MDZ en Tribunales

Picada mortal: así fue la noche de la tragedia

Este martes se realizaron los alegatos en el juicio contra Javier Colaiacovo (30). Se trata del conductor que chocó su auto de carreras mientras conducía ebrio por Las Heras, lo que le costó la vida a Marianella Pulitti (26). La fiscalía pidió 12 años de prisión.

Facundo García
Facundo García miércoles, 12 de febrero de 2020 · 21:29 hs
Picada mortal: así fue la noche de la tragedia
Colaiacovo Se decía que el coche de Colaiacovo era "el más rápido de Mendoza".

Eran las 7:36 del domingo 27 de enero de 2019 cuando ingresó una llamada al 911:

—Vengan ya mismo, hubo un accidente en el Acceso Norte y una chica está muy mal.

Con esas palabras terminó la noche que puede significar varios años de cárcel para Javier Colaiacovo. El proceso legal está en sus instancias finales y la última audiencia se realizó en la mañana de este miércoles.

Durante la reunión, la fiscalía pidió doce años de reclusión para el acusado. Entre las consideraciones se resaltó que el hombre conducía ebrio y a gran velocidad, sabiendo que esa acción podía hacer que sus acompañantes terminaran estampados contra un poste, como ocurrió. Se lo imputa por lesiones graves con dolo eventual y homicidio simple con dolo eventual. Y es porque aquella madrugada viajaban con él Maximiliano Soria (27) –quien sufrió múltiples heridas- y Marianella Pulitti (26) –fallecida en el impacto-.

Cronología de un drama

“Es el más rápido de Mendoza”, repetían -según consta en el expediente- algunos "fierreros" cuando hablaban del auto de Colaiacovo. Su VW Vento tenía el motor y los frenos traseros modificados para adaptarlo a las picadas. Cuando agarraba una recta, la máquina era un avión. O, en palabras del fiscal Darío Tagua, "una verdadera arma mortal".

Por la gran velocidad, el auto empezó a "rebotar" entre los postes.

Es cierto que, al menos aquella vez, el coche fue un canal para transmitir violencia. La instancia de alegatos de hoy permitió reconstruir los detalles de la jornada que le costó la vida a Marianella. Y los datos son ilustrativos.

A las 6.30 de aquel domingo, los tres jóvenes salieron del boliche Pecados, en Lavalle. Veinte minutos después, un puesto de la policía los detuvo y realizó un test de alcoholemia sobre Colaiacovo: 2,13 gramos de alcohol en sangre. Es decir, cuatro veces más de lo permitido.

Sus acompañantes tampoco estaban en condiciones de manejar. Marianella porque había bebido y ni siquiera tenía carnet de conducir; y Maximiliano porque él también estaba ebrio.

Aquí aparece uno de los puntos en disputa entre la defensa y la fiscalía, porque el policía de Jocolí que los detuvo en Ruta 40, Oscar Hugo Jofré González, señaló que luego de hacerle una multa y retirarle el carnet a Colaiacovo a las 6:51 de la mañana, esperó algo más de una hora, repitió el test de alcoholemia sobre los muchachos y dejó que se retiraran con Soria al volante. “Soria estaba mejor -dijo el agente-. La segunda prueba de alcoholemia dio que tenía 0,37 gramos de alcohol”.

Para la defensa eso es falso. "Si la multa fue a las 6:51 y esperaron una hora en el control, ¿cómo es posible que el accidente se haya producido a las 7:25? No dan los números", sostienen los letrados. La hipótesis de los abogados de Colaiacovo es que este testigo miente, y en realidad dejó ir a los jóvenes simplemente porque le insistieron.

Como sea, tras dejar el control policial los tres volvieron a compartir el espacio el VW. No habían hecho muchos kilómetros cuando se desató una discusión. De acuerdo con el testimonio de Soria, Colaiacovo quería volver a conducir. Insistía y molestaba. Manoteaba el volante y apretaba el freno de mano.

"¿Te querés matar? Matate", le habría dicho Colaiacovo a Marianella.

 

En una estación de servicio de la localidad de El Borbollón la cosa se puso áspera. Marianella, Maximiliano y Javier se trenzaron fuerte. “A la primera que se mande el Javier, yo me bajo”, habría dicho la chica.

No tuvo oportunidad. Soria subió atrás y Marianella en el asiento del acompañante. Colaiacovo volvió a montarse en el lugar del conductor y en su tobogán de emociones desquiciadas. A punto tal que, según recuerda Soria, en un momento el acusado le dijo a Marianella, “¿te querés matar? Matate”.

Cuando llegaron al cruce de Acceso Norte con Manuel A. Sáez, en Las Heras, Colaiacovo pasó un semáforo en rojo y perdió el control del coche.

El fin

En sentido contrario venía un chofer de colectivo de apellido García. Iba despacio: estaba arrancando el día y además acababa de detenerse en uno de los semáforos. De pronto, vio que se acercaba de frente un auto “a unos 170 km por hora”. “Debe haber pasado el semáforo rojo en limpio”, describió García durante una entrevista. El coche se salió de carril y empezó literalmente a rebotar entre los postes de luz hasta partirse en dos.

La colisión fue tal, que el coche se partió en dos.

Tan fuerte fue el impacto, que una mitad del rodado terminó contra el colectivo. La otra mitad siguió andando un trecho más. Para entonces, una de las puertas del VW Vento se había desmontado, y Marianella yacía muerta en el suelo. La chica había salido despedida y se había dado un fuerte golpe en la cabeza.

En su casa la esperaba un hijo de cinco años.

Dolo eventual

El informe de Policía Científica dice que aquel día la iluminación era buena, la calzada estaba seca y el tiempo despejado. Por las características de los restos, se calcula que el VW se desplazaba a una velocidad de entre 123 y 151 kilómetros por hora.

Asimismo, en el expediente figuran algunas conclusiones de una encuesta ambiental que se realizó en el barrio donde reside Colaiacovo. En la foja 79 consta que Ángela Videla, una vecina, declaró que el hombre “siempre circulaba alcoholizado”.

En base a todo lo anterior, la fiscalía sostiene el “dolo eventual”, una figura que podría marcar precedente para otros procesos legales pendientes en la provincia, como el de la muerte de los hermanitos Kruk. El “dolo eventual” implica que el conductor tenía todos los elementos para representarse lo que podía pasar si seguía manejando así, y sin embargo continuó.

La condena

Para los defensores Juan Horacio Day y Francisco José Diez, la pena de 12 años propuesta por la fiscalía es una exageración. La comparan, por ejemplo, con la sentencia que se le ha dado a Julieta Silva, quien atropelló a su pareja, Genaro Fortunato, y recibió una sentencia de 3 años y 9 meses. “El verdadero problema –alegó Day- reside en la cantidad de alcohol que toman nuestros jóvenes. Tal como están las cosas, cualquiera podría tener la desgracia de estar de un lado o del otro en este tipo de juicios”.

Por ende, Day y Diez entienden que Colaiacovo debería ser condenado a solo 3 años de prisión efectiva.

Ahora la pelota está en campo de la jueza Nancy Lecek. La magistrada informó que la sentencia se conocerá el próximo 18 de febrero.

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