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Enseñanzas de las elecciones porteñas: el llamado de Milei para adoptar a los gobernadores huérfanos y el riesgo de la poca participación

Poca participación, dispersión de votos y el primer triunfo distrital de Milei. Las enseñanzas que deja una elección con onda expansiva comunicacional.
Milei podrá negociar en condiciones favorables con los gobernadores. Foto: NA
Milei podrá negociar en condiciones favorables con los gobernadores. Foto: NA

Para entender por qué una elección distrital como la de la Ciudad de Buenos Aires tiene un impacto político tan grande pueden tomarse varios íconos. La síntesis está en la vista: desde la Legislatura porteña puede verse en el horizonte cercano la Casa Rosada, el epicentro del poder nacional. Esa convivencia no es retórica y se profundizó aún más con la nueva Constitución y la entrada en escena de Buenos Aires como distrito electoral. Fernando De la Rúa, Mauricio Macri, Alberto Fernández y, por supuesto, Javier Milei. Fenómenos porteños que llegan por la relevancia del distrito y, sobre todo, las luces de los medios, las redes y la capitanía comunicacional que también se ejerce desde Buenos Aires. Las condiciones extraordinarias del momento hicieron que Néstor Kirchner llegara al poder desde una provincia y ejerciera desde allí un federalismo clientelar. El resto de la política nacional ha sido encandilada por las marquesinas que brillan puertas adentro de la General Paz.

La elección porteña deja varias enseñanzas, más allá del humo de los festejos. La Libertad Avanza ganó apenas con el 30% de los votos, un volumen exiguo. El dato real es la dispersión de opciones electorales. Pero más relevante es la falta de participación, que no llegó ni al 60%. Milei había logrado capitalizar el voto hartazgo y ahora al menos en la Ciudad su partido fue el más votado entre los pocos que votaron. No motiva la participación, pero es el elegido.

Cambios

La foto del resultado tiene datos sorprendentes si se contextualiza. La UCR, por ejemplo, queda fuera de juego. Ya era una federación de partidos distritales por la falta de referencias y proyectos nacionales. Lo ocurrido en la Ciudad desmitifica la idea de permanencia de los sellos. Martín Lousteau es el presidente de ese partido y en su distrito no logró llegar al piso del 3%. La disolución del radicalismo porteño queda disimulado por falta de interés. Pero deja abierto un escenario favorable para Milei y los suyos: los gobernadores aliados, que eran "oficialistas culposos", fueron los ganadores de la pelea política que tenían contra el presidente del radicalismo. Mendoza, San Juan, San Luis, Neuquén, Salta, Jujuy, Santa Cruz, Misiones, Corrientes, Chaco, Chubut, en menor medida Santa Fe y la lista puede crecer.

En el nuevo escenario y sin proyecto nacional propio, las fuerzas del cielo tiene la partida de nacimiento a la firma para adoptar a los gobernadores. Más relevante parece el desastre electoral del PRO, partido que años atrás había logrado fagocitarse a los radicales y ahora sufre las consecuencias de ese gen que compartían: las peleas internas, los intereses particulares y las rupturas. En la disputa territorial que se viene, el Presidente también tiene terreno fértil allí. 

Para entender ese camino, hay que ver el recorrido vertiginoso del último año. En lo discursivo y también en el ejercicio del poder, Milei y su equipo no han puesto el foco en el federalismo y, por el contrario, escinden de responsabilidades territoriales al Gobierno nacional. Del otro lado, tras la llegada de Javier Milei al poder, el bloque de gobernadores del extinto Juntos por el Cambio sufrió la orfandad. Pretendieron armarse como bloque para negociar con Milei, pero los desaires nacionales fueron más potentes. La Libertad Avanza nació con una energía que excede su poder territorial real, pero no lo consideran una carencia. Ahora, rápidos, abrieron los brazos para aliarse con otros sectores que comulguen con algunas de las ideas. Tras la elección porteña puede haber confluencia, finalmente. 

El llamado del oficialismo cala hondo en Mendoza, donde ya está casi cocinada la alianza entre Cambia Mendoza y Karina Milei. Sí, es con “el jefe” el acuerdo, más allá de que no está claro cómo será la letra chica de la nueva alianza oficialista. El presidente intentó nacionalizar el resultado diciendo como arenga que “todo el país” se va a teñir de violeta, en alusión al color elegido por La Libertad Avanza. Alfredo Cornejo toma la posta y puede haber una confluencia de matices: el “morado Cornejo, puede confundirse con el violeta de Milei”.

En Mendoza el escenario electoral tiene una dispersión inicial que se asemeja a lo que ocurría en Buenos Aires. Es decir, sectores que pueden tener afinidades pragmáticas o ideológicas, pero diferencias personales irreconciliables. Ocurre en el oficialismo por las peleas entre el PD, La Libertad Avanza, La Unión Mendocina  y la UCR cornejista. Y en el PJ, con el kirchnerismo, la conducción partidaria y los intendentes. La experiencia porteña indica que si se mantiene la dispersión, puede haber un ganador con un techo muy bajo.