La modernización laboral jaqueada por dinosaurios y por parte importante de la justicia laboral
Es necesario actualizar el régimen laboral. Se oponen retrógrados, corruptos y fanáticos privilegiados.
Es una verdad de Perogrullo que las normas laborales requieren una actualización, tanto por las crecientes y nuevas modalidades de trabajo, como para salir del estancamiento en la creación de diversas opciones para miles de jóvenes o desempleados. Hace 11 años que el país está estancado.
Pese a que el peronismo ha proclamado falsamente ser el mentor de todas las disposiciones en favor de los trabajadores en relación de dependencia, lo cierto que a partir de la implementación de la Ley de Contrato de Trabajo 20744 sancionada el 11 de septiembre de 1974, fue esta norma la que ha regido sustancialmente las relaciones laborales en los últimos tiempos. Más de medio siglo de vigencia.
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Amén de tener disposiciones racionales en favor de los trabajadores, esta ley, de neto cuño ideológico fascista, ha sido un “eficaz” instrumento paralizador de la creación de nuevos puestos de trabajo.
Combo perfecto de ineficacia y paralización del mercado laboral: la mencionada ley, combinada con los gerontes eternizados dirigentes gremiales, más los tribunales laborales, integrados por jueces militantes antiempresa, ha sido la combinación perfecta para pulverizar la generación de nuevos empleos, condenando incluso a la desaparición a numerosas pymes, agobiadas por fallos judiciales destructivos.
En pos de cambiar el status quo paralizador, todos los gobiernos no peronistas, fracasaron en sus intentos. Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri fueron obturados por la máquina de impedir.
Victoriosos, los opositores a todo cambio, nunca pusieron atención al estancamiento y paralización en la creación de nuevas opciones laborales, que no sólo impactaban en el deterioro nacional, sino que también los perjudicaba directamente. Cada vez, menos afiliados y menos aportes a sus propios sindicatos y a las obras sociales, hoy la mayoría en crisis terminal. Los burócratas dirigentes, a salvo y millonarios.
Se abre una nueva instancia: en las sesiones extraordinarias convocadas por el Poder Ejecutivo se impulsa una modernización de las leyes laborales. Comienza una nueva batalla. No será sencillo, aunque dado el estancamiento de tantos años, el añejamiento de la norma fundamental y las nuevas y múltiples opciones de trabajo, es de imperiosa necesidad, abordar con racionalidad y ecuanimidad alejada de demagogia y actualizar las normas que regulen las relaciones empleados/empleador.
Imágenes desopilantes: con motivo del inicio de tratamiento en el Congreso de la propuesta del Poder Ejecutivo, la CGT convocó a una movilización a Plaza de Mayo, como primer paso de resistencia al cambio.
En la jornada vivida, se pueden señalar algunos aspectos distintivos e incluso algunos demostrativos de la precariedad e ignorancia que demuestran algunos actores militantes convocados.
1)Presencia no muy numerosa: normalmente estas reuniones han reunido mayor número de concurrentes que los que se hicieron presentes, en esta ocasión, al llamado de la central obrera. Quizás la elevada temperatura, quizás la menor adhesión a propósito y consignas ajadas y alejadas de las necesidades actuales, tal vez la verdadera realidad actual, hicieron que la concurrencia distara de lo conocido y de lo deseado por los popes cegetistas en esta oportunidad.
2) Imágen ajada de los jerarcas sindicales: protegidos de la inclemencia de la canícula, bajo carpas montadas para la ocasión, mientras los concurrentes eran abrazados por el sol implacable, fue patética la imágen de varios de ellos cuando se retiraban.
El paso del tiempo, de los “eternizados”, era evidente. Cansinos, encorvados, con caminar frágil, varios de ellos se dirigieron, sin prurito, a sus portentosos autos alemanes, para alejarse. Los convocados se marchaban a pie o a bordo de los tradicionales omnibus que los trasladan. Dos fotos diferentes, como de costumbre.
3) Los habitualmente violentos: la faceta violenta de la oposición y las protestas la ocupan en la actualidad, preferentemente los representantes de los gremios estatales y los movimientos ultras, tanto de izquierda como anarquistas. Rodolfo Aguiar, Hugo “Cachorro” Godoy son los más violentos en sus alocuciones y propuestas, algunas claramente golpistas o anunciadoras de tempestades. Hay que estar atentos.
4) Los trabajadores de la economía social: esta nueva categoría de personas trabajadoras, varias bajo la conducción de Juan Grabois, fueron la imagen vivida de una parte fellinesca de los tiempos actuales.
Enfrentando una cámara que lo filmaba e interrogaba, uno de ellos afirmó ”trabajar de esto”, o sea de ir a marchas a protestar. ¿Qué convenio colectivo lo amparará?
Otro fue partícipe de una situación tragicómica. Entrevistado por Eduardo Feimann, la situación asemejó a un pasaje fílmico surrealista. No se entendió conque argumentos enfrentó al periodista y cuando este citó textualmente un artículo que desmentía lo afirmado por el militante, respondió vaguedades extrañas, incomprensibles e inconducentes.
¿Cuántas de estas personas abundan en el desmanejo actual y al servicio de dogmáticos fanáticos y avivados?
BONUS TRACK: volvemos sobre una cantidad importante de jueces laborales. Se diseminan por todo el país, pero los asentados en CABA y la provincia de Bs As , son verdaderos “depredadores” de los empleadores. Fallan con habitualidad en contra de ellos y de Pymes, aún en situaciones insólitas, como cuando son bloqueadas las instalaciones de trabajo, por sindicalistas y patoteros, impidiendo que trabajen.
Los montos indemnizatorios resultan extravagantes y en muchas ocasiones terminan con la actividad que realizaba quien recibió el fallo en contra.
Es muy probable que si sancione la ley modernizadora la declaren inconstitucional.
Están presentes al servicio de la causa. Gozan del beneficio de su firma y de la inmensa dificultad para removerlos. Se jactan de “defender al pueblo trabajador” y son activos y eficaces actores del estancamiento laboral, el cierre de numerosas pequeñas empresas, el quiebre del sistema previsional y la decadencia nacional.
El país necesita un régimen laboral moderno, justo, equitativo, que asegure trabajo digno en condiciones y remuneración. Hay que terminar con las normas vetustas y los jerarcas sindicales millonarios, que representan sus propios intereses, por encima del de los trabajadores y del bien común-
Se deben establecer normas que abarquen las nuevas modalidades laborales, sin conculcar derechos legítimos adquiridos y también posibilitar acordar entre trabajadores y empleadores condiciones equitativas y diferentes en pos de mejora de condiciones y remuneración que a su vez aumenten la productividad. No siempre es necesaria la intermediación de burócratas que entorpecen , ralentizan e incluso obturan toda posibilidad de mejora individual y general.
Es una tarea imprescindible y a llevar adelante sin pérdida de tiempo. Más de 70 años de retroceso lo atestiguan.


