Alta funcionaria del FMI furiosa con Argentina por una complicada comparación

Gita Gopinath está muy enojada con Argentina. Lo cual es algo preocupante. Las embestidas del oficialismo (todo) contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante las negociaciones ya habían molestado a la subdirectora gerente del organismo; quién, de todas maneras, mantuvo el profesionalismo en las discusiones con el país. Sin embargo, la comparación del jueves pasado que se hizo en las huestes oficialistas sobre la responsabilidad del FMI con la última dictadura militar en Argentina, y el crossover hacia el acuerdo actual (como si todo fuera lo mismo); llegaron a Washington. Un día después el board del organismo debía tratar el caso local y aprobarlo, lo que se hizo, cumpliendo un guiño que el propio directorio había comprometido ante Gopinath; como gesto de respeto al trabajo del cuerpo técnico que ella representa. Sin embargo, sorprendió a los integrantes del directorio del organismo (los países más grandes del planeta) la queja de la funcionaria sobre la visión que se tiene del organismo en el gobierno argentino. Especialmente en lo que refiere al relacionamiento del Fondo con algún tipo de estrategia de los poderosos contra el crecimiento de la Argentina y el resto de los países en desarrollo; precisamente la imagen que Gopinath quiere desterrar del FMI.
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En su enojo, la economista norteamericana de origen hindú mencionó en Washington que precisamente una de las cuestiones del acuerdo con Argentina que se deberían reconocer en Buenos Aires (y no se notó), son las críticas al Fondo de los mercados financieros internacionales, especialmente de parte de los tenedores de deuda nacional reestructurada en el 2020. Desde el organismo que maneja Kristalina Georgieva, pero que tiene a Gopinath como su ejecutora técnica; se habla de las presiones mediáticas que tuvieron que soportar de los fondos de inversión con bonos argentinos en su cartera; que buscaban un acuerdo más duro en lo fiscal y monetario, que les garanticen que cobrarán sus inversiones desde 2024; algo que no está garantizado. Los bonistas reclamaron abiertamente al FMI que presione al máximo la país y lo obligue a realizar reformas políticas, laborales, previsionales y fiscales; para que el país logre un equilibrio más rápido que el finalmente pactado para el 2026 y que se libere el tipo de cambio. Esto último para poder avanzar en una salida más rápida de las posiciones actuales en pesos en deuda argentina, a través de alguna ventana de compra de dólares liberada que hoy no existe.
La visión de Gopinath y del resto de los negociadores con la Argentina que cerraron el Facilidades Extendidas es que desde Buenos Aires hubo cierta ingratitud. Habrá que ver si se comprende en Washington que las críticas más duras vienen desde el kirchnerismo más extremo, lo que derivó en una crisis política fuerte dentro de la propia coalición oficialista. Lo cierto es que el video publicado el jueves pasado se menciona explícitamente la relación entre el flamante programa de Facilidades Extendidas y el que se firmó durante la última dictadura militar. En el video se ve y escucha decir a José Alfredo Martínez de hoy "el acuerdo que hemos logrado a nivel gerencial satisface plenamente nuestras aspiraciones", dice Martínez de Hoz, quien se excusa porque "por ahora no se pueden difundir más detalles". Precisamente la misma crítica que Cristina Fernández de Kirchner le hace a Martín Guzmán.
La vicepresidenta señala al ministro de Economía por no haberla informado como corresponde y lo acusa de haberle informado sobre datos de ajustes que luego, teóricamente, fueron descubiertos por el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. Gita Gopinath tomó de manera personal el caso ante todo el FMI, para manejarlo bajo su responsabilidad; aclarando que todo lo actuado hacia delante, fundamentalmente en las 11 revisiones trimestrales que el organismo ejecutará desde este año para controlar la marcha del Facilidades Extendidas, será fiscalizado personalmente por la número dos del Fondo. En consecuencia, el éxito (o fracaso) del acuerdo que esta semana tendría voto definitivo favorable en el Congreso Nacional, no sólo tendrá como contrapartida al staff técnico del FMI, sino además al más alto nivel político de su conducción. Esto es, la norteamericana, que desde que asumió este año su cargo, viene demostrando en Washington que llegó a convertirse en la subdirectora gerente del FMI para dejar su sello el tiempo en que le toque de gestión.
En el caso argentino de tratamiento del Facilidades Extendidas Reloaded, quedó también en claro que para el organismo no es un tema más ni mucho menos un caso perdido. El organismo mostró explícitamente voluntad de trabajo conjunto permanente, la intención de disipar dudas sobre su cumplimiento y la esperanza que en los próximos dos años y medio (primera etapa del acuerdo) quede en claro que puede ser un caso exitoso. Quizás contra la visión general de fracaso asegurado en el mediano plazo que impera en los mercados.
La presencia permanente de Gopinath puede ser, en parte, una buena noticia para Argentina. Se considera que la economista de origen indio-norteamericano será mas técnica y profunda, pero menos permisible a las presiones geopolíticas internacionales que sus antecesores Geoffrey William Seiji Okamoto y David Lipton. El primero, republicano, uno de los que más trabó la aceleración del Facilidades Extendidas en momentos claves de 2021. El segundo, demócrata, se lo cree en Buenos Aires (quizá como error) como uno de los responsables del cierre del acuerdo stand by en los tiempos de Mauricio Macri, y (aquí sí con razón) como uno de los que más ajuste le reclama a la Argentina para cerrar el actual acuerdo.