Carlos Alzugaray: "No me imagino a Donald Trump agregando a Cuba como 'país terrorista', pero él mea y cambia de opinión"
El exembajador cubano en Argentina y analista internacional, reflexionó sobre la las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y el presente de América Latina.
Desde La Habana, Cuba
La decisión del presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, de retirar a Cuba de los "países terroristas", a días de dejar Salón Oval en Washington, se recibió con sorpresa y alegría dentro de la isla. Frente a la nueva gestión del republicano Donald Trump, se espera que la nueva conducción de la Casa Blanca sostenga el bloqueo a Cuba, pero todavía no hay indicios claros de que vaya a revertir la decisión tomada por su antecesor. En paralelo, el Gobierno comunista de Miguel Díaz-Canel continúa con la liberación de "presos políticos", lo que muestra un gesto hacia sus vecinos del norte y da indicios de que las conversaciones entre ambos países avanzaron.
En un café del barrio El Vedado, donde alguna vez vivió una élite cubana, el diplomático y analista internacional Carlos Alzugaray, que fue embajador de Cuba en la Argentina durante 1974 y 1977, dejó en claro qué piensa de Donald Trump. "Él mea y cambia de opinión", disparó durante una entrevista de más de una hora con MDZ. A Alzugaray le caben mil adjetivos que enaltecen su palabra, pero el más preciso es "polemista", una especie en extinción dentro del debate político. Participó en el Gobierno revolucionario y lo defendió en distintos momentos. Hoy reconoce que "es malo". No titubea en decirlo, aclara que "nunca va a estar con el imperio" y que no lo financian desde Miami. Sin embargo, cuando plantea sus críticas al gobierno Díaz-Canel reniega cada vez que lo acusan de "contrarrevolucionario".
Sobre Donald Trump y su relación con Cuba, planteó: "Es una persona transaccional, no juzga las políticas de acuerdo con un patrón ideológico. Es conservador, obviamente, pero siempre ve costo beneficio. Por eso se relaciona con Vladimir Putin, con los países árabes, etcétera. Yo no creo que él tenga un compromiso ideológico contra Cuba, no me lo imagino revirtiendo al decisión del actual presidente en el corto plazo. Él puede decir que Biden tomó esa decisión y tener esa carta ahí para negociar, para ver a al presidente ruso y presionar para que se resuelva la guerra con Ucrania. Si no lo ayudan, él puede empezar a apretar a Cuba otra vez".
-¿Cómo se imagina el impacto en Cuba de la nueva llegada de Trump al gobierno estadounidense?
Yo creo que todavía las cosas se van a poner peor. Sobre todo al tener en cuenta que han nombrado a Marco Rubio como secretario de Estado. Sin embargo, este acuerdo con el gobierno norteamericano tiene muchas peculiaridades que a uno le sorprenden. ¿Por qué hacen esto ahora, cuando ya casi no tiene importancia? Obama había hecho algo parecido, pero dio señales en esa dirección, siempre dijo que la política contra Cuba fue un fracaso, pero Biden no había dado ningún indicio. Ahora creo que Trump ha cambiado su actitud con muchos países, como con Venezuela. Ya no está tan interesado en tumbar a Maduro, lo que quiere es hacer un negocio Maduro, mientras siga la guerra Rusia-Ucrania. Y a él que tanto le gusta hablar de todo, no ha dicho nada sobre Cuba, mientras tanto vemos que el Gobierno empieza a liberar presos, algo que a Estados Unidos le interesaba.
-¿Se lo vio como un gesto en medio de la negociación?
Sí, por supuesto. Más que un gesto. Lo que ha dicho el Gobierno es que se trata de una atención con el Papa por el año del Jubileo. Hablan de una entrevista que tuvo Francisco con Díaz-Canel en 2023 y que ahí se planteó el asunto. Ahora, el anuncio de la liberación llegó el mismo día que quitaron a Cuba de esa lista. El gobierno cubano no se va a meter en esto sin ninguna garantía de que lo hecho Biden no lo vaya a revertir Trump. Me parece que alguna señal más le tienen que haber dado.
-¿Cómo interpreta el silencio de Tump sobre este tema?
El silencio de Trump dice mucho. He seguido todas las declaraciones. Ni Marco Rubio, ni Maurice Claver-Carone han dicho "lo vamos a revertir". Dicen "lo podemos revertir", pero no lo afirman, es decir, puede ocurrir como no. El tema es que Trump no tiene una cuestión ideológica con Cuba. En la década del 90 él mandó a hacer averiguaciones para invertir aquí, quería hacer su Trump Tower en La Habana y un campo de golf. Cuando eliminó el acuerdo diplomático de Obama, lo hizo para burlarse de su antecesor, para construir poder, pero no por una cuestión de ideología.
-¿Cómo estás viendo a América Latina en estos años?
La izquierda ha perdido terreno, creo que en muchos casos por los propios errores de los movimientos, como lo es la corrupción una vez que están en el gobierno. Tampoco han sabido manejar la la la división que hay en Bolivia entre Evo y y Luis Arce; en Argentina inexplicablemente le abrieron las puertas a Milei. Pero sin embargo hay luces. Lo que ha pasado en México es sorprendente. Si Andrés Manuel López Obrador era un tipo en el que se podía confiar, esta mujer es todavía mejor. Claudia Sheinbaum se las trae. A Lula lo veo cometiendo errores que no debió, como con Maduro en Venezuela.
-¿El apoyo de las izquierdas a Maduro no deslegitima los distintos procesos de transformación?
Maduro perdió la elección. Pero ahora todo se enredó y hoy no se sabe quién ganó realmente. Muchos dicen que el presidente no enseñó las actas. ¿Y quién dijo que debe hacerlo? Solo tenía que enseñarlas frente al Tribunal Supremo y el organismo se pronunció. Luego de eso la derecha dijo que estaba manipulado ese tribunal, pero si entraste en el proceso electoral aceptaste la institucionalidad venezolana. Hasta que en un momento cambiaron de parecer. En vez de esperar a que el Tribunal y la Corte Electoral se pronunciaran y luego hacer el reclamo, se adelantaron y hablaron directamente de fraude.
-¿Cómo está hoy la relación entre Cuba y Venezuela?
Hay información de que no está tan cercana como en otro momento, como lo fue con Chávez y Fidel. Pero tengo la sensación de que Venezuela no está en una crisis como antes, sí parece que no está suministrando tanto petróleo a Cuba, como se esperaba. Me han dicho, además, que en este momento Venezuela le debe dinero a Cuba. Hay un factor muy importante para entender la relación entre ambos países. En su lecho de muerte Fidel Castro le dijo a Raúl Castro y a Díaz-Canel: "A Venezuela hay que defenderla a rajatabla, pase lo que pase y sea lo que sea". Por otra parte, se dice que cuando Chávez estaba muriendo le preguntó a Fidel que quien él recomendaba que nombrara como sucesor y Castro le dijo que Maduro. Yo no estoy muy seguro que Maduro sea la persona ideal, mete mucho la pata, dice cosas brutales, se va totalmente de tono. Una vez una amiga me dijo que yo no comprendía a los venezolanos, a ellos les encante esa personalidad de guapeza y verborragia.
-¿Cómo ve al Gobierno cubano?
Es malo. Tienen grandes lagunas y una visión del mundo totalmente equivocada, lo ven con el viejo prisma, tienen el chip soviético metido. A ellos el modelo chino y el vietnamita les causa escozor. Creen que eso es capitalismo global y para mí es un error. Los chinos y los vietnamitas están haciendo el socialismo a su manera y a veces para hacerlo tienes que utilizar un método capitalista. Aquí hay una mentalidad Estado céntrica. Le tienen terror y pánico a que haya sectores de la sociedad que puedan vivir sin el Estado.
-¿Por qué?
Porque quieren mantener la tradición de la revolución, que para mí ya pasó, la revolución se hizo más bien regular. Ya no se puede seguir diciendo que estamos en revolución. Tampoco se puede convencer a nadie que esto es socialismo, es una mezcla mala. La diferencia es que China le ha abierto el espacio al mercado y a la propiedad privada, pero de una forma controlada, pensada como una decisión estratégica.

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