Cambio de paradigma

Qué hay detrás del paro salvaje de la izquierda en la industria de los neumáticos

El conflicto que impulsa el dirigente del Partido Obrero, Alejandro Crespo, perdió toda lógica sindical y solo apunta a transformarse en un caso testigo para intentar generar un efecto cascada y darle rédito político a esa organización de ultraizquierda. Un llamado de atención para la CGT.

Beto Valdez
Beto Valdez martes, 27 de septiembre de 2022 · 08:30 hs
Qué hay detrás del paro salvaje de la izquierda en la industria de los neumáticos
Foto: Telam

“La lucha de los trabajadores del neumático se ha convertido en un ejemplo de organización y acción para todos los trabajadores, razón por la cual es atacada desde los medios de comunicación patronales y el propio Estado. Tenemos que trabajar por su victoria con todo el apoyo del conjunto del movimiento obrero”. Estos son los fundamentos del Partido Obrero para justificar el paro salvaje, dejando en evidencia que se trata de un caso piloto con claras intenciones políticas. 

Así como el referente Eduardo Belliboni se transformó en una figura mediática del Polo Obrero (brazo piquetero del PO) quitándole espacio y protagonismo al resto de las organizaciones sociales, Alejandro Crespo, Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna), ocupó el centro del escenario sindical.

“Como buen trozko llevó a su organización sindical a un paro salvaje donde lo único que le importa es mantener el conflicto, más allá de la demanda salarial, para generar un efecto contagio”, explica con preocupación a MDZ un dirigente del sindicalismo tradicional.

Eduardo Belliboni.

Para demostrar el peso político de su lucha sindical, el Sutna difundió un afiche con la firma de decenas de organizaciones y representación sindicales y piqueteras en apoyo al conflicto. Entre los firmantes se encuentran representaciones gremiales como las del sindicato de camioneros, CTA Autónoma, ATE, el gremio de aceiteros, docentes universitarios de la AGD-UBA y de la Conadu Histórica, el sindicato del subte, la seccional oeste de la Unión Ferroviaria del Pollo Sobrero, el Polo Obrero y las organizaciones de la Unidad Piquetera y distintas comisiones internas y cuerpos de delegados como los de UOM Acindar Villa Constitución, Textilana, Hospital Italiano y Morvillo, entre otros.

Desde hace años que las corrientes trotskistas vinculadas al Frente de Izquierda vienen creciendo y controlando las comisiones internas en muchas actividades, pero lo cierto es que luego encontraban un techo para llegar a la conducción de esos gremios. Sin embargo, algo está cambiando en las nuevas generaciones que se van incorporando al mercado laboral y las ideas de la izquierda empiezan a influir en detrimento del sindicalismo clásico. El mejor ejemplo es Crespo, el primer dirigente de ultraizquierda que logra llegar a la conducción de un gremio. 

Pablo Moyano

Este nuevo fenómeno se basa en la irrupción de delegados trotskistas que seducen a sus compañeros teniendo el mismo estilo de vida, viajando en transporte público y pasando por las limitaciones de todos por la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. De esa manera se diferencian del gremialismo histórico, aprovechando además que las nuevas generaciones ya no son peronistas como sus padres o abuelos. Un desafío que preocupa en la CGT y en el mundo empresario. 

Al mismo tiempo también se percibe un trabajo de base de dirigentes alineados con el cristinismo que apuntan a quedarse con organizaciones sindicales grandes para ir desplazando a los "gordos" y los independientes, quienes siempre tuvieron más gremios y mayor peso en la Confederación General del Trabajo. En esta movida se percibe el padrinazgo de Máximo Kirchner en alianza con Pablo Moyano, Hugo Yasky y Sergio Palazzo. El jefe de La Cámpora tiene además muy buen vínculo con la legisladora porteña Miryam Bregman, perteneciente al Partido de los Trabajadores Socialistas, cuestión que genera fricciones con sus aliados del PO.

Evidentemente la pérdida de poder adquisitivo, los despidos y la falta de creación de puestos de trabajo por la crisis económica de los últimos años han generado un clima de efervescencia que choca contra la prudencia característica de los Gordos. Muchos creen que el punto de inflexión se dio en la poderosa Unión Obrera Metalúrgica donde la estructura K logró varias victorias simbólicas. Primero el batacazo se dio en Quilmes cuando Adrián Pérez, de 49 años, que ingresó a la actividad metalúrgica como balancinero de la fábrica de cocinas y electrodomésticos Domec-Sacif, en Bernal Oeste, en 2003, derrotó al histórico jefe esa seccional, Francisco “Barba” Gutiérrez. El ganador es de origen K y tuvo el apoyo de la intendenta Mayra Mendoza y de Máximo, quien se hizo presente en el acto de asunción.

La otra sorpresa se dio en la conducción nacional de la UOM con la derrota de Antonio Caló, alineado con los Gordos, y la llegada al control del gremio de un militante kirchnerista como Francisco Abel Furlán, de 61 años y oriundo de Zárate. Trabajó en la empresa de aceros Siderca, del Grupo Techint, en Campana, donde comenzó su participación dentro de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). También llegó a ser Concejal de Campana electo por el Frente para la Victoria, Luego fue por dos años presidente del cuerpo.

Máximo Kirchner.

Otro caso impactante fue el de Nahuel Chancel, quien, con apenas 35 años, se impuso en las elecciones del poderoso gremio de Petroleros de Ensenada y quebró una hegemonía de 25 años a cargo de Ramón Garaza, quien intentó el año pasado ser candidato a intendente de ese distrito y fue derrotado en las PASO. Chancel además forma parte de la conducción partidaria del PJ local alineado con los sectores kirchneristas.

Ni hablar del triunfo de la lista troskista en el poderoso gremio de controladores aéreos donde fue derrotado el peronismo en sus dos vertientes, lo que provocó alarma en el negocio del transporte aerocomercial. Y los radicalizados lograron un nuevo hito: el Ministerio de Trabajo publicó el otorgamiento de la Personería Gremial en la Ciudad de Buenos Aires para el Sindicato de Trabajadores Judiciales, gremio de base de la diputada kirchnerista Vanesa Siley.

Le ganó la compulsa a la Unión de Empleados de Justicia de la Nación (UEJN) de Julio Piumato. Fuerte aval a los vientos de recambio que empiezan a quitarle el sueño al mundo empresario.

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