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El Vaticano reconoció un "pacto de silencio" alrededor de los abusos del Próvolo y que hubo denuncias previas

En la investigación interna realizada por la Iglesia por los abusos en el Próvolo, desde el Vaticano reconocieron que había antecedentes. Además, detectaron un "pacto de silencio" tácito que agravó la situación durante años. Las duras conclusiones.

Laura Fiochetta y Pablo Icardi martes, 9 de mayo de 2023 · 13:03 hs
El Vaticano reconoció un "pacto de silencio" alrededor de los abusos del Próvolo y que hubo denuncias previas

Los abusos sexuales cometidos por sacerdotes que prestaban servicio en el Instituto Próvolo, de Luján de Cuyo, escandalizaron hasta a las autoridades del Vaticano. Pero no sorprendieron del todo: en un documento interno remitido desde la santa sede a la Argentina, se advierte que ya había denuncias por el mismo delito y por eso piden celeridad en la investigación interna. El proceso iniciado administrativamente por colaboradores del papa Francisco terminó con confirmaciones dolorosas. Los abusos, según la propia Iglesia, se habían cometido desde muchos años antes, había otros delitos y, sobre todo, un pacto de silencio que permitió la continuidad de los abusos. “El aislamiento del Instituto ha favorecido este tipo de delitos: un implícito pacto de silencio y los destinatarios, doblemente, vulnerables”, reconocen.

Ese reconocimiento es importante, pues en el juicio que se lleva adelante y entró en etapa de alegatos hay un foco puesto en todo lo que rodeó a los abusos; por acción u omisión.

Desde el Vaticano reconocen que hubo denuncias previas en otras sedes del Próvolo. Pero nunca hubo una advertencia particular cuando se fundó la institución de Luján de Cuyo. Incluso en la gestión inicial y el agradecimiento final por habilitarlo es protagonista principal Nicola Corradi, el fundador y principal pilar de lugar y de la trama de abusos. “Ya venía con problemas desde Verona”, reconocieron los investigadores.

Cartas desde el Vaticano

La primera orden oficial la envía Luis Ladaria, titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe y una de las personas más influyentes del Vaticano. En la misiva, el cardenal advierte la urgencia del caso, reconoce los antecedentes y delega la investigación. “La Congregación ha recibido la noticia de la presunta comisión de un delito de abuso sexual por parte del Rev. Nicola Corradi, contra menores huéspedes del Instituto Próvolo…En este sentido, dado que en el pasado otros miembros de la misma Congregación ya han sido acusados de cometer el delictum contra sextum cun minor, este Dicasterio, … tutela la invita a proceder con la investigación previa”, dice la carta de Ladaria.

La carta de Ladaria.

En las instrucciones hay algunas novedades respecto al derecho canónico tradicional. Una de ellas es que sugieren consultar a las víctimas y sus historias, algo que para la Iglesia no es convencional. “Podrán ser oídas las presuntas víctimas, o sus tutores, así como los imputados”, dice el cardenal en la carta enviada en febrero del 2017 desde el Vaticano.

El obispo de Córdoba era el destinatario de las órdenes. Y aceptó la responsabilidad. “Entiendo prestar este servicio por amor a la Iglesia y una especial colaboración al ministerio del Santo Padre Francisco. Voy a encargar que se haga todo de acuerdo a las indicaciones de sus cartas y lo que dispone la Iglesia”, explica el arzobispo Carlos José Ñañez en su carta dirigida a Landaria en marzo del 2017.

Más duro en los términos fue el nuncio apostólico Emil Tscherring, quien entonces era ocupaba ese cargo (embajador del Vaticano). El influyente sacerdote acusó a la justicia ordinaria de Mendoza y a los medios de comunicación de poner obstáculos en el proceso canónico por el “triste escándalo que ha conmovido profundamente a todo el país”. El embajador pide que rápidamente le quiten el estado clerical. “Espero que la recomendación del P. Dante sea seguida rápidamente, pidiendo que los tres sacerdotes, debido a la gravedad de la acusación, sean liberados del estado clerical sin tener que pasar por un proceso penal judicial o administrativo”.

La carta del embajador del Vaticano. 

El caso Próvolo fue un punto de inflexión para la Iglesia Argentina. Tras el escándalo hubo puntos de tensión por el rango institucional que tomaban las investigaciones. Por un lado, el proceso canónico y la independencia que el Estado argentino le reconocía a esa institución; luego rebatida en la Suprema Corte. Por el otro, los cruces con la justicia penal. El Arzobispado de Mendoza evitó hacerse cargo de la investigación interna por temor a las consecuencias económicas que pudiera tener. Pero el arzobispo Franzini sí promovió que se investigue a través de otra diócesis, en particular de la Córdoba. “Hay que aclarar que Franzini sí pidió que se investigue, pero que lo hagan de manera independiente. Eso es lo que ocurrió”, aclararon desde la Iglesia.

Conclusiones dramáticas

La trama es enorme y se ramifica. Incluye complicidades internacionales y locales. En ese esquema, hay tres protagonistas principales. El cura Nicola Corradi, fundador del Próvolo mendocino, Horacio Corbacho, cura que fue resistido en Mendoza pero finalmente ordenado y considerado además el más perverso y Ramón Amarilla, que no está acusado de abuso pero sí de entramar un enredo de manejos económicos dentro del Instituto y también de violaciones a las normas de la Iglesia por tener un amorío y haber promovido un aborto.

Tras la investigación del Arzobispado de Córdoba, las conclusiones son demoledoras y consideran a las denuncias contra Corradi y Cobacho como escandalosas y verosímiles. Lo más relevante es el reconocimiento de denuncias previas hacia el fundador, Nicola Corradi, y un abuso continuo contra otro integrante del equipo. “Agravado por ser el Superior por largos años y fundador. Ya venía con dificultades desde Verona. Uno de los imputados e institucionalizados desde los tres años, sería iniciado y abusado en el tiempo por él”, describen tras haber analizado 325 fojas de la investigación sobre ese sacerdote, que ya murió. El aludido es “” Bordón, que fue condenado en un juicio abreviado. El hombre fue abusado y luego él abusó de alumnos del instituto.

Sobre Corbacho, aseguran que fue el ejecutor de los hechos más aberrantes y lo consideran “un perverso”. Al cura Amarilla lo acusan de tener “conductas inapropiadas con dos mujeres” y malversación de fondos. “Pesa sobre él, la sospecha de la comisión de un aborto”, agregan.

Por eso, en ese momento pidieron desde la Iglesia argentina al Vaticano que se sancione “expeditísimamente” y expulse a los sacerdotes. 

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