Educación
José Thomas: Por qué Mendoza desaprobó el Aprender 2018
"Un dato que no se cuestiona mucho pero preocupa, es la disminución progresiva en el tamaño del operativo. Empezó en 2016 con evaluaciones en secundaria y primaria, contemplando 4 cursos y 4 áreas (Matemática, Lengua, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales) involucrando 1,4 millones de chicos y más de 30 mil escuelas. En 2017 se redujo de manera significativa los alumnos evaluados (900 mil) y los cursos. En 2018 sólo se evaluó en primaria, en lengua y matemática, para menos de seiscientos mil alumnos. ¿Por qué esta reducción? ¿Demasiados datos para procesar? ¿Muy costoso el operativo? ¿Es más fácil evaluar al inicio de la gestión que al final? ¿Todavía estamos poniendo a punto el dispositivo de evaluación? Esta variación en los operativos es un aspecto a resolver o definir, para que no se convierta en un camino. Sería conveniente contar con la información de cómo se desarrollarán los operativos Aprender por los próximos 10 años", sostuvo José Thomas en el programa "Uno Nunca Sabe" por MDZ Radio.
En octubre de 2018 se llevó a cabo por tercer año el operativo Aprender. Más allá de los resultados, esta es una muy buena noticia ya que se logró por tercer año consecutivo realizar una evaluación de los aprendizajes de los alumnos de manera censal en toda la argentina y eso no es poca cosa.
En esta ocasión, no se incluyó la secundaria. Se evaluaron solamente las áreas de Lengua y Matemática de sexto grado, reduciendo de manera importante la cantidad de datos recabados. Mantener la periodicidad en este tipo de operativo es fundamental para poder elaborar un diagnóstico preciso y actualizado de la evolución de las distintas políticas educativas tanto a través del desempeño en la evaluación propiamente dicha como escuchando las voces de los protagonistas en las preguntas de contexto realizadas a alumnos, docentes y directivos.
Un dato que no se cuestiona mucho pero preocupa, es la disminución progresiva en el tamaño del operativo. Empezó en 2016 con evaluaciones en secundaria y primaria, contemplando 4 cursos y 4 áreas (Matemática, Lengua, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales) involucrando 1,4 millones de chicos y más de 30 mil escuelas. En 2017 se redujo de manera significativa los alumnos evaluados (900 mil) y los cursos. En 2018 sólo se evaluó en primaria, en lengua y matemática, para menos de seiscientos mil alumnos. ¿Por qué esta reducción? ¿Demasiados datos para procesar? ¿Muy costoso el operativo? ¿Es más fácil evaluar al inicio de la gestión que al final? ¿Todavía estamos poniendo a punto el dispositivo de evaluación? Esta variación en los operativos es un aspecto a resolver o definir, para que no se convierta en un camino. Sería conveniente contar con la información de cómo se desarrollarán los operativos Aprender por los próximos 10 años.
¿Cúal es el sentido de un operativo de evaluación censal y anual? Las respuestas son múltiples y amplias, pero en un arrebato reduccionista uno puede decir que el fin principal es arrojar luz sobre el estado de una parte del sistema educativo para generar un debate informado en la ciudadanía, tanto entre especialistas y funcionarios como padres y alumnos en su conjunto, del rumbo de las políticas educativas tendientes a lograr mejoras continuas.
Para lograrlo, es tan importante el operativo en sí mismo, como la producción de informes posteriores, la apertura de los datos y fundamentalmente la comunicación al público en general. Realizar tal despliegue de recursos, para generar algunos informes muy generales, un par de titulares al año y algunas cadenas de tuits no solo no tiene sentido, sino es un despilfarro absoluto de recursos.
En este sentido los operativos Aprender han incorporado algo muy útil para las escuelas y es un informe detallado de sus resultados que llega a cada institución en forma confidencial. Éstos, si son bien utilizados por los directivos y la comunidad educativa, seguramente sirvan de insumo para mejorar la gestión institucional.
En el lado opuesto a estos informes, se encuentran las declaraciones “tuiteras” de funcionarios destacando alguna mejora sobre otra, sin mucha solidez técnica ni respaldo real en los números del informe. Debería estar tan penalizado por la ley la publicación de rankings por escuela como las declaraciones falaces y engañosas de los funcionarios.
Para muestra sobra un botón, esto se replica en funcionarios de todos los niveles, todas las provincias y todos los partidos políticos.
Analicemos este tuit en el que todos los datos son correctos pero el conjunto produce una distorsión del mensaje.
“Cada vez más chicos comprenden lo que leen”. Esto es así según los números que muestra el informe de Aprender 2018 en alumnos de sexto grado..
“En el 2016 la mitad de chicos que terminaban el colegio no comprendía texto”. En este punto deberíamos definir qué es “comprender texto”, pero fundamentalmente lo engañoso es que se refiere a la comprensión lectora de chicos que finalizan el secundario, nivel que no se evaluó en 2018.
“8 de cada 10 alcanzaron el nivel superior en lengua”: Esto grafica el 75,3% que muestra el informe, redondeado claramente hacia arriba y referido a alumnos de sexto de primaria.
En definitiva se está comparando resultados de alumnos de quinto de secundaria con alumnos de sexto de primaria, eso supone una mejora de 30 puntos que no existe. La mejora real comparando 6to grado de 2016 con sexto 2018 es de 9% (67% en 2016 contra 75,3% 2018) y a su vez esta mejora puede no ser tan así.
Aprender 2018 y la mejora en lengua en todas las jurisdicciones
Los resultados muestran mejoras en Lengua en las 24 provincias y en todos los distintos nivel socioeconómico entre 2016 y 2018, es curioso como en un país donde la gestión educativa es federal exista tal uniformidad de resultados.
Los funcionarios lo explican gracias a algunas políticas educativas nacionales como: formación docente (círculos de directores, jornadas institucionales y ateneos didácticos) y a la entrega de reportes individuales de Aprender.
Pero además de la mejora real gracias a estas políticas, podría existir alguna diferencia estadística debido a diferencias en la confección del examen o a la variación en la cantidad de participantes.
Para que estos resultados sirvan realmente, hay que analizar todos los factores que influyen en cada escuela que mejoró. En este punto es interesante mirar los resultados de matemática, en donde a nivel nacional se ve un estancamiento, pero hay provincias con grandes crecimientos y otras con malos resultados.
A fin de año tendremos los resultados de la evaluación PISA 2018, otra posibilidad para comparar resultados y sacar conclusiones.
Mendoza no aprobó el Aprender 2018
Lamentablemente los resultados para Mendoza son malos desde todo punto de vista.
Comparados con las otras provincias, según la cantidad de alumnos en nivel satisfactorio o más en Lengua cayó del puesto 4 en 2016 al 10 en 2018. En Matemática del puesto 5 al 11. Es la provincia que menos mejoró en lengua y la que más empeoró en matemática después de Chaco.
Mendoza pasó de tener en 2016 el 37% de las escuelas por encima de la media nacional a alcanzar sólo el 30% en 2018 en esta condición.
Teniendo en cuenta la forma de gestión, se profundizó la brecha entre escuelas de gestión pública y privada. En lengua las escuelas de gestión pública mejoraron menos que las de privada y en matemática empeoraron más, lo que lleva a consolidar una brecha significativa de 20 puntos porcentuales en Lengua y 27 en Matemática (entre alumnos que alcanzaron los niveles de satisfactorio o avanzado). En el informe consolidado de todo el país esta brecha disminuyó.
Analizando según el nivel socioeconómico de los alumnos, la brecha entre nivel socioeconómico alto y el nivel socioeconómico bajo aumentó 7,4 puntos porcentuales en matemática llegando a 37,7 y en 2,3 puntos en lengua llegando a 28,9 en Aprender 2018.
A pesar de estos malos resultados es importante remarcar que en Mendoza participaron el total de las escuelas y más del 90% de los alumnos siendo una de las provincias destacadas en cuanto a la participación en el operativo. Los resultados no son buenos, pero los tenemos. En un año electoral deberíamos escuchar propuestas sólidas de cómo revertir esto con políticas educativas a largo plazo consensuadas por todos los sectores, que reafirmen lo logrado hasta ahora y reconfiguran lo que no funciona. Siempre destacando los valores tradicionales de nuestra educación pública, laica, gratuita, igualadora de oportunidades y generadora de cohesión social, que hoy debe estar orientada especialmente a favorecer a los sectores más vulnerables de la población.
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