Un mes sin respuestas: intriga por el mendocino desaparecido en México
El 29 de agosto, Marcelo Adrián Lucero (45) fue a una caminata junto a otras personas. Iban hacia unas termas, pero los testigos cuentan que en un momento comenzó a sentirse inquieto y se apartó del grupo. "¿Qué me quieren hacer?", preguntó. Hasta ahora no hay más pistas.
Hace exactamente un mes, el 29 de agosto por la noche, el mendocino Marcelo Adrián Lucero (45) se juntó a cenar con varias personas. Tras la velada, la amiga que lo había llevado a la reunión se fue a dormir y otros comensales lo invitaron a un paseo nocturno de unos 20 minutos, hacia unas termas. Lucero aún no regresa de aquella caminata.
Había salido nueve días antes desde su casa en Dallas, donde vivió en años recientes. Su plan era ir en moto desde los EE.UU hasta Mendoza. Al llegar a San José del Cabo (México), se sumó a esa salida y por motivos que se investigan se separó del grupo.
"Mi hermano no tiene ningún antecedente psiquiátrico ni toma medicamentos. Es una persona con carácter, pero perfectamente racional", contó en su momento el hermano de Marcelo, Mario. "Por algún motivo decidió separarse, y es extraño, porque dejó su moto BMW, su carpa, su billetera. Carga solamente las zapatillas, una remera, una bermuda y el celular, que no volvió a tener conexión".
Desde aquella noche, no hay ninguna otra información
Lo más extraño es que de aquella noche no hay ninguna otra información. "Hablo con la gente del Comité de Búsqueda de Personas Desaparecidas de México (sic), pero no me dicen nada nuevo", admitió Mario hace instantes en diálogo con MDZ.
El caso
Si uno toma un mapa de los Estados Unidos, verá que hacia el sudoeste hay una pequeña península, la de Baja California, que ya está en territorio mexicano. Es un área de gran belleza, con playas y riqueza paisajística. Tras largas jornadas -viajó entre 8 y 12 horas por día-, Marcelo Adrián llegó hasta San José del Cabo, donde se encontró con Juana Esther García Cortaza (55), la ex esposa de un amigo, quien le ofreció parar en su casa.
"Se encontró con esta señora un miércoles -relata su hermano-. El jueves salieron a caminar por unas playas que hay por ahí y el viernes hubo una reunión con amigos de ella en una propiedad que queda en el municipio de Santiago. Él en un principio se sintió a gusto, armó su carpa en ese otro sitio y todo. Cuando la mujer se fue a dormir aceptó la invitación de algunos de los presentes de ir a caminar hacia El Chorro, unas termas cercanas. Eran las 10 de la noche".
"Él no se metió al agua"
Salieron con linternas. El trayecto discurría por un camino de montaña y duraba unos 20 minutos. Al llegar al sitio, estas personas se zambulleron en las aguas termales. "Acá pasó algo -continúa el familiar-. Él no se metió al agua. Los testigos me cuentan que en un momento se le altera la cara y les dice que no se siente bien y que 'algo cambió'".
Ya en el camino de regreso, Marcelo seguía serio. "Yo no sé si habrá escuchado algo que lo preocupó o qué. La gente de allá me dice que 'se sintió amenazado'. Pero esa es una idea muy amplia. No creo que haya sido un malentendido porque él tiene muchos amigos mexicanos y conoce a la perfección cómo hablan ellos".
—¿Adónde me llevan? ¿Qué me quieren hacer?— insistió Marcelo de acuerdo con los testimonios. Desde el grupo, algunas personas le respondieron que se tranquilizara, que ya iban hacia la casa.
Como sea, al llegar a una bifurcación Marcelo decidió tomar un camino diferente al del resto del grupo. Los relojes marcaban las 2 de la madrugada.
Marcelo Adrián Lucero tiene cinco hijos. Tres viven en Mendoza y dos en EE.UU.