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Javier Milei delega su relación en Karina Milei y el Gobierno se vuelve más endogámico

Santilli conducirá un ministerio que durante más de 18 meses estuvo sin ser ocupado. Quizás esa es la importancia que le da "El Jefe" a todo lo que tiene que ver con la burocracia estatal y la conducción de un gobierno que ahora será revisado por Manuel Adorni.

Karina Milei cree que ganó su estrategia nacional en octubre pasado y no contempla que fueron otros factores que llevaron a ese resultado. Le sirve para desplegar mucho más poder y dejar en claro quién conduce el nuevo proceso.   

Karina Milei cree que ganó su estrategia nacional en octubre pasado y no contempla que fueron otros factores que llevaron a ese resultado. Le sirve para desplegar mucho más poder y dejar en claro quién conduce el nuevo proceso. 

 

Noticias Argentinas

Cualquier partido político que se precie de tal hubiera discutido en un plenario qué hacer con un ofrecimiento como el que recibió Diego Santilli para conducir el Ministerio del Interior de Javier Milei. Si bien hubo una alianza política previa, con fórceps y solo válida para la Provincia de Buenos Aires y un puñado de provincias, todo fue armado por la presión de un triunviro de dirigentes que no veían otra opción.

Como el PRO nunca fue una estructura política tradicional, e inclusive tuvieron que activar un cuasi delictuoso sistema de cooptación de fichas para engordar su estructura cuando eran oficialismo nacional y provincial, quizás por eso Santilli se sienta liberado de dar alguna explicación por su postura, abrazada por el presidente del partido a nivel provincial, Cristian Ritondo, y aplaudida por el aún intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro.

Tanto Ritondo como Montenegro creían que el futuro, tras haberse vestido de violeta, les amparaba un destino ministerial o, en el caso del presidente de la bancada del PRO en Diputados, la presidencia de la Cámara. Por ahora nada de esto estaría pasando.

Mientras tanto, Mauricio Macri, no puede creer cómo él está padeciendo lo que él mismo, siempre, hacía con los demás. Casi no existe en el plano político y empresarial alguien que pueda considerarse par. Todos, en mayor o menor medida, son subordinados. Entonces, es toda una sorpresa cuando Javier Milei, un recién llegado, siempre empleado de empresa, ayudado e impulsado por el ex presidente de la Nación en dos ocasiones, ahora no hace lo que él pide.

El gobierno decidió seguir encerrado en su propia fortaleza, esa que le habilitó el categórico triunfo del 26 de octubre, y realiza un verdadero gatopardismo cuando en apariencia cambia las cosas. La inclusión de un “dialoguista” como “el Colo” es solamente un aspecto de este síntoma. Quizás en su afán de pensar que con él es distinto Santilli no haya percibido que casi durante dos años ese Ministerio no funcionó y cuando lo hizo, por un mes y medio, se lo dieron a una persona con escasísimo margen de maniobra y poder como Lisandro Catalán.

El cabeza de lista por la salida traumática de José Luis Espert se anoticia cotidianamente de los limitados que serán sus recursos para realizar su trabajo de Ministro del Interior, que estará bajo la tutela de los primos Menem y Karina Milei.

Seguramente a Santilli esta dinámica no lo afectará y, tal cual su predisposición de convertir sobras en un sabroso puchero, hará como que no pasa nada.

Por otro lado, empieza a desmitificarse el discurso entregado por Santiago Caputo a varios de sus interlocutores, con Barry Bennet como testigo principal, que el gobierno norteamericano estaba pidiendo pluralidad y apertura para seguir apoyando a la Argentina.

¿Habrá sido un invento del asesor presidencial? Ni Karina Milei ni los primos Menem dijeron jamás algo parecido. Por eso todos los días aumentan los rumores sobre una salida, a plazo fijo, del más joven de los Caputo que integran el poder. A veces no alcanza ni la plata ni las influencias. En un momento, el orgullo puede más.

En la reunión que este miércoles mantuvieron los diputados nacionales del PRO con el presidente Javier Milei, sobrevoló la desconfianza y el recelo en la mayoría del team amarillo. Nunca se dudó del deseo en ayudar y colaborar, pero observan la misma impericia que notaron el primer día cuando Ritondo, casi a los gritos, exigía cierta cordura y articulaba con otros experimentados legisladores dialoguistas para que los proyectos centrales del poder sean aprobados o, por lo menos, soportasen un veto.

Santiago Caputo y Barry Bennet
Santiago Caputo les dijo a propios y extraños que luego del 26 de octubre venía un gobierno de coalición porque así lo pedía el gobierno de EEUU

Santiago Caputo les dijo a propios y extraños que luego del 26 de octubre venía un gobierno de coalición porque así lo pedía el gobierno de EEUU

Fueron esos mismos legisladores los que hace un mes escucharon de la boca de Santiago Caputo que él era la garantía del cambio y la apertura. La sorpresa electoral de octubre obturó todo eso al tiempo que sepultó un furioso pase de facturas, con acusaciones mucho más fuertes que las que se conocen hasta hoy contra Martín y Lule Menem, Sebastián Pareja y la propia Karina Milei, a quien siempre evitaron pegarle directamente.

Los gobernadores, todos derrotados o al menos asustados por la oleada violeta en sus provincias, habían venido con cierto optimismo, la semana pasada, a la Casa Rosada. Una semana después, ya el semblante no es el mismo. En los zoom y reuniones presenciales en las que cada uno de ellos participa perciben que, nuevamente, se utilizará el método del cuento del camello y el beduino, en el que el animal siempre le pedía algo más para seguir andando.