Críticas a la clase política

"Espectáculo decadente y destructivo": el duro comunicado de empresarios mendocinos

Como cada domingo, la Unión Comercial e Industrial de Mendoza dio a conocer su análisis respecto a lo ocurrido en la semana. Los empresarios volvieron a arremeter contra la clase dirigente.

Redacción MDZ Online domingo, 28 de agosto de 2022 · 22:33 hs
"Espectáculo decadente y destructivo": el duro comunicado de empresarios mendocinos
Foto: Telam
"Espectáculo decadente y destructivo": el duro comunicado de empresarios mendocinos
Daniel Ariosto
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Sin referencias personales ni nombres propios, la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) cargó contra la clase política y pidió que se respeten las reglas democráticas. Fue a través de un comunicado que la entidad emite cada domingo analizando la realidad política, económica y social de la provincia y el país. 

"Las últimas semanas la crisis política ha sido de tal magnitud que muchos han salido a protestar y los más, observamos atónitos el espectáculo decadente y destructivo, hacia nuestra pobre Argentina", señala el escrito que lleva la firma del presidente de la organización, Daniel Ariosto

En el mismo documento, la UCIM acusa a la clase dirigente de ser la responsable de esta situación, aunque evita dar nombres y referencias a hechos puntuales. "La falta de transparencia en actos de Gobierno; las injusticias; grupos que se imponen sobre otros; la escasa representatividad en lo más amplio de ese concepto; el no respeto de algunas cláusulas del contrato con la sociedad", son algunos de los aspectos que se le reprocha a los dirigentes en el comunicado. 

Además, acusa a la clase política de estar cada vez más alejada de sus votantes. 

El comunicado completo

Tiempos de zozobra y desencanto

La Democracia, como sistema de Gobierno y de vida, es lo que mejor se ajusta a nuestra vida, teniendo en cuenta las actuales circunstancias del hombre, no cabe dudas de eso.

Es cierto también que presenta serias falencias que, en muchos casos, han sido sorteadas y en otros, se presentan como realidades, males menores que se sostienen como tales.

La falta de transparencia en actos de gobierno; las injusticias; grupos que se imponen sobre otros; la escasa representatividad en lo más amplio de ese concepto; el no respeto de algunas cláusulas del contrato con la sociedad, por parte de los políticos; el alejamiento de esa misma clase política de sus votantes; suelen ser algunos de los escollos con los que nos encontramos en mayor o menor, ante este sistema.

Pero aún con sus falencias, lo que garantiza sin dudas, esta forma de gobierno es el apego a la Ley y el respeto a las instituciones que esta funda, pone en funcionamiento y controla.

La Constitución en el caso de nuestro país, representa la máxima norma en la cual ampararnos y a la cual, todos los poderes y ciudadanos debemos recurrir de manera permanente.

En muchas oportunidades, hemos hablado de la anomia del pueblo argentino y de cómo nos caracterizamos por no respetar las reglas que regulan la vida en comunidad. Eso es grave, pero, aún así, nos define como sociedad.

Esto mismo se torna realmente catastrófico cuando el no cumplimiento de la Ley y la falta total de respeto a las instituciones o el uso de las mismas para beneficio de un sector o incluso, de una sola persona es llevada a cabo por los más importantes representantes de la voluntad del pueblo, nuestras máximas autoridades.

No es saludable ni conveniente que un representante de un poder opine, desprecie y avasalle a otros, más todavía, es francamente inaceptable. La falta de respeto a las máximas autoridades es verdaderamente un despropósito, porque esa falta de respeto es directamente trasladable a la ley y las instituciones. En general, es una característica de nuestra clase política totalmente acentuada en los últimos tiempos.

Las últimas semanas la crisis política ha sido de tal magnitud que muchos han salido a protestar y los más, observamos atónitos el espectáculo decadente y destructivo, hacia nuestra pobre Argentina.

Sin dudas, nuestra clase política debería ser la principal abanderada en defensa de nuestras leyes, las instituciones, en resumen, de nuestra democracia. Están en ese lugar para cuidarnos a nosotros, a nuestras leyes, en definitiva, al país. Están en falta en ese aspecto también y aunque sin esperanza de que esto cambie, debemos exigir que cumplan con su compromiso y responsabilidad.

Los ciudadanos tenemos que cumplir y exigir que se cumplan las leyes, sin excepciones, prerrogativas, ni privilegios. Garantizar con nuestro apoyo el funcionamiento de las instituciones y por sobre todo, votar informados de manera consciente y responsable a personas idóneas, también conscientes, responsables y respetables, para que nunca más volvamos a vivir tiempos de zozobra y desencanto.

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