Gobierno en crisis

La trampa por la que Cristina Kirchner dejará que Martín Guzmán aumente las tarifas

La vicepresidenta no podrá trabas para el nuevo esquema tarifario le dio la orden a Federico Basualdo que firme los incrementos en la luz y el gas. Pero se le dejará en claro al albertismo que deberán responsabilizarse de las consecuencias económicas y políticas que tenga la decisión

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño viernes, 13 de mayo de 2022 · 16:15 hs
La trampa por la que Cristina Kirchner dejará que Martín Guzmán aumente las tarifas
Foto: Telam

Cristina Fernández de Kirchner ya dio la orden. Los funcionarios que le responden políticamente involucrados en la concreción efectiva de los aumentos de las tarifas de luz y gas, firmarán las resoluciones correspondientes; y, en consecuencia, no podrán trabas para que Martín Guzmán pueda aumentar los servicios. Así, a partir de junio comenzarán a calcularse los nuevos costos de la electricidad y el suministro de gas con los nuevos montos que incluyan los aumentos de hasta 60% para la clase media baja, media y media alta; así como la eliminación de los subsidios para el 10% de la población con mayores ingresos. El ministro de Economía podrá de esta manera avanzar con su meta máxima de reducción del gasto público para el ejercicio 2022: lograr bajar el nivel de subsidios para ambos servicios en un 0,6% del PBI, lo que implicará una contracción en la salida de dinero por unos 400.000 millones.

El aval de Cristina Fernández de Kirchner para que este movimiento se concrete, y las tarifas suban más que el 20% tope que había impuesto en su momento la ex jefa de Estado por recomendación del Instituto Patria, incluye dos condiciones virtualmente aceptadas por el Ejecutivo. La primera es que quede en claro que el responsable directo de la decisión es el propio Guzmán, con lo que el ministro de Economía deberá hacerse responsable de las consecuencias de los incrementos. Especialmente en lo que tiene que ver con la inflación. Según el Patria, un alza de entre 30 o 40 puntos porcentuales por arriba del 20% total recomendado, implicaría una inflación inevitable para el año de no menos de otros 10 o 12 puntos distribuida entre junio y septiembre.

En consecuencia, y tomando en cuenta el acumulado por arriba del 25% del período enero- mayo, el piso hacia delante para lo que reste del año se ubicaría en un 35%. Si además se tiene en cuenta el incremento de las naftas de más de 11% aplicado desde esta semana (lo que inevitablemente aportaría un 5% más al IPC anual), la inflación acumularía como mínimo un 40% en el 2022; cuando restan aún siete meses más para completar el año. La visión del kirchnerismo, basado en los datos del Patria, es que una alza de las tarifas como la que piensa aplicar Guzmán (incluyendo una suba del 78% para la industria), determinará un descalabro inflacionario peligroso; del que, obviamente, debería hacerse cargo el ministro. Se verá en el futuro.

La segunda condición que impuso Cristina Fernández de Kirchner, obviamente sin nombrarla, es que el manejo de la política energética seguirá bajo su mando; dado que ninguno de los funcionarios del área que le responden dejarán sus puestos. Tanto el subsecretario de energía Federico Basualdo, como la titular del Ente Nacional Regulador de la Energía (ENRE) Soledad Manin y el director del Enargas, Federico Bernal; continuarán en sus puestos, junto con todos sus colaboradores, los que responden política e ideológicamente a la ex Presidenta.

No se concretará entonces la máxima lanzada ayer por el propio Alberto Fernández desde Berlín, que rezaba que todos los funcionarios que no estaban dispuestos a aceptar una suba de las tarifas y a firmas las resoluciones correspondientes, deberían dejar sus cargos. Esto finalmente no sucederá. Se firmarán los papeles correspondientes bajo protesta, con declaraciones públicas del kirchnerismo puro y duro que responsabilizarán a Guzmán por las subas de las tarifas de la luz y gas y sus consecuencias. Especialmente electorales, si finalmente el resultado del 2023 no es el esperado.

Lo cierto es que en horas Martín Guzmán pasará a la próxima etapa: la de la puesta en marcha de las nuevas tarifas de luz y gas, para que desde el primero de junio comiencen a aplicarse los aumentos. Tiene el aval personal y público de Alberto Fernández, y tendrá dos semanas de acción. Guzmán se pone así al frente de la estratégica energética del Gobierno, una situación que genera además una novedad política. Con este movimiento, el ministro concreta públicamente la realidad de haberse convertido en el funcionarios que maneja el sector energético; un rubro que desde el comienzo de la gestión del Frente de Todos era jurisdicción exclusiva del kirchnerismo. Se confirma además el  pase de equipo dentro del oficialismo del secretario de Energía Darío Martínez; ahora revista definitivamente en el albertismo, abandonando el kirchnerismo y mirando más de frente sus posibilidades políticas electorales en Río Negro.

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