FMI

Las dos frases duras del kirchnerismo que condicionan a Martín Guzmán

Una frase clave de Máximo Kirchner y una advertencia de CFK demuestran que aún el ministro no tiene el apoyo total del kirchnerismo para cerrar con el FMI. Las tasas de interés se metieron en el debate. Aún se discute por el crecimiento.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño lunes, 13 de diciembre de 2021 · 11:03 hs
Las dos frases duras del kirchnerismo que condicionan a Martín Guzmán
Foto: Agencia Télam

No pudo ser. Pasados los primeros 13 días de diciembre, Alberto Fernández no pudo cumplir con su promesa dictada el 14 de noviembre, a horas del cierre de los comicios legislativos; donde llamó a la oposición a apoyar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la base de un proyecto de ley de proyecciones plurianuales de la economía que incluiría los términos generales del Facilidades Extendidas. Los términos de la demora hay que buscarlos en la realista situación de las negociaciones con el organismo financiero internacional, donde la semana pasada quedó en claro que aún hay diferencias más que importantes que impiden el optimismo definitivo. Se analizarán más abajo.

Sin embargo hay que anotar también las discusiones internas de la coalición gobernante, donde aún resta contabilizar el apoyo total del kirchnerismo a las negociaciones que lleva adelante Martín Guzmán y su equipo. Y que tuvieron el viernes pasado en el acto del oficialismo la representación oral y pública de las diferencias y advertencias que el sector accionista mayoritario del Gobierno le hace a las gestiones del Ejecutivo ante el FMI.

Quizás la más importante haya venido del presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. Máximo Kirchner dijo en el ámbito de la convocatoria del viernes pasado que "el día que esté escrita cuál es la propuesta del FMI para la Argentina, veremos”; frase con la que hace dos advertencias centrales.

La primera es que aún Alberto Fernández y Martín Guzmán no cuentan con el apoyo seguro en el Legislativo de los bloques kirchneristas; lo cual convierten al proyecto aún en una quimera en cuanto a su aprobación. Y así lo toman los mercados y los entendedores de la negociación. Lo segundo se puede especular: este bloque mayoritario del oficialismo aún no conoce los términos concretos del eventual Facilidades Extendidas que el Ejecutivo está negociando. Al menos en sus condicionalidades macroeconómicas.

Esto es, metas de déficit fiscal, política previsional, tarifaria, crecimiento, cambiarias, reservas, financieras, inflación y superávit comercial, que la Argentina se comprometerá a cumplir para poder avanzar en los próximos años en el cumplimiento del acuerdo. Y, siguiendo la frase de Máximo Kirchner, sólo cuando estas se conozcan, habrá definiciones desde el oficialismo. No antes. Más concretamente, no ahora. En consecuencia: hay que esperar. ¿A qué? Al momento en que Guzmán termine de negociar y le presente las metas al kirchnerismo.

Luego se sabrá si se apoyan o no. Y, si ocurre esto último, si se le comunicará a Guzmán que no podrá contar con los votos positivos del accionista mayoritario de la coalición gobernante. Y será luego responsabilidad del presidente y su ministro de Economía dictaminar los pasos a seguir y definir si se avanza o no en un proyecto de ley de futuro incierto. Obviamente se descarta que el oficialismo no llegará a este punto y que, en el caso que el kirchnerismo no avale, antes el default. Técnicamente "incumplimiento".

Pero lo cierto es que hay distancias importantes aún que conversar y definir. Con lo que los tiempos deberán ser lánguidos. Y, en el mejor de los casos, conoceremos los términos del Facilidades Extendidas en la última semana del año. La frase que se le atribuye a Cristina Fernández de Kirchner en uno de los tres contactos directos que mantuvo con Guzmán la semana pasada es clara y directa. Y realista en términos kirchneristas: "Sos joven. ¿Te la vas a jugar por el FMI?".

Yendo a la negociación con el organismo, en el comunicado del viernes surgió un nuevo tema de diferencias en la discusión, que apuntarían directamente a la línea de flotación del "plan" que el Gobierno quiere sostener en 2022 y que apunta a manejar un esquema que garantice el "crecimiento" real de la economía. El FMI dejó en claro en el comunicado publicado el viernes que el equipo de Guzmán debe aplicar tasas de interés reales positivas.

Técnicamente, si el país tuviera en 2022 una inflación de 45% (un planteo conservador), las tasas deberían ubicarse al menos en un aproximado 50%. Sólo una referencia para calibra el pedido desde el Fondo: las tasas de interés que aplican las tarjetas de crédito están congeladas en un 46%. Ni hablar las de los créditos oficiales de ayuda para salir de la crisis económicas o las ayudas a monotributistas y pymes que tienen intereses que en algunos casos llegan al 0%. Para el FMI es como si hablara Belcebú.

En el fondo del debate lo que está en discusión es lo mismo que se viene debatiendo entre Guzmán y el FMI desde hace más de un mes. Martín Guzmán defiende que el país crecerá el próximo año un 4% mínimo. El organismo está convencido que esa proyección es una utopía por una simple razón: no hay divisas suficientes como para financiar la llegada de los insumos necesarios para sostener un nivel de crecimiento sustentable. Tampoco para financiar un nivel de consumo energético que coincida con la demanda de electricidad, combustibles e infraestructura que sostenga el pronóstico.

Y se cuestiona desde Estados Unidos que las políticas de trabas de exportaciones que crónicamente aplica el Gobierno, coincidan con la visión de un país abierto a la llegada irrestricta de divisas; la única manera de garantizar un superávit comercial sostenido. Para el FMI, no hay entonces manera de asegurar un crecimiento superior al 2,5% para el 2022; nivel que se sostendría en porcentajes similares durante los ejercicios 2023, 2024 y 2025.  

El corazón del Facilidades Extendidas depende de lograr un equilibrio fiscal, reduciendo el déficit del 2021 (que llegaría al 3,5%), a un equilibrio en 2025. Guzmán asegura que el camino para lograrlo es aumentar los ingresos de manera suficientemente sólida y constante, cuestión que se refleje en la recaudación impositiva; la que debería estar por arriba de la inflación. El ministro de Economía muestra los datos acumulados a noviembre, donde la recaudación impositiva alcanza el 60% con una inflación anualizada algo inferior al 50% y un nivel de crecimiento de la economía en el 9%$ interanual; datos que, proyectados al mediano plazo, determinarían que su tesis tiene razón.

El FMI contra argumenta que esa recuperación se debe al despegue de la pandemia, y que los datos comparativos de este año no tendrán relación con los del 2022. Para Guzmán sostener estas proyecciones de recaudación y crecimiento, con un nivel de gastos sólo ajustado con una racionalización de las tarifas de servicios públicos básicos (con una tenue y leve reducción en la electricidad y el gas), alcanzarán para conseguir las metas fiscales a las que se comprometerá al país.

Del resultado de este debate, dependerá en gran parte el éxito (o el fracaso) de las discusiones con el FMI.

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