Historia de vida
De docente en una escuela albergue a chofer de Uber y Cabify
Para Claudia, conducir un automóvil y utilizar las nuevas aplicaciones que llegaron el año pasado a Mendoza no sólo significó una salida laboral, sino un gran cambio en su vida. Como ella, son varias las mujeres que se animan a estar al mando de un volante, generando ingresos, recorriendo calles, buscando un nuevo camino. Te contamos su historia.
Del sur a la Ciudad, de docente a jubilada, de jubilada a chofer. Fueron muchos los cambios que eligió afrontar Claudia Guisasola (57 años), luego de finalizar su carrera como docente en la escuela albergue Mapu Mahuida, en Bardas Blancas, Malargüe.
Para Claudia, la llegada de Uber y Cabify a Mendoza fue mucho más que una salida laboral. Fue la receta perfecta para salir de una depresión que sufrió luego de jubilarse. El manejar su vehículo y trabajar llevando gente, implicó para ella volver a conectarse con el mundo, sentirse activa, conocer gente, recorrer la provincia y hacer lo que siempre le gustó: manejar.
Si bien asegura que ambas aplicaciones, tanto Uber como Cabify, tienen aspectos para mejorar y existen diferencias entre cada sistema, ella asegura que "Si trabajas 12 horas un día durante una semana podes llegar a ganar $25.000. Un buen día con Uber por ejemplo saco $5.000", resume Claudia.
"Las dos plataformas son muy buenas, Uber es más dinámica porque mientras estás llevando a un pasajero te entra otro viaje. Tenemos un grupo de choferes, más de 10 mujeres. Hay lugar para todo tipo de personas en este trabajo y hacen falta más autos".
Claudia jamás imaginó que terminaría manejando un propio vehículo. "Yo les digo a las mujeres que buscan trabajo que se acerquen a Uber y Cabify, que es un buen trabajo, se gana muy bien y uno está siempre en contacto con otras personas".
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