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Los amores que Sergio Massa conquistó en Mendoza

En los últimos 60 días, el nuevo súper ministro ordenó armar una estructura propia dentro del Frente de Todos en todas las provincias para poder competir como candidato a presidente en 2023. En la provincia, comenzó a gestarse su propio partido, además de contar con dirigentes que lo llaman "amigo".
El intendente de Maipú, Matías Stevanato junto a Massa. Foto: Prensa Maipú.
El intendente de Maipú, Matías Stevanato junto a Massa. Foto: Prensa Maipú.

En los últimos 60 días, Sergio Massa dio una orden a sus dirigentes cercanos que armarán en todas las provincias argentinas una estructura política propia, pero siempre por dentro del Frente de Todos. De esta manera, empezó a gestar la provincialización de su proyecto político – algo que le faltó en las elecciones de años anteriores- para poder ser candidato a presidente en los comicios del año que viene.

Pero ahora convertido en súper ministro, gracias a esa acción previa, cuenta en casi todos los sitios con massistas dispuestos a sostener y a hacer crecer una fuerza que por ahora no tiene techo. Serán quienes respalden sus acciones pero además quienes comienzan a llenarse de poder dentro del peronismo de las provincias, especialmente si sus decisiones políticas son acertadas y encarna un cambio de rumbo para el país.

En Mendoza, a mediados de junio, la dirigente de Rivadavia Gabriela Lizana y actual directora Bice Fideicomisos SA, encabezó la movida. Fue a la Justicia electoral a inscribir el partido, al que no le pudo poner de nombre “Frente Renovador” – que es como se llama la alianza que encabeza Massa en todo el país- y lo bautizó Fuerza Renovadora.

Además de ese paso formal que se repitió en todas las provincias, sumó a dirigentes alejados del kirchnerismo que conduce el PJ en Mendoza y que provienen de distintos departamentos. El caso más emblemático fue la vuelta del ex intendente de Las Heras, Rubén Miranda, quien se había alejado de la política enemistado con un sector del partido y ex socios suyos. Pero también prometió trabajar en la incorporación de nuevos massistas desperdigados en cada departamento dispuestos a jugar en la interna siempre dentro del Frente de Todos.

Más allá de si eso es posible o no, Massa, un armador político pragmático como pocos dirigentes en Argentina, mantiene vínculos personales con intendentes peronistas a quienes no les pide que se pasen a su Frente Renovador pero no les juega en contra ni ellos a él. Un caso es el jefe comunal de Maipú, Matías Stevanato, para quien Massa es “un amigo”. De hecho, su partido en Mendoza no piensa pisar ese territorio para hacer interna porque es el de un aliado, al igual que el diputado nacional Adolfo Bermejo, otro maipucino. Stevanato, además, militó en la juventud renovadora.

Massa sostiene desde hace años su amistad con Jorge Difonso, el diputado provincial que pertenece al oficialista Cambia Mendoza, aunque tiene su propio partido: Unión Popular. Con este nuevo panorama, es una incógnita qué rumbo político tomarán Difonso y el intendente de San Carlos, Rolando Scanio.

Además, Massa es el mentor de un pase impensable. El actual diputado provincial por Protectora, José Luis Ramón, entró al Congreso nacional hace 5 años siendo un crítico del kirchnerismo. En la Cámara de Diputados se pasó al Frente de Todos, por el que compitió para una banca la Legislatura provincial el año pasado. Todo ese cambio fue principalmente gracias a la intervención de Massa, a quien Ramón le reconoce ser “uno de los dirigentes con más cuerpo de la Argentina”.

En estas frenéticas horas en las que pasó de ser el presidente de la Cámara de Diputados a uno de los hombres ¿ o acaso el hombre? con mayor poder político de Argentina, entre los peronistas empezaron a medirse con el “massistómetro”. Nadie puede saber si es acertada esa apuesta, pero quien no arriesga, no gana.