Por qué el domingo habrá un ganador con pocas chances de gobernabilidad

“El próximo Gobierno arrancará con el voto picado, el enorme desprestigio de la política va a hacer inviable la construcción de acuerdos como hicieran Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín en 2002. Además, la gente está impaciente y tiene enormes demandas, no habrá luna de miel por más rosca política y periodística que se arme para blindar a quienes tengan que hacerse cargo del desastre que deja Alberto Fernández”, comenta con mucho pesimismo un hombre del peronismo que supo tener protagonismo en las últimas décadas. 

Más allá del resultado del balotaje del domingo, en el universo político se perciben enormes dudas y probablemente una sola certeza: el próximo presidente electo tendrá serios problemas para lograr una gobernabilidad con consenso. “Con tanta fractura social, Sergio Massa o Javier Milei arrancarían su mandato con la mitad de la sociedad en contra y con graves inconvenientes para exhibir consensos en la calle”, sostiene un destacado dirigente de la Unión Cívica Radical. 

Una sociedad angustiada y confundida asiste a la campaña más sucia de la historia democrática. Amplios sectores han decidido ir detrás de uno de los dos candidatos, más por rechazo al otro que por adhesión. Tanto Massa como Milei llegan con poca credibilidad frente a quienes no los votan. “Se vienen tiempos muy complicados para la administración que se tenga que hacer cargo el 10 de diciembre, va ser muy difícil dar buenas noticias en el mediano plazo”, sostiene un referente de Juntos por el Cambio.

Resulta más que obvio que un eventual triunfo de La Libertad Avanza genera muchas dudas en materia de previsibilidad porque nadie sabe a ciencia cierta cómo sería esa gestión de Gobierno. Algunos especulan con una fuerte impronta de Mauricio Macri y sus principales allegados, pero pareciera que no alcanza para darle un mayor músculo político a LLA, sobre todo en la Cámara de Diputados y en el Senado. Además, se descuenta que el kirchnerismo y sus aliados saldrían a la calle desde el primer día a intentar debilitar a esa gestión. 

Pero al mismo tiempo no son pocos los que ponen en duda la capacidad de construir consensos de parte de Massa si el domingo se impone en el balotaje. Hasta sus mayores detractores admiten que es el político con más oficio y trayectoria como para asumir el 10 de diciembre, pero la gravedad de la crisis, la pérdida de credibilidad de gran parte de la dirigencia política y el amplio universo de aquellos que no lo votan, son un factor limitante para darle gobernabilidad a su gestión. 

“Sergio puede armar un gobierno de coalición con parte del radicalismo, Horacio Rodríguez Larreta y Emilio Monzó, pero con eso solo no va a lograr una luna de miel con la sociedad porque sus eventuales aliados están desprestigiados y no tienen legitimidad”, comenta una importante fuente de la UCR. La referencia apunta al desgaste que vienen sufriendo fuera del universo del oficialismo figuras como Gerardo Morales, Martin Lousteau o el propio Larreta. Apenas pueden intentar representar al 10% del padrón que los votó en las PASO.

En ambos escenarios se va a sentir el tsunami que golpeó a la mayoría de los políticos y especialmente a los de JxC. El sistema político está en plena etapa de reconfiguración y ese es un inconveniente que hace más complicado un acuerdo de cúpulas para gobernar.