Una elección que también le marcará el futuro a Alfredo Cornejo
Javier Milei podría volver a ganar hoy en Mendoza. Cornejo no ocultó su preocupación en los días previos al comicio, porque cualquiera de los escenarios posibles de una manera o de la otra lo afectará
Cuesta encontrar en estos últimos cuarenta años de democracia una elección presidencial a la que la sociedad haya llegado con tanto estrés e incertidumbre como a la de hoy. Una diferencia sustancial, quizás, pueda encontrarse entre otros momentos muy tensionantes de la historia política argentina reciente y este proceso que comenzaremos a atravesar desde este domingo y vaya uno a saber con qué resultado.
La salida democrática de 1983 fue tensa, las presidenciales de 2003 al ritmo del “que se vayan todos” peor. Hasta si se quiere el cambio de manos del poder que hicieron Juntos por el Cambio y el Frente de Todos en 2015 y 2019 tuvieron su cuota. Pero esta actualidad institucional acarrea una diferencia sustancial con aquellas: en todas esas definiciones la política siempre fue el canal a través del cual se zanjaron las diferencias y se jugaron las esperanzas. Y nunca, como existe el riesgo ahora si se da uno de los resultados muy posibles, estuvo en juego el apego a las reglas democráticas.
Es muy probable que Mendoza no escape hoy a la realidad que marca el escenario nacional. Javier Milei apunta a convertirse en el candidato más votado (otra vez y luego de los 44 puntos que obtuvo aquí en las PASO) con un porcentaje que quizás esta noche termine redondeando esa misma cifra. Relegará bastante (diez punto atrás por lo menos) a Patricia Bullrich y dejará aún más lejos a Sergio Massa, quien lograría conservar esos 16 o 17 punto que, ya está claro a esta altura, es lo que reservó el peronismo mendocino después de toda la seguidilla de elecciones de este año. Todo esto, según las mediciones que esta última semana encargó el propio gobierno provincial.
Es notable cómo impactó en la provincia el fenómeno de esta temporada. Milei pisó solo dos veces Mendoza en el último año y medio, no vino a hacer campaña tras las PASO, casi que no colgó ni un solo cartel en la calle durante todo el proceso y la gente muy probablemente lo votará mayoritariamente en un territorio en donde Alfredo Cornejo, uno de los principales aliados nacionales de Patricia Bullrich, acaba de ganar hace menos de un mes su elección. Su penetración fue tal, que su caudal electoral está sustentado en el respaldo que en principio tiene en los sectores más jóvenes, en los medios y medios altos desde lo económico y también en un apoyo transversal, como sucede en buena parte del país, entre la franja más vulnerable.
Volviendo a las encuestas: el 60% de los varones sub 30 de la provincia dice que lo votará y el 50% de las mujeres de la misma franja etaria también. Cuando se cruza la intención de voto con el nivel socioeconómico, en Mendoza se profundiza el aluvión. La transversalidad es aún más masiva que lo que marcan las mediciones nacionales.
Cornejo ya comenzó a trabajar en la transición con Rodolfo Suarez sabiendo que, gane quien gane en la Nación, el comienzo de su mandato será turbulento por lo que se avecina en el país. La clave hoy, para él, está en comenzar ajustar las deficiencias en el funcionamiento de la gestión y en recuperar el liderazgo que quedó bastante dañado en este último proceso político provincial como forma de que no lo agarre mal parado el embate.
Pero por sobre todo (a pesar de que pueda resultar una obviedad en el análisis) no será lo mismo para él que sea Bullrich la que gane, a que se termine imponiendo Milei o Massa. Esta misma madrugada del lunes ya podríamos vislumbrar los efectos del primero de los coletazos fuertes: no es un secreto a voces que, si Juntos queda fuera de competencia para el balotaje, la coalición opositora podría terminar implosionando. Pensando en ese escenario a futuro, Bullrich apuesta a conformar con ese conglomerado de diez gobernadores radicales uno de los sustentos políticos de su eventual gestión. Y Cornejo se siente un engranaje importante en esa maquinaria. Caída Bullrich, le quedará el rol de gobernador opositor con cualquiera de los otros dos.
Para alguien que sigue alimentando su fantasía de llegar a convertirse finalmente algún día en presidente, no estaría mal este último escenario. Pero para quien deberá hacerse cargo de una provincia en crisis, dentro de un país en crisis a su vez, no resulta muy alentador el panorama. Y con un problema por delante: si Milei hace la elección que podría llegar a hacer en Mendoza, el bloque de diputados nacionales del radicalismo mendocino disminuirá y habrá menos tropa propia. ¿Quién lo va a defender a Cornejo en el Congreso? ¿Julio Cobos? ¿Rodolfo Suarez?.
Un párrafo aparte para el gobernador. Si Bulrich tenía alguna expectativa de crecimiento, esta estaba centrada en sumar votos en Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Si Milei gana por más del 40% acá los reproches internos seguramente se harán sentir. Para Cornejo, se verán, Para Suarez, cuentan que ya se lo hicieron saber sutilmente durante la visita de Bullich del martes pasado. Por supuesto que la propia candidata y dentro de la conducción de Juntos por el Cambio se enteraron de que el gobernador, en pleno tramo final de la campaña, abandonó la lucha y se fue de vacaciones al Caribe.
Cornejo no ocultó su preocupación en estos días previos al comicio, porque cualquiera de los escenarios posibles de una manera o de la otra lo afectará. Tanto él como la mayoría de los dirigentes de Juntos por el Cambio a nivel nacional se mueven dentro del cuadro de incertidumbre generalizada por el resultado de esta noche. Nadie tiene un solo indicio cierto. Esta última semana sí, se generó una línea de esperanza por algunas mediciones que indicaban que Milei había perdido impulso en la recta final por algunas de sus declaraciones y propuestas y que esos votos terminarían derivando en Bullrich. Pero también, entre los cambiemitas, son conscientes de que la campaña del miedo encarada por Massa le pudo haber rendido a Unión por la Patria sus frutos también.
Todos la incertidumbre está reflejada en un dato, además. En la mayoría de los sondeos se manifiesta un 25 % de gente que está indecisa. ¿Qué hará esa franja? Nadie lo sabe y es lo que los vuelve locos a todos y le impone a esta elección el cartel de "final abierto".