Un estadista vulgar y las tres claves de la relación entre Milei y Cornejo
Imprevisibilidad, intolerancia y provincialización. Esas son tres de las claves de la relación entre los "oficialismos", que son socios, pero no se confían. El fuerte impacto de las obras que dejará Cornejo y su curiosa vulgaridad.

El antes y después de Alfredo Cornejo será complejo de describir. La conocida habilidad política del gobernador de Mendoza va de la mano con una fuerte marca reformista en la gestión y una impronta en la que hay una peligrosa costumbre en empresarios, políticos y decisores: la idea de “no molestar” a quien domina la escena política local desde hace más de una década. Mal acostumbrado, el Gobernador se enoja cuando algo no condice con lo que quiere que digan de él. “Métaselo no sé dónde”, dijo Cornejo sobre las “palabras escritas” acerca del dominio que tiene, en base a designaciones legales pero que quitan legitimidad política a esos organismos, en las oficinas de control de la gestión. Con amplio dominio sobre el Tribunal de Cuentas, la Corte, la Oficina de Ética y hasta los colegios profesionales, solo alcanza con describir el origen de cada integrante para desacreditar los cuestionamientos del protagonista de esa historia.
Quizá alentado por el discurso agresivo de su socio Javier Milei, el mandatario mendocino roza el fleje de la vulgaridad al expresarse, en un rol más parecido a su época de operador que al de estadista que busca construir y que tiene hitos históricos que hoy serían motivo de cancelación.
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Como protagonista casi exclusivo de una campaña electoral donde los candidatos quedan subordinados, comienza a verse el enorme impacto de la capitalización en infraestructura, y en la política, de la inversión que se ejecutará con los 1.023 millones de dólares del fondo de resarcimiento por los perjuicios de la promoción industrial. Cornejo capitaliza algo que estratégicamente otros dirigentes alertaban antes: con ese dinero era mejor diversificar la inversión que “hundirla” en un proyecto polémico como la mega represa Portezuelo del Viento. Claro, en ese balance el “Sur mendocino” puede reclamar porque los recursos se federalizaron y en el balance el Gran Mendoza sale ganando.
Cornejo tuvo la astucia política para que esos recursos puedan ser diversificados, luego de que otros gobernadores hicieran gestiones previas. Aún cuando Rodolfo Suarez seguía promocionando públicamente Portezuelo, Cornejo sembraba el bochazo a esa obra a cambio de una autorización para tener discrecionalidad en el uso de los fondos. La cosecha es fructífera. Fue Arturo Lafalla quien inició el juicio contra la Nación que dio origen a esos recursos, el mismo Lafalla que se opuso desde el grupo Olascoaga a Portezuelo del Viento y también el mismo gobernador que inició la construcción de Potrerillos, obra en la que Cornejo puso el ojo para el desarrollo turístico con fondos propios y concesiones “sui generis” en las que hay hubo negocios inmobiliarios antes de arrancar la inversión turística.
Cuando Cornejo deje el mandato va a haber un cambio en gran parte de la infraestructura básica de Mendoza. Las rutas “provincializadas”, las provinciales que estaban abandonadas, buena parte de la infraestructura turísticas y también, por obligación, la de agua y cloacas: hay una carrera contra el tiempo para evitar que el desastre ambiental que hay bajo la superficie se transforme en una crisis sanitaria. En el noroeste de Guaymallén y Maipú y gran parte del sur de Lavalle lo saben.
Cláusulas de una sociedad compleja
La sociedad política entre Cornejo y Milei tiene una convivencia extraña y le hace vivir a los radicales mendocinos una realidad incómoda. A la imprevisibilidad a la que se estaban acostumbrando le sumaron un concepto del que hasta ahora no habían sido víctimas: la intolerancia. El cobarde ataque que sufrió Pamela Verasay de parte del ejército de militantes virtuales de La Libertad Avanza es algo desconocido para los cornejistas, acostumbrados a ser mayoría en cuanta batalla se presenta, incluida la de las redes. La pelea virtual, donde los libertarios juegan de local, ya había espantado a otros dirigentes mendocinos que le temen a ese terreno sin reglas. “Están acostumbrados y saben hacerlo”, repite un dirigente libertario que conoce la dinámica destructiva del oficialismo nacional en redes.
La otra novedad de esa alianza es que el deterioro de la imagen presidencial y de su equipo es más acelerado de lo esperado. Así lo indican encuestas locales y realizadas por consultorías foráneas.
En el informe de Latam Pulse, de AtlasIntel y Bloomberg hay tendencias que coinciden. La caída de la imagen de la gestión y el deterioro de Milei como dirigente van en líneas similares. Junio fue el punto de inflexión, cuando el Presidente comenzó a tener más imagen negativa que positiva; igual que el desempeño en el Gobierno de todo su equipo. Aún así, la foto preelectoral tiene a LLA como favorito, pero con un techo mucho más bajo a nivel nacional: algo por encima del 30% de la intención de votos.
En Mendoza la “sensación” es similar, pero con menos peso por la falta de alternativas. El PJ levanta, las otras fuerzas aún no tienen el peso necesario y hay quienes creen que puede haber un enroque: que sea la gestión provincial la que levante a Milei. Así lo dijo Ernesto Sanz, que no tiene nada de cornejista, en una entrevista realizada en el programa After Office, de MDZ Radio. El dirigente radical, que levantó la voz para advertir de la necesidad de una alternativa a Milei (a quien ve muy deteriorado) y a Kicillof, cree que la provincialización de la elección puede beneficiar al Presidente. Allí está la otra clave de la visión cornejista de la campaña: hacer un “mendoxit” de hecho. Lo complicado discursivamente para el oficialismo será despegarse de las tormentas políticas, económicas y de gestión del Gobierno nacional del que es socio. “Un paso adelante” es la frase de campaña, casi tan arrogante como la idea de “verdad” que se atribuyó el oficialismo en la previa.