Neuropsicología

Abramos bien los ojos: Esto pasa cuando los celos se pasan de la raya

Quizás te ha ocurrido o sabés de alguien. Hay control desmesurado, inseguridad, vínculos asfixiantes. ¿Qué ocurre cuando los celos nos gobiernan y destrozan nuestras relaciones? ¿Y la influencia de las redes sociales? Te lo contamos en esta nota.

Cecilia Ortiz viernes, 17 de julio de 2020 · 06:52 hs
Abramos bien los ojos: Esto pasa cuando los celos se pasan de la raya

“Una de las primeras señales que tuve, me cuenta Martín haciendo memoria, fue en nuestra primer salida, Laura me dijo: “tenés 370 contactos en Facebook, 200 son mujeres, ¿las conocés a todas?”. “Me llamó la atención, pero pensé que era porque se había interesado en mí”. “Después de eso, me comentaba cada “me gusta” que alguna chica le daba a mis publicaciones”.

A esa altura, Martín no alcanzaba a vislumbrar lo que aún faltaba por ocurrir. “Yo estaba enamorado, a los pocos meses nos fuimos a vivir juntos. Ahí me pidió que borrara de mis redes sociales a todas las mujeres y que saliera de los grupos de whatsapp en los que había chicas, con excepción, por suerte, de mi mamá y mis hermanas. Lo justificaba diciendo que las chicas de ahora toman confianza muy rápido. Yo estaba como embobado con ella, así que le hice caso”.

Progresivamente, Martín empezó a distanciarse de sus amigos, porque Laura le pedía que se quedara a su lado, que no la dejara. Chau reuniones, futbol, asados de hombres, etc. “Sólo salía con ella e íbamos a lugares en los que no hubiera tantas mujeres a las que yo pudiera mirar”.

Tras descubrir que, además, su pareja revisaba su celular y sus mails, Martín tomó conciencia de que la situación no daba para más: “me dí cuenta que perdí mi vida para que ella se sintiera segura, ya no era yo. Cuando le pedí separarnos, se volvió loca, empezó a gritar que no podía vivir sin mí, que se iba a suicidar. Por suerte, pude salir de ese infierno”.

Los psicólogos Echeburúa y Fernandez Montalvo definen a los celos como: “estado de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea de manera exclusiva, prefiera y vuelque su afecto en una tercera persona”. No se hace referencia a infidelidad comprobada que justifique la reacción emocional. La misma puede basarse en una mera sospecha o pensamiento irracional.

Los celos son una emoción, y, como tal, un aspecto inherente al ser humano. Todos alguna vez en nuestra vida sentiremos celos, y su aparición desencadenará una reacción neuroquímica que se expresará en nuestra conducta.

El tema central pasa por si esa emoción adquiere tal dimensión que pueda sobrepasar la capacidad de gestionarla. En ese momento, surge lo que se denomina un “secuestro emocional”: durante un “ataque de celos”, la persona siente que no puede controlar sus pensamientos, que la sangre “le hierve”, que el corazón late “muy rápido” y que, por momentos, se le “nubla la mente”.

Cuando hablamos de celos patológicos o celotipia, suele ocurrir que, por un lado, no hay motivos que justifiquen esa emoción, y, por otro lado, el miedo resulta un aditamento extra. El temor irracional surge ante la posibilidad de perder al otro, porque “el otro es mío”, “yo soy suyo”, “somos el uno para el otro”, “él me completa”. Entonces, si lo pierdo, no me queda nada.

En la celotipia, la persona responde a sus pensamientos distorsionados, los cuales son interpretados como verdad absoluta. Entonces, el celoso se transforma en un super agente de la investigación; interpreta silencios, busca pruebas ocultas, sospecha de amigos cómplices, está en constante alerta. Como contrapartida, la pareja suele sentirse asfixiada.

Sin embargo, es importante entender que los celos se dan en una interacción. Hay una especie de “juego” en el que participan dos personas. Si alguien cela, hay otro que, por la razón que sea, sostiene la situación con sus conductas. Uno siempre es responsable de las situaciones que elige dramatizar en esta vida.

En general, las personas presas de celos excesivos cuentan en su biografía con vínculos parentales pobres, escasa contención afectiva, vivencias de abandonos y pérdida de afectos, que impactan desarrollando baja autoestima, pensamientos negativos, pobre autoconcepto y escasa sensación de autocontrol.

Son individuos inseguros en la expresión de sus afectos y con poca capacidad de manifestar asertivamente demandas de cariño. Controlan poco sus arrebatos emocionales. Ostentan, además un índice alto de dependencia emocional.

Las celotipias, en muchos casos, responden a configuraciones patológicas de la personalidad.

Contrariamente a lo que busca, el celoso termina generando aquello que tanto teme, el alejamiento del otro. En algunos casos, como el de Martín, el desenlace no resulta tan traumático. En otros, lamentablemente el final es triste.

Lic. Cecilia C. Ortiz / Neuropsicóloga / licceciortizm@gmail.com

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