Carta abierta a los que no votaron a Sergio Massa
En este mes es muy importante que las argentinas y los argentinos reflexionemos sobre lo que se votará en esta segunda vuelta del 19 de noviembre.
Más allá de las broncas y las frustraciones, que todas y todos las tenemos en diferente medida, debemos votar con responsabilidad para no retroceder en los derechos conquistados y mirando esperanzados para construir un futuro mejor.
Democracia por siempre
En primer lugar el principal valor a defender en esta elección es la democracia que supimos conseguir. Quienes hace 40 años o más trabajamos por recuperarla, no podemos permitir su destrucción. Hay principios y consensos básicos de los cuales no podemos volver atrás. La defensa irrestricta de los derechos humanos, el respeto a las Madres y Abuelas, la valoración del Juicio a las Juntas, el avance de la recuperación de los/as nietos/as, los juicios y las condenas efectivas a los genocidas, nuestra recuperación de la memoria implican principios y valores compartidos por la mayoría de los argentinos de los que estamos orgullosos y por los que el mundo entero nos valora.
No hay futuro sin democracia
- Educación y salud pública y gratuita.
- Cobertura social amplia y solidaria.
- Ciencia y cultura con apoyo gubernamental.
Argentina es internacionalmente distinguida y admirada por estas políticas de Estado sostenidas, ampliadas y mejoradas a lo largo de 40 años de democracia. Si bien todas pueden mejorarse y hay cambios imprescindibles que son asignaturas pendientes como un Seguro Universal de Salud o mejorar la situación de jubilados/as y pensionados/as, hay consenso en no destruir lo trabajosamente avanzado. No hay futuro sin justicia social.
Los derechos de las mujeres y LGTTTIBQNB+
Las mujeres somos la gran mayoría de la población y hemos construido unidad en la diversidad. Somos un ejemplo para la política y los políticos deberían aprender de nosotras. Desde nuestros colectivos logramos el reconocimiento de nuestros derechos porque consensuamos a pesar de nuestras diferencias y actuamos en conjunto. No permitiremos dar un paso atrás en ninguna de nuestras conquistas y tenemos consensos sobre cómo queremos avanzar, que fueron explicitados en el 36° Encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas y disidencias. No hay futuro sin justicia de género.
Conciencia ambiental
La ciudadanía, y especialmente las mujeres y los jóvenes, tenemos conciencia de la grave crisis climática, de la pérdida de la biodiversidad y de los riesgos de la falta de soberanía alimentaria. Somos sus principales víctimas, estamos en la primera línea de la defensa ambiental y somos custodia de los derechos de las futuras generaciones. No permitiremos que avancen propuestas negacionistas del cambio climático y que promuevan el desarrollo contaminante. No hay futuro sin justicia ecológica.
Especialmente quisiera hablarles a quienes votaron a Patricia Bullrich, a quienes votaron a Juan Schiaretti, y a quienes votaron a Myriam Bregman. Todos han votado opciones dentro del marco democrático y en primer lugar creo que tenemos la responsabilidad, después de cuarenta años de democracia, de preservar en esta lucha. Sé de sus visiones críticas y comparto en algunos casos muchas de ellas. Los males de la democracia se curan con más democracia, como decía Raúl Alfonsín.
Por eso creo que tenemos la responsabilidad cívica de votar a Sergio Massa en estas elecciones para que después no tengamos que arrepentirnos con el avance de un grupo que pone en riesgo la lógica básica de las reglas de juego. Sobre todo quiero hablarle a los y las radicales. Es muy importante tomar las banderas que enarbolamos con Alfonsín en el 83 y llevarlas a la victoria. Retomemos su convocatoria a una convergencia democrática en Parque Norte, él nos interpelaba sobre que debíamos entender por democracia y cómo debíamos generar diálogos o acuerdos para la construcción del país.
Debemos retomar esa línea de pensamiento popular y progresista, anclado en una reforma cultural, institucional –con mayor participación ciudadana-, y dentro de la propuesta económica, modernizando al país no solo desde el punto de la eficiencia sino también considerando la función social que cumple dicha modernización. Sin duda están en condiciones de exigir al gobierno de Sergio Massa reglas de juego que tengan que ver con el rol que le corresponde a la oposición.
Decía Raúl Alfonsín entonces: “No hay sociedad democrática sin disenso, ni tampoco sin reglas de juego compartidas, y menos sin participación ciudadana”. Su idea era pasar de la vieja política de puertas cerradas a la nueva política en contacto directo con las demandas y propuestas del pueblo. Esto es aun una asignatura pendiente, más imprescindible que antes, y que ni la reforma
constitucional pudo lograr.
Tenemos un sistema hiperpresidencialista que, como académica, he criticado. Por eso es tiempo de actuar como si tuviéramos un sistema parlamentario. Es buena la idea de Sergio Massa de un Gobierno de unidad. Esto implica algunos acuerdos programáticos previos, que obviamente deben guardar coherencia con el rumbo principal. Para pensar esos consensos sustituyamos la violencia
y la intolerancia por la discusión y el pluralismo - como proponía nuestro padre de la democracia-. Reemplacemos la lucha salvaje por el debate abierto y con respeto a la decisión mayoritaria y los derechos de las minorías. A criterio de Alfonsín, “la sociedad argentina ha sido una sociedad fuertemente influida por el egoísmo de las clases dirigentes, y ese egoísmo ha debilitado la
solidaridad social, generando situaciones de desamparo y miedo. Por lo que es fundamental una ética de la solidaridad, lo que implica que la sociedad sea mirada desde el punto de vista de quien está en desventaja en la distribución de talentos y riquezas. Un pacto democrático basado en esta ética de la solidaridad supone la decidida voluntad de que esté sustentado en condiciones que aseguren la mayor justicia social posible, y consecuentemente reconoce la necesidad de apoyo de los más desfavorecidos”. Seguramente estas ideas conservan vigencia y pueden ser un buen punto de partida para un gran acuerdo nacional.
Espero y apuesto a que haya un Gobierno que en principio sea paritario, con el cincuenta por ciento de mujeres en el Gabinete, a ver si lo logramos alguna vez en esta democracia que ya tiene cuarenta años y lo merece. También creo que es importante que gente con otros perfiles se pueda incorporar. No solamente de otras fuerzas políticas, sino también personas que, desde la sociedad civil, vienen haciendo aportes en temas relevantes. En temas ambientales, en temas que tienen que ver con cuestiones de género, los temas en las que muchas de nosotras venimos trabajando en unidad a pesar de la diversidad. Se puede hacer una construcción política que apueste a ampliar la base de sustentación del próximo Gobierno de Sergio Massa. Argentina afronta la necesidad de construir un futuro capaz de sacarnos de nuestras frustraciones.
Como sociedad nos encontramos en una de las más serias encrucijadas de nuestra historia. En medio de una verdadera crisis múltiple a escala mundial, debemos decidir si ingresamos en ese debate como protagonistas, o como furgón de cola de las grandes potencias hegemónicas. La lógica del poder en el mundo no perdonará a quienes abdiquen de la voluntad de autodeterminarse.
* María José Lubertino, Doctora en Derecho. Profesora de Derechos Humanos y Derecho Constitucional, UBA. Presidenta de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos. Diputada Nacional mc.