Opinión

La educación mendocina postrada: es hora de darle una inyección de calidad y dignidad

¿Quién puede sentirse libre si no tiene dignidad y no recibe buena educación?

Carlos Iannizzotto lunes, 13 de junio de 2022 · 11:00 hs
La educación mendocina postrada: es hora de darle una inyección de calidad y dignidad

Por Carlos Iannizzotto

De un tiempo a esta parte es muy frecuente escuchar hablar de libertad, pero ¿quién puede sentirse libre si no tiene dignidad y no recibe buena educación? Así como la sociedad solicita “empleo ya”, también proclama “educación ya”. Son plataformas improrrogables en un escenario preocupante del que la provincia de Mendoza no es la excepción. Existen gran cantidad de aspectos que debemos contemplar para analizar el campo educativo. En estas líneas no propongo sino reflexionar juntos sobre algunas premisas que refieren a lo impostergable que resulta mejorar la educación mendocina cualitativa y cuantitativamente…

Ningún sistema educativo es mejor que sus docentes y, si bien en las últimas décadas Argentina ha logrado aumentar su cobertura educativa, aún tiene deudas pendientes en lo que respecta a la calidad de los aprendizajes.

Que los alumnos estén más tiempo en las escuelas, no garantiza que aprendan más. En un momento político y cultural de zozobra en nuestro país y provincia y con una pobreza galopante, el debate de fondo debiera ser la calidad de la educación para proyectar una sociedad más equitativa y que sueñe con reconstruir su tejido desde una movilidad social pujante y ascendente. La pobreza se combate con educación y trabajo. No hay más vueltas que darle. Cuando proyectamos una Mendoza productiva es evidente que a cualquier concepto vinculado a esta idea lo precede la necesidad de concebir a la educación como un bien inclusivo y cultural. Da lugar a una igualdad de oportunidades a todos.

En ese orden lo primero que debemos revisar en forma inmediata es la calidad educativa. Por lo tanto esta crisis signada por la premura nos lleva a considerar la situación de nuestros docentes. En nuestra provincia, maestros y profesores reciben una formación insuficiente y deficiente -desactualizada o desvinculada de las numerosas problemáticas que deben afrontar-, enseñan en soledad y tienen escasas oportunidades de desarrollo profesional durante su carrera. Además, sus salarios claramente no están de acuerdo con esta responsabilidad que muchas veces se le reclama. La calidad del aprendizaje depende en amplia medida de la calidad de la enseñanza.

Las políticas educativas que impactan en la vida de millones de personas, exigen establecer prioridades. La revisión profunda y consistente de los sistemas de formación docente es una de ellas. Como mendocinos ya no podemos postergar el desafío de fortalecer su formación. Son los docentes genuinos protagonistas del presente y del futuro, deben ser valorados como profesionales y construir un sentido de pertenencia, promoviendo una formación continua que propicie el trabajo colaborativo entre ellos.

Junto con ello la discusión acerca de extender la jornada escolar, hoy, y más luego de la pandemia, resulta una medida necesaria para todo lo que tienen que aprender y recuperar los niños y jóvenes en materia de contenidos académicos. Desde los contenidos mínimos en Matemática y Lengua, hasta los procesos de socialización, pensamiento científico, arte, educación física y un idioma complementario. Esta necesidad es más urgente para los alumnos de los sectores vulnerables y de zonas rurales que, por fuera de la escuela, tienen escaso acceso a la necesidad de repensar un sistema educativo eficiente para Mendoza, como plataforma de proyección nacional, y por ello nos interpela esta premisa ineludible: la calidad de la educación debe aumentar cualitativamente y para ello es indispensable que los docentes perciban que la sociedad en su conjunto dignifica su rol esencial.

Los avances de la conectividad nos lleva asumir una adecuación urgente en esta calidad educativa a partir de la revalorización humana y profesional del docente. En lo referido a los contenidos curriculares debemos buscar un equilibrio entre lo tradicional adecuado a las urgencias culturales y productivas - trabajo del momento.

El eje educación-trabajo debe ser consolidado en contenidos y en vínculos. Las escuelas técnicas y rurales forman parte de fomentar el arraigo y la actividad productiva. Debemos trabajar en ello. Durante mi presidencia en Coninagro presentamos un proyecto de ley de Economías Regionales, e incluimos un apartado para revalorizar la educación rural. No permitamos que por falta de matrícula se cierren escuelas rurales, tan necesarias también como barreras de contención desde lo social. Se menciona que hay más de 60.000 productores agropecuarios que en estos últimos 30 años han sido expulsados de la actividad productiva rural. No cerremos escuelas rurales y técnicas por falta de matrícula. El déficit del Estado se reduce en otras áreas como el financiamiento a la política partidaria.

También los contenidos pasan por los valores. Debemos educar para la vida. Y en la vida hay que desarrollar valores, como la honestidad, laboriosidad, respeto, amor a la patria y a la familia.

No claudiquemos ante el derecho que tenemos los padres a elegir la educación de nuestros hijos, esto nos lleva a construir un fuerte vínculo con la familia. Tarea poco sencilla por el proceso que la institución familiar está sobre llevando, ante el pantano a veces incontenible y difuso de la explosiva sobre comunicación en las redes. Desafío que hay que enfrentar. Tema a consensuar, con políticas sociales y culturales.

Se propone edificar sobre lo construido evitando los discursos fundacionales y bregando por contenidos académicos desideologizados, utilizando acuerdos existentes en el sistema como base de modo de ampliar el horizonte temporal de la discusión. No descontruir. Sino valorizando el idioma, el personal docente y las instituciones que participan tanto en la gestión pública como en la privada, en el nuevo rol que demanda la situación de Mendoza. Existen proyectos totalmente ideologizados que avanzan sobre el derecho que tenemos los padres a formar y a opinar. La educación sexual, el idioma y la ideología de género como la están presentando no es, necesariamente, la salida. Todo lo contrario; es la entrada a la confusión y a negar la naturaleza de lo simple. Las manzanas son manzanas y no peras.

¿Qué cambios entonces se proponen? En términos prácticos, avanzar en las cuestiones factibles de ser modificadas en el corto plazo, mientras se definen y acuerdan las políticas de largo plazo: Recuperar a los estudiantes que perdieron contacto con la escuela durante la pandemia, definir prioridades y estándares curriculares poniendo foco en la revalorización del docente y celadores, los valores que dignifican a la persona y a la familia, la vinculación con el trabajo.

Se impone la necesidad de estrategias de consenso, tanto para los temas coyunturales como para los de largo plazo. Y por estos momentos que tan de moda está el concepto de la libertad, permítanme reflexionar que nadie sin educación puede ser libre, porque sin educación no se puede elegir, no se puede discernir. La política partidaria debe dejar de mirarse su propio bienestar y recordar que muchos mendocinos dependen de una educación que los rescate de la pobreza espiritual, que es la ignorancia, que agrava la pobreza material.

*El autor es padre de familia, productor vitivinícola, abogado y Presidente de Coninagro

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