijos entre los 24 y 13 años. Sin embargo, un diagnóstico inesperado de cáncer de mama parecía llegar para cambiarle la vida. En conversación con MDZ, decide contar su experiencia para poder inspirar a aquellas personas que estén pasando por una situación similar,

Con una combinación de angustia por lo vivido, y felicidad por haberlo superado, Marcela Gola comienza a contarnos su historia: “Me enteré de que tenía cáncer de mama a principio de este año, después de volverme a chequear un nódulo que había aparecido en mi control de rutina en julio del 2020, en plena pandemia. En esos momentos donde el coronavirus era el tema principal, todos mis conocidos me decían que estaba loca por seguir haciéndome los controles ginecológicos, pero yo les aseguraba, inconsciente de todo lo que iba a suceder después, que si me tenía que morir de covid-19 que pase, pero jamás de un cáncer de mama, los controles me los iba a hacer igual”.

“De ese control en pandemia recuerdo que éramos sólo dos personas haciendo los estudios, una imagen inusual que luego corroboré que venía de la mano del miedo que había a hacérselos por posibles contagios. Un lado de mí elije creer que el factor de los pocos pacientes por ver le dio tiempo a la médica que me atendía a focalizarse en una manchita en mi mama. Cuando terminó de medirla me pidió que me la volviera a controlar en seis meses” cuenta Marcela.

“En febrero de este año ya se habían cumplido los seis meses y estaba dispuesta a afrontar los nuevos estudios. Esa manchita que me habían detectado tiempo atrás había crecido unos milímetros. Aun no era muy grande, pero requería punción. Venía en uno de los peores momentos de mi vida, me estaba separando después de 25 años de matrimonio y estaba atravesando un proceso de mucha angustia. A esto se le sumaba la hiriente espera que se necesita para saber los resultados. Lo más duro es atravesar ese mes entre la punción y los resultados en donde sabía que el cáncer de mama había dejado de ser una posibilidad, como tenemos todos, y había pasado a ser una probabilidad”.

El cáncer no espera y avanza de manera silenciosa. Yo nunca tuve un síntoma que podría haber detectado sin los estudios de rutina

“Cuando fui a buscar el resultado después de esa desesperante espera, le pedí a una amiga que había pasado una situación similar hace unos años que me acompañara. Cuando la doctora abrió el sobre y vi como se le transformó la cara, empecé a sentir como se transformaba mi vida” recuerda, con notable angustia, Marcela.

“La doctora me abrazó, me dijo que no me podía prometer nada, pero que todo indicaba que iba a poder salir adelante porque yo había hecho todo bien, principalmente ir a chequearme en pandemia y por volver a los seis meses. Con la historia ya vivida, cada día valoro más haber tomado la decisión de continuar con los chequeos a pesar del coronavirus”.

“Volví a mi casa en donde me estaban esperando mis cuatro hijos y al verme ya se dieron cuenta de cual era el resultado. Yo no sabía que mas decirles salvo prometerles que me iba a curar, porque yo desde un principio lo sabía. Desde ese momento los afectos jugaron un rol principal, tanto desde lo emocional como de lo práctico. Mis amigas fueron mis gestoras de turnos y citas médicas, tomaron las riendas en un momento de mi vida que yo no podía hacerlo”, reflexiona Marcela Gola.

Marcela en su cumpleaños de este año con sus hijos.

“En estas consultas conocí a un ser de luz, el doctor Daniel Debonis, no sólo desde lo profesional, sino que desde lo humano. Constantemente me acompañaba en el proceso que esto significaba, yo tenía terror de la sola idea de tener que hacer quimioterapia. Luego de los controles prequirúrgicos, fue él quien me operó. ´Despertate Marcela, despertate. El ganglio centinela está sano´ me decía Debonis cuando yo estaba en la sala de recuperación. Eso no me lo voy a olvidar nunca y sabía la buena noticia que eso significaba. Igualmente, todavía había que esperar al estudio patólogo que demoraba un mes más”.

En paralelo a la vida de consultas y diagnósticos, Marcela Gola continuaba su vida como docente en la Universidad Torcuato Di Tella en donde es directora del programa “Oratoria y Comunicaciones Eficaces”, y en sus trabajos de consultorías. Solamente freno de trabajar tres semanas antes de la operaciones para poder prepararse adecuadamente, pero reconoce que el trabajo la ayudó a seguir adelante.

“Luego de ese mes y con la biopsia final en mano, me llamo el doctor y me dijo que me tenía que ir a festejar como nunca lo había hecho en mi vida. Los cuatro indicadores habían dado bien y no iba a tener que hacer quimioterapia. Me decía que en 50 años de profesión fueron pocas veces las que obtuvo resultados tan positivos, y que yo era el vivo ejemplo de que con prevención y controles una mujer puede pasar el cáncer de mamas de una mejor manera”.

“A mi la vida me dio la posibilidad de barajar y dar de nuevo. Yo hoy elijo dar esta entrevista con nombre, apellido y foto mía porque lejos de ser un tema tabú quiero que mi experiencia ayude en algún punto a aquellas personas que tienen miedo o no son conscientes de la importancia de hacerse los estudios a tiempo. Yo soy especialista en oratoria y mi trabajo se basa en darle herramientas a otros para que puedan contar su historia en algún lugar. Por primera vez en la vida yo soy la protagonista de la historia que hay que contar”.

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