El Gobierno ya piensa en la derogación del aborto y tiene fecha para ejecutarlo
En una entrevista con MDZ, Agustín Laje adelantó los planes del Gobierno y, además, reveló por qué no aceptó ser candidato en las últimas elecciones. Sus próximos proyectos dentro de la "batalla cultural".
Agustín Laje, polítolgo y Director Ejecutivo de la Fundación Faro. Foto: Santiago Aulicino/MDZ
Incluso antes de que Javier Milei diera sus primeros gritos libertarios en los paneles de televisión, Agustín Laje ya era una figura reconocida en toda la región. "Desde los 15 años", como contó a MDZ, es parte de la batalla cultural, como gusta denominar; batalla de la cual fue uno de los primeros soldados de su bando: "la familia de la derecha".
Durante la gran ola feminista, Laje fue conformando un entorno de seguidores cada vez más grande. Eran los disconformes con las tendencias globales y la "agenda woke" que, en todos sus libros, Laje se dedica a atacar por todas sus aristas. El politólogo parece haber conseguido, después de tantos años su objetivo: a partir del 2023 gobierna en Argentina la derecha. Hoy, desde la Fundación Faro predica, en conjunto con el Gobierno, las ideas hoy ya calan hondo en varios sectores de la sociedad argentina,
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En diálogo con MDZ, analiza desde las dicotomías políticas desde la Revolución Francesa hasta el día de hoy, cuenta sobre qué tratan sus llamadas con Javier Milei y nos deja pistas sobre su futuro político y académico.
Mirá la entrevista completa a Agustín Laje
- Hoy nos acompaña Agustín Laje, politólogo, un referente libertario de la actualidad y Director de la Fundación Faro. ¿Cómo estás?
-¿Qué tal, Franco? Gracias por invitarme.
-Agustín, yo te definí como un referente del gobierno libertario, pero cuando vas a entrevistas algunos dicen que sos conservador, otros libertario, otros liberal...específicamente, ¿cómo te definirías ideológicamente?
- Como una persona de derechas. Esas etiquetas tan precisas, como libertario, anarcocapitalista, liberal clásico, randiano, conservador, paleo-conservador, neoconservador...o sea, hay tanta dispersión ideológica que me parece que atomiza a las familias políticas. Las familias políticas tienen un apellido de familia. Tenemos, por un lado, la izquierda, que implica toda una serie de posiciones que son distintas. Dentro de la izquierda tenés en Argentina al kirchnerismo, tenés a los troskos, pero también a los socialdemócratas estilo Lousteau, por ejemplo. Y después en la derecha, en la gran familia de la derecha, tenés libertarios, liberales clásicos, anarcocapitalistas, conservadores, soberanistas...bueno, yo tomo de esos nombres propios de las familias, de las derechas, cosas que me sirven y descarto otras que no me sirven. Pero me quedo con el apellido: derecha.
- Pero antes estábamos hablando, fuera de cámara, de la Revolución Francesa y el término derecha-izquierda viene de ahí. Si uno ve lo que significa en ese momento con lo que significa ahora, cambia mucho ¿No queda también vieja esa categoría?
- Mirá, efectivamente sí, la dicotomía izquierda-derecha nace con la Revolución Francesa. En ese momento los sectores que apoyaban a la nobleza se ubican a la derecha de la Asamblea y los que querían avanzar las revoluciones burguesas se ubican hacia la izquierda. Ahora, desde 1789 hasta hoy, los contenidos particulares de lo que llamamos derecha se han ido modificando de acuerdo a las coyunturas políticas, económicas y sociales propias de la historia. Es decir, en la Guerra Fría, por ejemplo, el liberalismo es una posición de derechas, pero en la Revolución Francesa el liberalismo, es una posición de izquierdas. ¿Qué significa esto? Que la categoría derecha-izquierda va variando con el tiempo, de acuerdo a la coyuntura, de acuerdo a la relación de fuerzas y de acuerdo a cuál es el tema en concreto que se está discutiendo en ese momento.
Hoy te diría que la diferencia izquierda-derecha está más viva que nunca. Está radicalizándose, no solo en Argentina, sino en todas partes. El gran perdedor de estos tiempos es el centro político. Cuando el centro político era el gran ganador, estaba bien decir que la vieja dicotomía izquierda-derecha estaba pasada de moda. Pero hoy yo creo que nadie puede decir que la dicotomía izquierda-derecha está pasada de moda cuando un izquierdista radical, islamista, pro agenda woke, como Mamdani, gana las elecciones en Nueva York. O cuando una corriente interna del Partido Republicano en los Estados Unidos, claramente de derechas, como MAGA ,liderada por el presidente Trump, gana las elecciones dos veces. O cuando en Argentina tenés una polarización entre el kirchnerismo, y no el macrismo, sino el mileismo. En las últimas elecciones quedó totalmente claro que no había espacio para el centro.
- Hablando de Mamdani, muchos lo relacionan con el libro Sumisión, de Houellebecq. ¿Es posible que derive un gobierno de Mamdani, o de otros políticos islamistas como en Europa, en una islamización desde el poder político en Occidente?
- Bueno, es el paso natural después de una islamización social. Es decir, vos tenés en Europa, sobre todo en Europa Occidental, una apertura indiscriminada hacia naciones y religiones que no necesariamente son compatibles con el mundo occidental de raíz judeo-cristiana y que le has abierto las puertas sin tener políticas de absorción cultural. Cuando vos recibís gente en masa que tiene otra cultura, que responde a otra forma de ver y estar en el mundo, podés adecuarlos a la forma en que se vive en tu nación, pero esto no lo ha hecho Europa. Al contrario, Europa ha condicionado todo para que esta gente se sienta como en su casa, estando en la casa de los europeos. Ya hay lugares en España donde comer jamón es un escándalo porque le molesta a los islámicos. Ya hemos visto innumerables veces que, cuando los refugiados eran acogidos en instituciones católicas, donde había una cruz, hacían un escándalo para que quitaran todas las referencias cristianas, dentro de Europa. Eso ha ido evolucionando y vos tenés una situación de apertura indiscriminada, junto con un descenso muy significativo de la tasa de natalidad de los últimos 40 años en Europa. Frente a una población que te llega, insisto, de otra civilización que se reproduce al menos cinco veces más que la tuya. Entonces, naturalmente, esto que se da como fenómeno social pronto pasa a ser un fenómeno político también. Porque esa gente tiene hijos, muchos más que los tuyos y se convierten en ciudadanos de tu nación. Esa gente mañana puede votar y también se puede postular, y pueden terminar gobernando tus ciudades, tus provincias, tu Estado-Nación a nivel federal.
Entonces, yo creo que es una decantación natural lo que está pasando, sobre todo en Europa, y que todavía afortunadamente en América Latina no lo vemos. Yo creo que América Latina es la última esperanza de lo que llamamos civilización occidental.
- Viniendo a Argentina, parece que por ahora el problema religioso no es algo de la actualidad. Ahora sí, la polarización izquierda- derecha es muy fuerte. Vos fuiste uno de los primeros en impulsar la batalla cultural desde un momento en el que los libertarios no eran poder y ahora se llegó a tener un gobierno libertario. ¿Cómo cambia esa situación? ¿Cómo se impulsa la batalla cultural desde el Gobierno? ¿No hay un quizás un peligro de dormirse en los laureles, como pasa con todo movimiento revolucionario, si se quiere?
- Tiene distintas instancias. Vos, desde el Gobierno, por ejemplo, podés modificar la lectura que se hace a nivel oficial de la historia reciente. Por ponerte un ejemplo, el kirchnerismo creó su épica militante a partir de la historia de la década del ´70, reivindicando a Montoneros, ERP, a las guerrillas marxistas en general. ¿Qué puede hacer el gobierno de Milei? Bueno, tener otro discurso oficial y decir "oigan, el terrorismo marxista fue un flagelo para el pueblo argentino y queremos equilibrar la visión histórica que hemos recibido de manera deformada por parte de los kirchneristas durante más de 15 años".
Otro ejemplo: el kirchnerismo puso mucho énfasis en el adoctrinamiento escolar con ideología de género. Lo que ellos llamaban Educación Sexual Integral en realidad eran manuales plagados de lo que nosotros llamamos ideología de género, es decir, una visión distorsionada de lo que significa la sexualidad humana a niñitos que recién se están formando. ¿Qué puede hacer el gobierno libertario? Echar por la borda esa forma de de de adoctrinamiento sexual en niños y dar una educación sexual real, con la cual todos podríamos estar de acuerdo. Una educación sexual en la que se le enseñe sobre el cuerpo humano en términos sexuales, que se le enseñe a prevenir embarazos no deseados, que se le enseñe a prevenir enfermedades de transmisión sexual o a prevenir abuso sexual. Algo con lo cual todos estamos de acuerdo. Ahora, no estamos de acuerdo con que a tu niño, durante toda una hora de clase, le digan que se tiene que auto percibir con un sexo que no es el suyo. Y eso era parte, por ejemplo, de los manuales de educación sexual en mi ciudad, en Córdoba. A los niños les decían "durante toda esta hora tenés que cambiar tu género y ahora, si sos Juancito, ahora serás Juanita, y vas a tener que ser una chica trans durante toda esta hora". ¿Qué tiene que ver esto con educación sexual? Nada. Era puro adoctrinamiento.
Otro ejemplo: nosotros tenemos un think tank libertario, llamado Fundación Faro. Nosotros no dependemos de dinero estatal. Nosotros tenemos puramente dinero privado, pero estamos impulsando la batalla cultural desde la sociedad civil, al mismo tiempo que hay un gobierno libertario, lo cual nos permite, evidentemente, tratar de formar políticas públicas, en el sentido de lo que nosotros creemos que tiene que pasar en el país, que es un avance de las ideas de la libertad. Con lo cual, en síntesis, son muchas las cosas de la batalla cultural que se pueden hacer cuando uno es gobierno. No creo que te aburgueses.
- Más allá de que Fundación Faro, que actúa desde la sociedad civil, vos tenés un vínculo con el Gobierno. ¿Particularmente tu día a día con Javier Milei, o si se quiere con el triángulo de hierro, cómo es?
- Yo hablo regularmente con Javier. Siempre son comunicaciones cortas, no es que estamos hablando una hora. Javier Milei tiene tanta conciencia sobre la batalla cultural que a veces me llama y me dice "se me ocurre esta idea, se me ocurre este argumento, mirá que interesante esto, mira este símbolo". El otro día me llamó, por ejemplo, para eso..."se me ocurrió esta idea"...
- ¿Se puede saber qué te propuso?
- Todavía no, pero tenía que ver con la agenda woke. Tenía que ver con una dimensión de la agenda woke que tiene una cosa satánica, digamos, atrás. Hasta que no lo tenga bien estudiado no lo puedo hacer público, pero era una preocupación relativa a las agendas woke. Entonces, él está siempre con la cabeza metida en la batalla cultural. No miente cuando dice que lo que más le gusta a él es dar batalla cultural. Ayer o anteayer estuvo en Miami y dio un discurso de filosofía moral en favor de lo que significa éticamente el sistema capitalista. Él está siempre pensando cómo podemos hacer avanzar las ideas, sabiendo al mismo tiempo que, si la gestión funciona y si logramos mejorar la calidad de vida de la gente, nuestras ideas van a tener más oportunidad de ser comprendidas y aplicadas en este país.
Al mismo tiempo necesitamos la otra pata, que es la política, un partido político que funcione, un equipo y una estrategia política que nos mantenga en el poder, incluso pasando el 2027. Esto es un proyecto mucho más largo de lo que se cree.
- Hablando de mantenerse en el poder, ya son gobierno hace dos años y uno de esos puntos fuertes de la batalla cultural, era el aborto. Sigue estando la ley. ¿Me imagino que tienen un proyecto para derogarla después de las elecciones que ganaron, o no?
- Yo no sé si hay un proyecto o no, desconozco. Lo único que sé es que hay proyecto de reforma de Código Penal, Tributario y Laboral. Probablemente, supongo que previsional en algún momento también vendrá. A mí me encantaría que el aborto se derogue cuanto antes. Ahora bien, la política tiene tiempos.
El aborto fue introducido por Mauricio Macri en un contexto de crisis económica. Vamos a explicarlo así. La discusión del aborto entró para tapar una crisis económica. Vos no podés derogar el aborto hasta que no tengas una situación de bonanza económica. Tenés que invertir la ecuación. ¿Por qué? Porque, si ahora que justo estás saliendo de una crisis, que estás tratando de bajar la inflación, que estás tratando de recuperar la economía, introducís un debate nacional de esas características, es muy probable que reavives, el feminismo en primer lugar, las izquierdas en segundo lugar, y que les des un motivo para envalentonarse y volver a generar un riesgo que te ponga en graves peligros. Esto es muy opinable, pero es muy complicado, hasta que no hayas cumplido definitivamente la promesa económica, dar el salto y decir "vamos a derogar el aborto". Ojalá que sea cuanto antes. Yo he dedicado todos los últimos años, desde el 2018 hasta hoy, a difundir la los valores provida. He ido a debatir a cuanto programa de televisión me han invitado, he ido a dar cuanta conferencia me han invitado, he donado dinero mío, de mi trabajo, para grupos provida. Lo que te quiero decir es: no sé cuántas personas están tan interesadas para que el aborto deje de ser legal en Argentina como yo. Pero entiendo la política. Y hay veces que los grupos provida no la entienden.
Por ejemplo, los grupos provida le decían a Javier Milei que apenas asumió el poder tenía que derogar el aborto y ni siquiera eran capaces de darse cuenta de que tenía un 9% de senadores y tenía un 15% de diputados ¿Hoy tenés mayoría propia? Tampoco la vas a tener a partir de diciembre ¿Podría llegar a generar acuerdos para derogar el aborto? Está más cerca de hacerlo. Ahora, por favor, inteligencia política. Porque no hay muchas balas para esto. No podés perder esa puja por haberlo hecho a destiempo. A mi juicio, necesitás que la economía esté estable y que la gente esté contenta con el Gobierno. Ahora, lo que pasó en octubre fue un voto de confianza: "has controlado la inflación, te damos un voto de confianza para que llegues bien al 2027". Al 2027 tenés que llegar con la economía saneada, con el país creciendo, con la gente contenta por cómo le está yendo. Si eso se genera, hay que derogarla cuanto antes al aborto, porque ese va a ser el momento.
- Agustín, 2027...¿Estás evaluando la posibilidad de pasar de la Fundación Faro a un cargo electivo?
- Si me lo pide Javier, sí. Yo he hablado con él varias veces sobre esto. Siempre le dije "mirá Javier, yo estoy a disposición después de que termine el doctorado". El doctorado son cinco años, es decir, es otra carrera. Llevo cuatro años, me queda solo un año. Y después quedo a disposición. No pude tirar el doctorado a la basura en las últimas elecciones, que tenía alguna chance de haber estado en alguna lista en Córdoba, por ejemplo. Pero dije que no, porque implicaba dejar el doctorado.
- Entonces te lo ofrecieron concretamente
- Hubo alguna conversación. Hubo alguna conversación para ver si podría llegar a aceptar esto. Y digo "miren chicos, yo estoy y voy a estar. Estoy desde los 15 años con estas ideas y tengo 36 ahora. Ahora espérenme un año más porque necesito terminar esto que le he dedicado cuatro años de mi vida, una inversión económica también que uno tiene que hacer para poder estudiar afuera, y no vale la pena tirarlo a la basura porque me urge ahora este tener un cargo electivo". Yo a partir del año que viene ya es el último año en España y quedo a disposición de lo que pida Javier.
No es algo que me agrade demasiado, te quiero decir. Es decir, no tengo apetito político, no soy una criatura de poder. Pero sí tengo un concepto de lo que es un equipo en política. Y bueno, a veces uno tiene que hacer cosas que quizás no son las que más les gusta.
- Te lo pregunto porque, más allá del apetito que puedas tener, algunos te plantean como el sucesor en 2031.
- Alguna vez escuché algo de eso. Creo que rumores nomás. A ver, hace una semana o dos, estábamos pensando si vamos a tener gobernabilidad, o no, en los próximos dos años que nos quedaban de gobierno. Estar pensando qué va a pasar después de 2031 me parece que es un poco imprudente. Yo sería muy imprudente si me tomara en serio eso.
- Vos siempre estuviste sacando libros muy exitosos. Quería preguntarte si tenés pensado un próximo libro y qué tema puede tocar.
- Sí, lo tengo pensado. Yo, haciendo el doctorado, escribí tres libros. Mi directora de tesis ha sido una verdadera santa porque, en general, cuando vos te dedicás a un doctorado estás 100% en el doctorado. Yo, haciendo el doctorado, he escrito tres libros, dirigido la Fundación Faro, girado por el mundo dando conferencias, he mantenido una actividad frenética en redes sociales, y mi directora de tesis me ha aguantado todas. Pero después de publicar el último libro, Globalismo, yo le prometí que no iba a publicar ningún otro libro más. Así que eso ya no va a estar hasta que no termine el doctorado.
Cuando termine el doctorado, sí, ya tengo un tema en la cabeza, que es un tema moral. Es decir, la gran pregunta es ¿cuáles son las virtudes o los vicios que agudizan las distintas ideologías políticas? Es algo que estoy trabajando con la Fundación Faro. De hecho anoche lo presentamos en Carajo, en La Misa. Es la a idea de que hay distintos vicios de los cuales se aprovecha la izquierda: la envidia de la gente, el resentimiento, determinadas miserias morales que las ideologías pueden agudizar o pueden minimizar.
Yo tengo la idea, por ejemplo, de que la derecha lo que hace es agudizar virtudes, como por ejemplo la fuerza interior, la sensación de que uno es capaz de superarse si se esfuerza, el sentimiento de competencia sana, no de envidia, sino de competencia: "Yo quiero llegar a tener lo que vos has logrado y para eso me voy a esforzar el doble que vos para poder llegar" ¿El envidioso qué dice? "Vos llegaste a tener más que yo. Necesito un político que venga a pegarte un palazo para que te baje a mi nivel". O sea, son dos concepciones totalmente distintas del mundo. La derecha, por ejemplo, reivindica siempre lo propio, la idea de la propia patria: "defiendo mi patria, defiendo mi historia nacional, defiendo mis símbolos patrios, defiendo mi propia familia, mi institución familiar, la institución familiar vale la pena ser defendida. Defiendo la propiedad privada".
En cambio, las izquierdas, son autoflagelantes: "mi historia nacional es un asco. Los símbolos patrios son represión. Los tenemos que cambiar por los símbolos de, no sé, la banderita multicolor. La propiedad privada tiene que ser socializada". Siempre auto flagelación. A ese cruce, entre variables morales, entre virtudes y vicios e ideologías políticas, le quiero dar en algún momento forma de libro. Eso creo que va a ser lo próximo que haga. Pero falta un año todavía.
- Muchas gracias Agustín.

