Nace un sindicalismo antigrieta que imagina consensos "perdurables"
Este fin de semana la Fundación Éforo, que conduce Federico Recagno organizó un encuentro que tenía al trabajo como temática principal y reunió a dirigentes de todos los espacios políticos, además de especialistas en cada tema que afecta al mercado laboral.
Federico Recagno se autopercibe una “rara avis” en su hábitat natural del trabajo: la discusión por ideas y la representación sindical. Radical, sabe que la mayoría de sus pares sindicalistas lo perciben como “otra cosa” y hasta lo cargan cuando le dicen “compañero”. Sin embargo, junto con Sergio Palazzo, es el que más veces utiliza el salón Felipe Vallese, de la CGT, para reuniones y encuentros.
“Lo importante acá cómo en el resto de los ámbitos que tenemos es que cada uno trata de aportar una idea y busca siempre consensos para sustentarlas”, le dijo Recagno a MDZ días después de haber organizado un encuentro multisectorial que tuvo al trabajo como excusa.
El nombre de la Fundación encierra, en si misma, una definición: Éforo convocó a dirigentes sindicales, políticos, empresariales y del ámbito de la Educación de varias de las corrientes que no se identifican en la grieta que atraviesa la política argentina. Su par de AFIP, Pablo Flores; Facundo Manes; Micaela Ferraro, massista que trabaja en Desarrollo Social; Mariano Naradowski, primer ministro de Educación de Mauricio Macri; la actual ministra porteña María Migliore y María Eugenia Pierreport, directora de la oficina de Presupuesto del Congreso, entre otros, fueron los que estuvieron en este primer encuentro.
Para el sindicalista, secretario general de la Asociación del Personal de Organismos de Control (APOC), la situación es diferente a todas las vividas porque “lo que hoy gana en la conciencia general es la incertidumbre”.
“En momentos de inflación como este nadie sabe hasta dónde le llega el sueldo o lo que consigue por una changa, cuánto tiene que pasar por un trabajo u otras certezas. Tampoco tenemos otras como las que los que teníamos trabajo, por el sólo hecho de estar bajo relación de dependencia, vos ya estabas incluido", reflexionó.
A esto agregale las incertidumbres propias del ser humano sobre su futuro, cómo le afectará la crisis, o en caso de los trabajadores formalizados, cómo los afectará las nuevas tecnologías. O dónde estoy parado. Y la incertidumbre política, que arrastra todo también.
-¿Y qué percibís de esos dirigentes con los cuales vos hablas y deben darnos más certezas?
-Estoy tratando de juntarnos con los que podamos sentarnos sobre un camino, discutir, y ver cómo avanzar. Las utopías no se alcanzan, sino se transitan, se caminan.
-Esos acuerdos más de una vez se consiguen pero terminan siendo explotados por los grupos extremos de cada espacio..
-Hay que encontrar intereses directos y negociar hasta encontrar el punto de encuentro, ayudar al sentido común, algo que hemos perdido porque no podemos acordar una búsqueda de rumbo.
-¿Sirven los sistemas de coalición tal cual lo conocemos?
-Hoy no hay otra alternativa, porque poner en debate la Constitución Nacional para eso podría provocar cosas peores. Es cierto que es importantísima la revitalización de los partidos políticos.
-La pandemia hizo que se revisaran muchísimas formas de trabajo y se potenciaran otras. ¿Eso no habilita a pensar en un nuevo sistema de relación laboral?
-Hay reclamos futuros y presentes. La llegada de nuevas herramientas nos obligó a familiarizarnos con cosas que jamás suponíamos. Pero también hay una trampa cuando se discute el trabajo del futuro, porque lo primero que nos piden es que resignemos derechos que tenemos hoy. Hay que pensar en las dos cosas.
Hoy estamos en un proceso que todos pueden tener trabajo pero precario, y su remuneración está por debajo de la línea de la pobreza.
-¿Pero no se podría armar una fórmula en la que los trabajadores que hoy están reconocidos y con sus derechos adquiridos sigan así pero los nuevos tengan otras herramientas, horarios reducido y más horas libres que también impliquen poder trabajar en dos lugares diferentes, por ejemplo?
-Los otros días, en el evento, en el Encuentro de Éforo, con referentes de diferentes partidos y extracciones políticas, empresariales y sindicales, quedó muy en claro que se puede.
-Si los cambios no los hace el peronismo, no se va a poder. Es el único partido que puede privatizar y estatizar, culpar al FMI o arreglar con él sin ruborizarse y encima con la misma fuerza que hizo lo contrario.
-Esto la realidad lo está desmitificando, se está mezclando la inundación con la explosión. Cada vez hay más gente pobre. Y sobre esto tenemos que trabajar todos.
Lo interesante del foro del sábado es que empezamos a buscar soluciones en común, en los que todos estén de acuerdo, consultando a todos los sectores involucrados. Nada se puede encaminar y tener buen resultado si no involucras a todas las partes que van a estar afectadas.
Lo que hemos hecho con las instituciones del país refleja también nuestro fracaso. Cada uno busca, primero, el beneficio para su propio sector y luego se discute todo lo demás.
-Una de las grandes diferencias que noté en mi viaje por Europa es que la administración pública no se ve comprometida con la dinámica política como la que se vieron en el Brexit o con la ultra derecha italiana.
-Es que funciona una administración acordada, donde los técnicos saben que la política no puede llegar a influir. Sí definen, desde las asambleas y congresos, los parámetros generales, pero después que se toma una decisión eso sigue imperturbable.
En muchos lados todo está entrando en crisis, inclusive este tipo de definiciones. Pero en Argentina ningún consejo económico, organismo interprovincial o agencia, que están muy bien pensadas en la teoría, terminan de funcionar como corresponde porque la política lo invade con su lógica de ocasión.
-Vos lo debes sufrir en carne propia en los organismos de control, porque todos los Gobiernos se encargan, sistemáticamente, de vaciarlos de contenido o tratar de impregnarlos con su criterio político partidario.
-Cuando la política influye sobre la técnica se crean oficinas, direcciones, donde las funciones quedan muy desdibujadas y nadie sabe bien para qué está ahí. Y los encargados de los organismos de control solo lo utilizan para tener un motivo para que lo convoquen en los medios y tenga un zócalo para que lo ubiquen sobre qué está haciendo.
Lo importante es sentarnos los que podamos ir sentándonos y debatamos sobre temas que podemos charlar, buscando puntos de encuentro. La edad promedio de Éforo fue de 33 años, ya nacidos en Democracia, con realidades diferentes a los que tenemos varios que conocimos otro tipo de empleos y trabajos.

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