Economía

Los datos que alertan sobre la dura caída de la economía y la calidad de vida en Mendoza

A pesar de las creencias, Mendoza se recuperó menos que el país y tiene los peores indicadores en calidad de empleo. La recuperación fue más lenta que la del 2002. Los indicadores que alertan sobre el deterioro.

Pablo Icardi
Pablo Icardi sábado, 12 de marzo de 2022 · 08:20 hs
Los datos que alertan sobre la dura caída de la economía y la calidad de vida en Mendoza

Hay una idea errónea con la que Mendoza suele llenarse el pecho de orgullo: que la provincia crece más que el resto; que tiene una capacidad de reacción superior. Pues como ocurre en otros ámbitos, en la economía también se vive más de glorias pasadas que de una realidad tangible. Es lo que ocurrió, por ejemplo, luego de la etapa dura de la pandemia, donde Mendoza creció menos que la Nación, el empleo se deterioró sin recuperarse y toda la provincia en general es mucho más pobre. Incluso sectores como la industria y el campo, que a nivel país crecieron de manera exponencial, no tuvieron acá una recuperación de esa magnitud. 

El IERAL, de la Fundación Mediterránea, presentó en la semana el informe anual sobre la economía de Mendoza. Ese estudio tiene un volumen de información enorme pero además, como valor agregado, mantiene constancia y método desde hace años, por lo que está validado y se puede comparar. Donde más se nota el deterioro de la provincia es en el empleo; en la calidad del trabajo que tienen los mendocinos y en sus ingresos. Es que luego de la etapa dura de la pandemia (es decir el 2020) solo se recuperó un cuarto de los empleos privados formales que se perdieron. A nivel nacional se recuperó el 50%. "La fuerte recuperación de la economía y del Empleo Total no se evidenció en el Empleo Privado Formal Asalariado. En Mendoza, este indicador a pesar de haber caído más fuerte que el promedio nacional en 2020, durante 2021 tuvo una recuperación más lenta. Los datos a Noviembre de 2021 muestran que en Mendoza solamente se recuperó un 25% de los empleos privados formales perdidos entre 2019 y 2020 mientras que en la Nación se recuperaron el 50%",detallandesde el IERAL. 

Cómo está compuesta la riqueza de Mendoza. 

Si se toman todos los indicadores que miden el empleo, Mendoza es la que peor escenario tiene. Es que no solo es importante tener en cuenta el desempleo, sino las variables que reflejan la calidad de trabajo. Entre desempleados y trabajadores informales, hay un 20% de la población activa. Muchas personas que figuran como empleadas, en realidad tienen changas, trabajos temporarios o precarios que no les sirve para subsistir. El empleo formal de calidad sigue en decadencia. "En Mendoza durante los últimos 10 años, no solamente no ha aumentado este tipo de empleo, sino que se ha reducido en un 3% en total", agregan los especialistas.

El deterioro de la producción y el empleo genera un círculo nocivo para la propia economía. Hay menos riqueza, hay menos oportunidades. Hay menos producción. "En 2021 habría continuado la tendencia decreciente de hace varios años donde los salarios en Mendoza pierden cada vez más respecto al promedio nacional. Durante los últimos 10 años, Mendoza es una de las provincias de Argentina donde más cayó el poder adquisitivo de los salarios privados formales", explican. Ese dato se refleja en indicadores de la vida cotidiana. Creció, por ejemplo, la morosidad en los créditos. Y en lo estructural, a pesar del "rebote" del año pasado la pobreza creció y el 43,7% vive sin los ingresos mínimos necesarios.  

En calidad de empleo, Mendoza es el peor.

Mendoza generó una riqueza por menos de 13 mil millones de dólares. Ese es su Producto Bruto Geográfico y está estancado. La economía nacional creció más que la de Mendoza y hay tres ejemplos que indican por qué. Dos de los motores de ese empuje general fueron la industria, impulsada por las automotrices. Mendoza no produce esos bienes y, en cambio, la venta de vinos cayó. El agro fue otro de los impulsores del crecimiento nacional, pero todo lo relacionado a la producción de la "zona núcleo", como la soja; otro sector del que la provincia queda afuera. El otro problema fue la energía: la industria petrolera es un eje de la economía local y el 2021 siguió en decadencia la producción (comparado con un año convencional).  El petróleo es el 12% del PBG (sin contar la industrialización. La actividad "venía con tendencia decreciente, y la extracción de crudo continuó cayendo, aun con la recuperación de su precio internacional". "La política petrolera (con retenciones y las restricciones para transferir utilidades al exterior) no permite aprovechar las oportunidades de altos precios. En su rama industrial, se recuperó el volumen refinado, al incrementarse el consumo de combustibles, durante la cuarentena. Habiendo una alta utilización de su capacidad, es difícil esperar un incremento significativo en su actividad durante 2022", explican. 

La referencia a la crisis del 2001 es permanente. Ahora, con datos en la mano, hay algunos indicadores que sorprenden. Uno de ellos es la recuperación: Mendoza salió mucho mejor parada de la crisis del 2002 que de la pandemia. "Comparada a la salida del año 2003 (anterior rebote luego de una caída similar en la economía), la recuperación del 2021, en general resultó más lenta e incompleta ya que algunos indicadores importantes siguieron cayendo", concluyen los especialistas de la Fundación Mediterránea. La economía de Mendoza es diversa, pero con actividades en declive. El 50% de su producción se vende a otras provincias, un 19% se exporta a otros países y el 31% se consume en el mercado interno. Dentro de ese esquema hay microdatos que explican el freno al crecimiento, como el retraso del tipo de cambio formal: Mendoza exportó más, pero a un tipo de cambio bajo, con insumos con un agregado de inflación enorme y otros problemas, por lo que el balance de ingresos termina siendo negativo. 

La Nación discriminó a Mendoza en el reparto de fondos. 

El sector público es altamente influyente. Y en 2021 ocurrió algo curioso: el Estado fue "rico", pero la provincia se empobreció. Es que los ingresos a las arcas públicas crecieron significativamente más que la inflación, pero eso no se tradujo en actividad. Hubo un superávit superior al previsto, pues llegó al 137%. "Durante 2021 los ingresos crecieron a un ritmo mayor que los gastos; el superávit fiscal en este último año terminó aumentando fuertemente respecto del 2020. Esta dinámica si bien mejora la solvencia financiera del sector público, en el corto plazo afecta negativamente al nivel de actividad económica provincial", detallan. Eso significa que al inyectar menos dinero en la calle, hay menos actividad económica. 

La discriminación de la Nación hacia la provincia también se notó. "Mendoza es la segunda provincia que recibió menos transferencias en términos per cápita en 2021. Si la provincia hubiera recibido por este tipo de fondos, un monto similar al promedio nacional, el equivalente de los mismos equivaldría al 160% del total recaudado en el año por el impuesto a los Sellos (segundo impuesto más importante en la provincia). Bajo la exclusiva visión del lugar que ocupa Mendoza en el mapa provincial de distribución de fondos discrecionales, en términos comparativos al resto de las provincias, el gobierno nacional no ayudó mucho a Mendoza como motor de la actividad económica provincial", explican. 

Para este año las perspectivas no son las mejores:

  • Mundo bastante más complicado y con fuertes amenazas: tasas de interés en alza para frenar los avances de la inflación en varios países, fuerte desaceleración en los socios comerciales de Mendoza y enorme incertidumbre por la dinámica del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
  • Contexto macro de Mendoza: altamente dependiente del escenario macroeconómico argentino y éste último del acuerdo (y su cumplimiento) o no con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
  • La falta de acuerdo con FMI, además de implicar un inédito default con el organismo internacional de crédito, volvería sumamente inestable a la economía con importantes caídas en los niveles de actividad y con gran peligro de explosión cambiaria e inflacionaria.
  • Por otro lado, un acuerdo con FMI no resolvería ninguno de los problemas de fondo de la economía pero podría evitar un colapso de la misma aunque los niveles de inflación no necesariamente bajen de los registrados en 2021.
  • Dada la falta de reformas estructurales y que se mantendrían muy altos los niveles de inflación, el acuerdo con FMI difícilmente permita reestablecer la confianza en la economía nacional. Este motivo junto con la debilidad del resto de los motores que afectan la actividad económica de Argentina en el corto plazo, hacen prever que la expansión de la economía resultará relativamente baja durante 2022.
  • En estos escenarios, los motores internos de Mendoza (Mercado Laboral, Financiero y Sector Público provincial) seguramente también resultarán muy débiles aún en el marco de un acuerdo con el FMI. Por lo tanto, para 2022 se espera una importante desaceleración económica en la provincia respecto del dinamismo experimentado en 2021.
  •  Teniendo en cuenta el inestable marco macroeconómico de Argentina y el estancamiento de mediano plazo que presenta tanto la economía nacional como provincial, es urgente que Mendoza avance en mejoras estructurales dentro de los limitados márgenes de acción que tiene en materia de política económica.
  • En este sentido, al final de las Conclusiones y Perspectivas, se presentan algunas propuestas para que Mendoza independientemente del entorno macroeconómico nacional, mejore su economía tanto en el corto como en el mediano plazo.
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