Massa o Milei: la pregunta del billón que ni Alfredo Cornejo puede responder
La política mendocina siente el impacto por las dudas que genera el balotaje. La dependencia de la Nación inquieta y hay más de un billón de pesos en juego. Cómo se reordena el tablero político.
Sergio Massa ganó las elecciones y Javier Milei será su rival en el balotaje para saber quién será el presidente de la Nación. El resultado generó extrañas sensaciones de éxito en un grupo, de fracaso corporativo en otro y mucha ansiedad. Massa logró cautivar al electorado, Milei también en su parte y Juntos por el Cambio muerde el polvo. Pero no modificó nada de lo que pasa. Inflación, pobreza, hambre e incertidumbre. Creer lo contrario tras las elecciones está más cerca de la literatura que de la realidad; del realismo mágico que de lo que se vive en el día a día. No fue una elección de sonrisas, sino de penas. De hecho en lo discursivo ganó el miedo, antes que la esperanza; la angustia por cuán incierto puede ser el futuro con uno u otro, antes que las propuestas de mejora.
La incertidumbre se potencia en las provincias que, por estructura institucional y configuración política, tienen una alta dependencia nacional. En Mendoza las adhesiones a Massa, Milei y “la neutralidad” de otros generan un ruido extra en un clima político que ya era malo. Y nadie se anima a responder a nivel personal, ni institucional qué le conviene a Mendoza.
La provincia transitó una de las campañas más sucias que se recuerden, con daños estructurales en la matriz política que parecen difíciles de sanear. El 9 de diciembre asume Alfredo Cornejo y aún no está claro con qué arquitectura lo enfrentarán las tres principales fuerzas políticas. La Unión Mendocina explota de incoherencias, como las propias picardías de De Marchi al gesticular a favor de Milei, pregonar la imparcialidad y recibir gestos de Massa. Cambia Mendoza tiene matices extraños también, como dirigentes que firman cartas para no apoyar a ninguno, pero luego militan por Milei o, como ocurre en altas esferas de ese sector, cranean puentes con Massa, pero coquetean con la postura de Bullrich. El PJ local vive un veranito, a pesar de estar en el fondo de la tabla, gracias a la unión forzada que lograron detrás de Massa.
En la política vernácula siguen las esquirlas de las novedades impulsadas al calor de la campaña y que tienen una inercia judicial imparable. Es lo que ocurre con la imputación de Daniel Orozco y Janina Ortiz. El actual intendente de Las Heras está cada vez más complicado y su pareja, Ortiz, tiene los fueros a la vista. Pero antes deberá superar el filtro político de la comisión de poderes de la Legislatura, que analizará el “pliego” y podría proponer que no asuma por su imputación.
Cornejo espera para armar su gabinete, que será más “corto” y austero que el actual. También tiene en pausa otras definiciones. El gobernador electo tomó como prioridad recoger los restos y tratar de rearmar lo que queda de Juntos por el Cambio. Cuenta para ello con la misma estructura que ya tenía en su cabeza: los gobernadores, intendentes y legisladores fieles a esa idea de unidad. No solo hay radicales, sino algunos cuadros del Pro que tienen más impronta política que los “capitalinos”, como es el caso de Rogelio Frigerio.
La pregunta del billón
La atención en la elección nacional no tiene que ver solamente con las posturas políticas, sino también con la vida institucional, económica y financiera de la Provincia. Más de la mitad de los recursos de la provincia dependen de las transferencias nacionales, solo contando la coparticipación. De manera automática la Nación debería transferirle a Mendoza más de un billón de pesos el año que viene (en realidad será el doble por la inflación), y quedan fuera de esa cuenta las obras. Aún buscan cómo cubrir los agujeros que hoy les dejó Massa, como los 90 mil millones menos por el recorte al impuesto a las ganancias y el IVA o la falta de transferencias del subsidio al transporte público.
Esos argumentos le suman al oficialismo mendocino para disimular la forma más cómoda de recaudar que tiene: los intereses por colocaciones financieras de los “ahorros”. El dinero no invertido se acumula y ya suma más de 80 mil millones de pesos, dos nóminas salariales y el doble de lo que se proyecta recaudar por impuestos patrimoniales. Todo, sin mover nada, sin riesgo y planchando la posible inversión. El “ahorro”, explican, es para enfrentar contingencias, como el pago de deudas, atrasos en transferencias y adelantar pago de obras. Es lo que hizo la provincia con el Metrotranvía: antes de que la empresa mueva una piedra, ya tenía depositados miles de millones de pesos para comenzar, también sin riesgo para ellos.
Los gobiernos de Mendoza han tenido actitudes tibias respecto a la Nación. Incluso salvo Rodolfo Suarez, siempre han sido filo oficialistas, aún con signos partidarios distintos. Cornejo gobernará por primera vez con un presidente del que será opositor y con una búsqueda política que probablemente lo enfrente más. Aún así, en el entorno del gobernador electo creen que con Sergio Massa podrán negociar una relación “sensata”, si es elegido presidente. Rodolfo Suarez tuvo, hasta el inicio de la campaña, una relación personal cordial con Massa. Tenía, además, quienes hacían de puente. Cornejo es más duro en ese sentido. Si es Milei, la puerta se la podría abrir su aliada Patricia Bullrich, aún a pesar de las barbaridades que el libertario dijo del mendocino.