Gracioso, para nada
El humorista que fue denunciado y condenado anticipadamente. Una Justicia que postergó el beneficio a una domiciliaria, el atentado a la presunción de inocencia y las irreparables consecuencias.

Antes ningún mendocino había logrado hacer reír tanto y a tantas personas a la vez. Siempre reconoció que el gran salto a la fama se lo debe y agradece a Marcelo Tinelli. Fue en el programa más exitoso de la televisión argentina, tiempos en los que el rating alcanzaba a millones de espectadores, cuando ganó el certamen “el show del chiste” y de ahí - sin alterar el tipo de humor que lo destaca- el ascenso de su popularidad no se detuvo nunca.
Así como hay personas a quienes la fama los embriaga, a otros, parece que el éxito les acentúa sus características de vida previa. Es el caso.
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Actor y guionista de sus propios espectáculos, no sería difícil definirlo. Lo que sí puede resultar complejo es identificar a la persona del personaje. Quienes lo conocen y tratan cotidianamente, afirman que arriba y debajo del escenario, es el mismo. Ocurrente, creativo, discreto. Caricaturiza su propia historia y no acude a recursos (habilitados) como las palabras soeces, altisonantes, tampoco recurre a las críticas descarnadas sobre la política ni apela al válido método de redundar en cuestiones de actualidad, y jamás recurrió directamente a cuestiones relativas al sexo. No nos equivocamos si decimos “humor familiar”.
Elogiado por sus pares y por los públicos, las salas de teatro, repletas, confirman la vigencia de un humorista que podría inscribirse como “clásico”. La obtención de los premios más importantes tanto en Mar del Plata como en Carlos Paz (Estrella de Mar y Carlos, respectivamente) no modificaron sus modos, la calidez en un saludo, el agradecimiento a quien se acerca en busca de su firma o una foto de celular.
La temporada estival del 2023 y un golpe inesperado
El protagonista principal de este relato, después de algunos años, regresó a Carlos Paz, para hacer temporada. De martes a domingo en el Teatro Zorba, con su show “Y volvimo, nomá”. Nada hacía suponer que tanto éxito fuese interrumpido por algo fuera del guion.
Una denuncia grave y una condena anticipada
El 12 de abril, 2023. Adrián Pallares y Rodrigo Lussich en su programa “Nosotros, la mañana” por Canal 13 (Grupo Clarín) publicaron la denuncia que la esposa del humorista había efectuado. Violencia de género. Abuso. Actos que su propio esposo habría cometido, ese actor y humorista con quien compartió los últimos 13 años de vida y de escenario.
Que viva el escándalo, aunque muera la verdad y el derecho
Este, como muchos otros programas de televisión, de radio, así como algunos medios escritos, impresos y digitales, difunden la denuncia y hasta opinan sobre detalles que brinda quien elige hacer pública su acción. Como se privilegia el rating, arma legítima de los medios, por sobre los derechos de las personas (presuntas víctimas y presuntos victimarios) desaparece la máxima garantía que otorga la constitución: la presunción de inocencia.
El profeta Discépolo
En la actualidad, hay medios de comunicación y redes sociales que consagran lo que el tango Cambalache anunciaba, a pesar de que ya saltamos de siglo: hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. Porque la sociedad recibe un mensaje, intencional, pronunciado por sólo una de las partes involucradas, y aunque no se cuente con datos suficientes ni elementos probatorios, esa versión primigenia adquiere condición de única e indiscutible. Sin ningún proceso de evaluación sensato, el aludido no cuenta con alguna herramienta de defensa y padece una lacerante condena social. La verdad queda supeditada a la sensación y pierde su estatus de valor moral.
La Justicia en el medio
El humorista fue aprehendido. El actor fue detenido. Los resortes institucionales de la república se ponen en movimiento. Las autoridades de la provincia -Mendoza, en este caso- articulan la defensa de la presunta víctima que, en este caso, ofrece alguna singularidad que no debería soslayarse: es (o fue) amiga de la esposa del gobernador del momento y testigo, casualmente. Pero el cuidado y trato para con el denunciado, no fue análogo. Y las consecuencias son por demás evidentes y el sufrimiento inapelable.
Que la inocencia te valga
Desconfiar de quien efectúa una denuncia, es igual de canalla que condenar anticipadamente, y ahí reside el argumento de este show.
El actor denunciado y ya detenido eligió no utilizar los canales a su servicio (redes con centenas de miles de seguidores, medios de comunicación, amigos influyentes, empresarios conocidos, abogados mediáticos, personajes de la farándula) por su íntima convicción de que la verdad (su verdad) es contundente y suficiente para acabar con el conflicto que -según expresa- se originó cuando él le pidió el divorcio a su esposa.
Una perspectiva importante y respetable, hasta que se la destroza con el accionar avieso
Evitar la violencia y poner énfasis en las diferencias de género, es encomiable, al menos para quien esto firma. Resulta si no imposible, difícil negar que existe una preeminencia machista en todos los ámbitos, pero eso no presta argumento al pésimo funcionamiento de los institutos que deben intervenir. Mal usar una buena herramienta, invierte el propósito y comienza a degradarse la propia herramienta.
So pretexto de impartir justicia, en este caso, es notoria la imparcialidad y sombríos los porqué.
El humorista fue imputado. Con inédita celeridad se lo encerró. Se mediatizó esa detención en función del espectáculo. A días, fue subrogado el fiscal actuante (Daniel Carniello, recientemente fallecido) a pesar de que fue implacable en el proceso de detención, y siguió con rigor (excesivo según la defensa del humorista) con los protocolos. Las endebles explicaciones del Ministerio Público Fiscal no sirven para que no se especule con propósitos alejados a la pretendida acción de la justicia.
Sobredosis de casualidades
El fiscal reemplazado, recientemente extinto, fue uno de los castigados por el Poder Ejecutivo reinante en la bucólica provincia del oeste. Un desobediente que se creyó aquello de la división de poderes. En detrimento del propio sistema de administración de Justicia se ejecutan acciones impúdicas. Tan obvia esta vez la maniobra que ese fiscal actuante no fue subrogado por quien seguía el orden, sino por una fiscal: Fernández Poblet, que estaba 3 lugares por debajo de quien debió ser el fiscal de la causa. Y el juez asignado, un exempleado de la fiscal.
Ni domiciliaria, ni geografía, ni pudor.
Debido al estado de salud del humorista dentro de la penitenciaría, la defensa pidió la posibilidad de que siguiera arrestado bajo la modalidad domiciliaria. El argumento del juez en ese momento fue tan insostenible como absurdo y preocupante. Le fue negado el beneficio. Dijo -está en el expediente y puede leerse- que la proximidad del domicilio ofrecido (propiedad del humorista) con el de la denunciante, ponían en riesgo a la presunta víctima. Habló de 200 metros de distancia, pero omitió algunos ceros. La distancia geográfica entre ambos domicilios excede los 20 kilómetros. Para que el juez entienda, los metros de diferencia son veinte mil. Si hubiese leído al menos que las localidades de ambas viviendas tienen diferentes nombres y distintos códigos postales, podría haber evitado este error que, de haber justicia, él no sería juez, ni abogado.
Documentos, videos, pruebas y la saña judicial
Desde la defensa del humorista elevaron tres pedidos de recusación de la fiscal. El actor llevaba meses con prisión preventiva, una decisión que sólo debería imponerse cuando el imputado ofrece riesgos de fuga o de manipulación de la causa, y no han atendido ninguno de los pedidos que colaboran en esclarecer hechos (a favor o en contra). Lo que pretendían desde la defensa era que el actor pudiera ampliar su declaración (indagatoria) y pudiera ofrecer pruebas en su defensa. La denunciante ocultó elementos que en declaración dijo poseer, y la fiscal no ha pedido esos elementos, increíble. Al actor le secuestraron su teléfono móvil y elementos de filmación. A meses de estar privado de la libertad y de haber enviado estos artefactos para peritaje, hoy aún no han recibido respuesta ¿qué contienen los supuestos videos? bien, si acaso fuesen pruebas, ya deberían haberlos puesto a disposición. Entonces ¿por qué aún no los presentan?. Sólo cabe pensar que el humorista está padeciendo “castigo” quizá, y esto ingresa en el marco de las especulaciones, por algunas manifestaciones políticas que hizo en alguna ocasión en favor de un ocasional y circunstancial adversario de quienes controlan el poder provincial. Los tres, según podemos leer, con divisiones escasas o ausentes.
Los artificios de la inteligencia
Mientras asistimos a un mundo de guerras con artefactos de precisión quirúrgica, acá todavía no pueden “abrir” el teléfono móvil del imputado. Aparato con la información suficiente para desbaratar el andamiaje abstruso de una denuncia colmada de contradicciones, relato inspirado vaya a saber por qué y por quién, aunque con señales: contra qué, contra quién.
Imposible reparación. La desproporción es en sí una injusticia.
Hay quienes ignoran que aquella “Ley del Talión” fue un avance extraordinario en lo que denominamos “derecho”. El “ojo por ojo, diente por diente” aunque suene antediluviano y lo sea, sirvió para que no existiesen desproporciones en cuanto a las penas. O sea, si alguien había sustraído una gallina, el afectado no podía vengar su pérdida matando a la familia del ladrón. De eso se trata.
Hoy, ya en el tercer milenio, explicar algunas cuestiones básicas parece inevitable. Los meses de encierro. La negación de interrumpir las ferias judiciales (de invierno y verano) para conceder el derecho de legítima defensa, muestran cómo y por dónde pasa el poder. Y lo que ese poder causa.
Vamos cambiando
Idóneos como legos, coinciden. Leer el expediente y advertir cambios rotundos en las declaraciones de una de las partes, es al menos sospechoso. Nombres preeminentes involucrados en una primera declaración, declaración que se “perdió” y que luego, en una segunda desaparecieron, obliga a inferencias. Al menos indicios de dudas sobre la veracidad, si hay dos versiones de una misma fuente.
El humorista hoy no nos hace reír pero no por su voluntad, sino porque el poder se está encargando de eliminar toda posibilidad de que podamos reírnos de nosotros mismos, con la libertad que sólo es posible cuando se morigeran las injusticias y la verdad se impone.
Independencia y objetividad, ausentes sin aviso
Dentro de nuestra sociedad, la existencia de violencia de género es innegable, pero si se alude a esa figura por la facilidad que otorga el hecho de que sólo con una denuncia, sin pruebas, y con la connivencia del poder de turno, desaparezca el esencial principio de inocencia, convertirán la herramienta en un arma demonizada. Un despropósito que sólo contribuye a construir una sociedad violenta, maniquea y vengativa, mientras los femicidios se incrementan, y los victimarios están lejísimo de las órdenes de detención o peor, se escapan para asesinar a su víctima, como fue el caso que tuvo como víctima a Flora Inés Moyano, a manos de Walter Molina, que atravesaba una condena grave, sin embargo, no tuvo impedimento para desplazarse y llegar hasta donde cometió el femicidio. Extraño celo el de las autoridades implicadas y preocupante silencio. Inocentes aguardando que la justicia se expida y los libere y delincuentes -comprobadamente asesinos- aptos para reiterar sus crímenes.
Logros
La siempre prolija Mendoza, tan bien definida por el cantautor Jorge Marziali en su canción “Mendoza está”, no es de risa fácil ni frecuente, pero eso, de ninguna manera, la convierte en una provincia seria.
¿Quién se puede reír?
Soportar el escarnio de un encierro absurdo; quedar indefenso ante el señalamiento social inspirado por caranchos disfrazados de periodistas; vivir bajo sospecha; constituyen una lesión a la integridad moral inmedible, que tiene consecuencias también en la salud, claro. Atravesar un proceso sin que existan suficientes y creíbles pruebas de culpabilidad y en donde abundan pericias, datos, indicios de que se trataría de una posible insania (o maldad) de una persona, es dramático.
El insoportable dolor. Amputación física y moral. Irreparables
La lesión que ya ha sufrido el imputado, aunque en juicio luego se definiese su inocencia, no tiene posibilidad de reparación. El daño sobre su prestigio, las dudas que despierta la condena anticipada y la colaboración -seguramente no gratuita- de los divulgadores incontenibles, no encontrarán compensación. Tal como se puede inferir leyendo el expediente, los relatos iniciales no cierran. Los aspectos escandalosos se fueron diluyendo. Los instigadores, los periodistas, los gobernantes, los jueces, jamás recibirán un castigo en igual proporción a lo que el “sistema” le ha provocado al artista de esta historia.
Haber estado privado de la libertad, como suelen decir “alojado” en la penitenciaría, aunque el actor jamás hizo airados reclamos, hoy cobra consecuencias peor que dramáticas. El inadecuado tratamiento de su diabetes durante el extenso tiempo que estuvo en el penal, no fue inocuo. Cacho Garay fue sometido a una cirugía inevitable en la que le amputaron dedos de su pie izquierdo. Un deterioro, explicado por médicos de intachable prestigio y trayectoria, hubiese podido evitarse con la consecución del tratamiento que llevaba a cabo antes de este acontecimiento imprevisto. Impensado. Insoportable.
Su actual patrocinante, el doctor Pasccon explica que Cacho Garay ha rehusado de todo instrumento o atajo para resolver su causa. Cacho Garay pide expresamente que se llegue a debate, que se efectúe el juicio, que se exhiban las pruebas, que se presenten los testigos, que se revelen los contenidos de su celular y que nada siga postergando una situación de inenarrable gravedad. Ningún arreglo secreto. Cacho interpreta que lo único que podrá atenuar su dolor es, precisamente, que se conozca la verdad.
La sentencia hoy es una pregunta retórica: ¿será justicia?