Cornejo gobernador: la revolución millennial y los desafíos de su segundo mandato
Alfredo Cornejo asume su segundo mandato como gobernador, un hito en la historia reciente. Tendrá el foco en la Nación y delega en un grupo de millennials las responsabilidades más grandes.
Alfredo Cornejo se transformará hoy en el primer gobernador en asumir por segunda vez el cargo desde el retorno de la democracia. Tiene como valor político hacerlo en una provincia que repele la idea de “perpetuarse” en el poder. Desde lo institucional, la Constitución prohíbe la reelección inmediata, y desde lo ciudadano: hubo exmandatarios que tenían muy buena imagen, pero sin embargo no lograron la reelección alternada como Cornejo.
A diferencia de 2015, el gobernador que hoy asume no puede usar el espejo retrovisor para excusarse de mejorar la provincia, pues allí tiene el reflejo de lo hecho y lo mal hecho durante 8 años por la alianza que él lidera. Sí tiene un desafío enorme al mirar hacia el Este: una situación nacional calamitosa, con un presidente que más allá de los eufemismos que el propio Cornejo usa públicamente para describirlo, genera una enorme incertidumbre. Por eso y por ambiciones personales, el gobernador oficiará de lobista en Buenos Aires; de embajador mendocino en el centro del poder, más que de gestor de la vida cotidiana mendocina. “Influir”, como se ha dicho hasta al cansancio, es la primera misión del mandatario. La permeabilidad que notaron en el esquema de poder de La Libertad Avanza los tienta aún más.
Ayer Cornejo estuvo en la asunción de Diego Costarelli como intendente de Godoy Cruz. Estaban donde comenzó todo, en el departamento donde el mandatario hizo pie, construyó una estrategia de poder que lo llevó al éxito político en la provincia.
Esa primera idea de Cornejo de concentrarse en lo que pasa en el epicentro de las decisiones federales tiene una contraparte que genera expectativa. Hay una revolución generacional en equipo de Gobierno elegido por el inventor de Cambia Mendoza. A 40 años del retorno de la democracia, la mayoría de las decisiones serán tomadas, ejecutadas y controladas por millennials, por dirigentes nacidos y criados con este sistema. En realidad, no es una revolución porque no hubo rebeldía, más bien convocatoria. Es un recambio organizado a dedo; pero recambio al fin.
Antes, todos los dirigentes que serán parte del gobierno hicieron inferiores en el propio Estado y municipios. Natalio Mema, Jimena Latorre, Víctor Fayad, Rodolfo Montero, Mercedes Rus: todos sub-40 que ahora tendrán decisiones en la primera línea de la gestión. Se suman a los intendentes del Gran Mendoza que también son generacionales. Rápidos, menos comprometidos, fugaces, inquietos, formados, sensibles. Así son los millenials. Ahora en Mendoza tienen el poder.
Por lealtades políticas y para no autoincriminarse, Cornejo no podrá cargar culpas internas. Pero los desafíos de gestión por las carencias propias son muchos.
La desigualdad en la provincia se ha potenciado y se nota sensiblemente en los sectores más importantes. El acceso a la educación de calidad (más allá de lo netamente pedagógico) es cada vez más complejo; sobre todo porque 6 de cada 10 niños mendocinos viven en hogares que no tienen los recursos económicos necesarios. Allí radica la idea de desmembrar Desarrollo Social y darle todos los recursos y responsabilidades al flamante ministerio de Educación. Tadeo García Zalazar tendrá más de un billón de pesos bajo su control para invertir en mejorar la calidad de vida y el futuro de los niños y adolescentes de Mendoza. Ese es el principal objetivo y desafío del nuevo Gobierno.
La otra gran deuda tiene que ver con la generación de riqueza. Es decir, empleo de calidad, mejores ingresos, consumo y dinamismo económico. Como ocurre en gran parte de país, pero de manera más aguda, Mendoza no ha generado trabajo registrado y de calidad en más de una década. Cornejo y Suarez aseguran que se ocuparon de generar las condiciones para que cuando haya mejoras macroeconómicas Mendoza esté preparada. Una especie de delegación de responsabilidades que funcionó en lo electoral, pero no repercute en la vida cotidiana. La riqueza generada por los recursos naturales no renovable está en declive, particularmente el petróleo. La minería tiene señales incipientes, aunque no relevantes aún. Cornejo tiene foco en el tema, aunque con moderadas expectativas. El turismo es la actividad que más creció en todo sentido, con un fuerte impulso de la actividad privada.
Aunque transfieran a la Nación gran parte de las cargas, Cornejo tendrá herramientas propias como no las tuvo ningún otro mandatario desde la gobernación de Gabrielli en adelante para intervenir en la economía local, invertir y direccionar Mendoza hacia un horizonte. Es que a pesar de la crisis, tendrá en su lapicera el destino de mil millones de dólares y varios miles de millones de pesos que Suarez no invirtió.
En Seguridad y Justicia está el otro desafío. Por la demanda de la ciudadanía para vivir con tranquilidad y también desde lo político. El primer mandato de Cornejo tuvo como característica la permeabilidad de un poder sobre otro, por voluntad conjunta. La duda es cómo se vinculará Mercedes Rus en ese sentido y con la supervisión del propio Cornejo, que no es una marca sencilla de evadir.