Cristina gasta crédito político para blindar a Kicillof en su peor momento
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner no logra endurecer el rumbo de la administración de Axel Kicillof. Su gestión es muy criticada dentro del Frente de Todos y además está mal en las encuestas. La queja de los intendentes propios y las rispideces con La Cámpora.
Si bien el mundo político apunta al desgaste de la figura del presidente Alberto Fernández, lo cierto es que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, atraviesa su peor momento desde que llegó a la Casa de Gobierno de La Plata ganándole por demolición a María Eugenia Vidal en 2019. Más allá de la pandemia, no es habitual que un mandatario que logra superar los 50 puntos dilapide en tan poco tiempo el enorme capital político que había acumulado, además de los fondos que arbitrariamente le envían desde la Casa Rosada.
Consciente de esta situación por lo que reflejan los números de las encuestas, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en sus últimas apariciones públicas, apuesta a empoderar a su preferido pagando también un elevado costo político frente a un gobernador que no sabe o no quiere modificar su estilo agresivo y cerrado para administrar el principal distrito del país. Defectos que generan que su imagen negativa siga creciendo y que además despiertan rechazo entre los intendentes propios, legisladores y hasta en La Cámpora.
“Axel es muy cabeza dura y gobierna con una secta que no abre el juego, ni entiende de rosca política o consensos”, se queja un Barón del Conurbano. “No se deja ayudar y no escucha a la política, nos desprecia”, comenta otro colega del Gran Buenos Aires”. Los reclamos coinciden en los alcaldes de todos los espacios políticos y zonas geográficas. Dicen que no tienen interlocutor. El gobernador no dialoga pero quien debe buscar los consensos y meterse en la negociación permanente, su jefe de gabinete, Carlos Bianco, es más duro y confrontativo que el propio Kicillof. “Puede tardar semanas en responderte un mensaje por WhatsApp”, reconocen varios intendentes.
El resto del gabinete de los puros se maneja igual. Cerrados y herméticos. Quizás el más político sea el ministro de gobierno, Federico Thea, quien suena como primer candidato a senador provincial por la Primera Sección Electoral, posición que podría llevarlo a presidir el bloque del Frente de Todos. Pero eso a depender de Cristina y Máximo Kirchner, quien tiene sus discrepancias con el estilo Kicillof tan reacio a la política clásica.
“El problema es Cristina, ella lo respalda e influye en muchas de las decisiones de la administración bonaerense pero no hace nada para revertir el encierro de Axel, como le marca la cancha a Alberto”, sostienen desde la Casa Rosada. Y los jefes territoriales del GBA se enfurecen porque la vicepresidenta busca blindarlo y, si ganan la provincia de Buenos Aires, ponerlo en el podio. “Quiere plebiscitar su gestión a costa de los votos que traicionemos nosotros”, se quejan.
Pero evidentemente la ex presidenta, que cada vez mira más las encuestas, lo obligó a pegar el volantazo frente a la bandera de la virtualidad en las clases y los encierros eternos. Sin ponerse colorados dejaron de militar la cuarentena y ahora se manejan como si hubiera pasado la segunda ola. Dicen que ahora la recomendación de CFK es que desempolve el Clio para volver a recorrer el territorio bonaerense. Quizás sea un poco tarde, teniendo en cuenta que ella lo quiere impulsar como sucesor de Alberto en las presidenciales del 23.