Opinión

Un impuesto más y plantamos el arbolito

Los impuestos por "única vez" son moneda corriente en nuestra historia y tienen la extraña capacidad de prolongarse en el tiempo.

Santiago Hernandorena
Santiago Hernandorena domingo, 15 de noviembre de 2020 · 19:54 hs
Un impuesto más y plantamos el arbolito

Esta semana llegará el debate del “aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”. Será por “única vez” y alcanzaría a unas 12.000 personas.

Algunos dan por descartado que tendrá los votos para ser aprobado y, obviamente, ya comenzaron los gritos en contra.

Pero siempre es llamativo lo largo que resulta la “única vez” en este país.

Este “aporte solidario” no es el primero que se vota para que quede por única vez. De hecho, si nos ponemos a revisar nuestra historia, tenemos una colección de “impuestos por única vez”.

No voy a recordar todos para que no le de una úlcera, pero solo le nombro el “impuesto al cheque” o “bienes personales”, aunque en realidad este último iba a durar solo nueve períodos fiscales, o sea nueve años. Se ve que el niño creció y todavía está con nosotros.

Por si no sabía, el impuesto a las ganancias también iba a durar un año, allá por 1933, y a este paso será un longevo de un siglo de vida.

En breves palabras, los impuestos de este país llegaron para quedarse indefinidamente. Al final, lo primero que pasa cuando se escucha “única vez” es saber que nos va a acompañar buena parte, sino el resto, de nuestra vida.

Y lo que más ruido hace es que siempre se crean impuestos para mejorar el desequilibrio que existe entre los que más tienen y los que menos, desde hace 100 años. Se ve que este es grande porque todavía, no solo no lo equilibraron (sea el color político que sea), sino que daría la sensación que cada vez la balanza pierde más confiabilidad, o en su defecto, se desequilibra más.

Por ahí es como aquel sketch de La Tuerca, en el que Joe Rigoli intentaba infructuosamente plantar un arbolito y siempre le faltaba un papel. Será que falta algún impuesto más para lograr esa famosa “disminución de la brecha social” del que hablan desde que tenemos memoria.

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