Axel Kicillof, entre la "traición o la rendición", hablará con Cristina Kirchner y Ricardo Quintela
Por primera vez fracasa un operativo clamor en favor de la expresidenta. El año pasado todos le pedían que fuera candidata, pero ella se sintió proscripta. Ahora, ni Kicillof pidió por su presencia.
Cristina Fernández de Kirchner sería la invitada especial del acto que está preparando el próximo 17 de octubre Axel Kicillof, quien hasta ahora no se expidió en apoyo a la expresidenta de la Nación en su candidatura al PJ Nacional, le confió a MDZ una persona de estrecha confianza del gobernador.
En la gobernación, no obstante, no todos manejan la misma información. Un miembro del Gabinete especuló que podría haber un encuentro entre los dos, que no se ven desde hace meses, y también se volvería a juntar con Ricardo Quintela. ¿Hará una recorrida por la calle Callao y luego pasará por Rodríguez Peña? Solo el chofer de Kicillof tiene la respuesta.
Ninguno de los organizadores del acto, desde Andrés “El Cuervo” Larroque a los intendentes que no quieren seguir siendo socios de La Cámpora de Máximo Kirchner, se sorprendió de la información. Uno, directamente, negó taxativamente tal posibilidad.
Oficialmente, Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner no hablaron personalmente ni se enviaron emisarios. El gobernador elige concentrarse en la gestión y no salir a discutir sobre los reclamos que le realizan el hijo de los dos presidentes y el senador Oscar Parrilli, el hombre de confianza de Cristina, quien hoy manifestó su molestia porque Axel aún no se expidiera sobre la discusión interna del Partido Justicialista.
“El gobernador está trabajando para la unidad total, no ficticia del peronismo. Quiere que todos participen”, le confiaron desde el entorno bonaerense a este cronista cuando se le preguntó sobre cuál era la decisión de Kicillof en la puja entre Ricardo Quintela y la exvicepresidenta.
Este lunes, en La Plata, a diez años del aniversario del fallecimiento del exgobernador Antonio Cafiero, Kicillof participó de un acto con Julio Alak y de lo único que se habló fue de la ruptura con La Cámpora. La posibilidad de que el acto del 17 en Berisso tuviera como invitada a la expresidenta y a su hijo pondrá en crisis al gobernador.
Jorge Ferraresi, Gabriel Katopodis, Larroque, Fernando Espinoza y Mario Secco, entre otros, quedarán más que dañados políticamente y desautorizados de manera directa. Y, Kicillof, nuevamente preso de una estrategia que no le será propia, algo que a todas luces rechaza.
El gobernador tuvo que soportar desaires públicos de parte de los intendentes de Hurlingham, Damián Selci, y de Quilmes, Mayra Mendoza, en las dos oportunidades que visitó esos distritos. Desde los pocos militantes que se movilizaron, sobresalían los carteles que decían Nada sin Cristina, como amenaza y mensaje de guerra a la vez.
En el Instituto Patria, la señora Kirchner recibió al intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, y al exministro del Seguridad de Alberto Fernández, Aníbal Fernández, quien discutió airadamente con ella y con su hijo mientras defendía los colores del Gabinete albertista.
Mientras esto sucede, no hubo diálogo entre el gobernador riojano y la expresidenta. Quintela mantiene su decisión de participar de la interna. Para que algo cambie debe haber un trabajo de orfebrería que no abunda hoy en el peronismo kirchnerista.
“Lamentablemente, Axel está entre la rendición y la traición”, le confió a MDZ un conocedor de más de un secreto entre las partes intervinientes. La reciente historia del peronismo, igualmente, está montada sobre este tipo de episodios. Carlos Menem fue “traicionado” por Eduardo Duhalde. El exgobernador, a su vez, fue sacado de la política por su elegido como candidato, Néstor Kirchner, cuando el santacruceño era considerado un “perro muerto” por quien luego salió a bancarlo, el exintendente Hugo Curto.
Más allá de las historias románticas y una decidida resistencia durante la dictadura de 1955, hubo episodios que marcaron a fuego la fragilidad de los lazos en el movimiento creado por Juan Domingo Perón, quien en el exilio debió soportar la jugada de Augusto Vandor, el gremialista de la UOM, que pretendía un “peronismo sin Perón.
Sin embargo, la máxima expresión de la “traición”, fue la marca que maneja el Máximo Kirchner. Héctor Cámpora duró menos de dos meses en la Presidencia porque creía que podía gobernar sin atender los reclamos de su líder, que ya se había mudado a la residencia de Gaspar Campos, en Vicente López. Tiempo después, fue Perón presidente que echó a los que pretendían un peronismo de izquierda del cual “el tío” se había enamorado.