"Desconcierto" en el PJ por la llegada de la reforma constitucional

El justicialismo mendocino recibió el proyecto de reforma constitucional con un gesto de sorpresa.

Más aún, algún dirigente usó la palabra "desconcierto". Se amontonaron rápidamente los interrogantes opositores: ¿Cómo va a hacer Rodolfo Suarez para sacar el proyecto? ¿Cree que es tan sencillo? ¿Por qué hace esto en medio de una pandemia?

Y la pregunta más ácida: "¿Cornejo está de acuerdo?" Los peronistas están acostumbrados a buscar esa herida. Tienen impreso en su memoria al ex gobernador y siempre pretenden hallar el contraste. Y en materia de reforma constitucional, ciertamente, el procedimiento de Suarez no se parece al de Cornejo.

Para el ex gobernador, la reforma constitucional, un reiterado e inconcluso objetivo de casi todos los gobiernos, no fue más que un experimento que apenas asomó de la entretela de la política mendocina.

Cornejo negoció la posibilidad a mitad de su mandato, con los intendentes del PJ, a quienes tenía en vilo con la amenaza de impulsar la enmienda que limitaba sus mandatos.

El peronismo no concedió la reforma constitucional y Cornejo, años después, devolvió el golpe: no tuvo su reelección, pero bloqueó (a futuro) las reelecciones indefinidas de los caciques peronistas.

Nada que ver con todo eso la reforma que persigue Suarez. El proyecto llegó a la Legislatura sin un trabajo previo de consenso. Sin ninguna rosca. 

Se sabe que hay algunas diferencias en el propio oficialismo por puntos como el "unicameralismo" legislativo y una diputada del PD, partido que siempre ha estado en contra de las reformas integrales, lo criticó con extraña dureza pocas horas después de la presentación.

Por otro lado, el peronismo no tardó en recordar el destino que tuvo otra reforma ambiciosa que Suarez apuró: la ley antiminera.

Sin embargo, no encontró a primera vista razones para demoler la iniciativa. Tal vez porque no puede especular sobre segundas intenciones políticas: la reelección del gobernador está fuera de discusión.

La "oportunidad" de discutir un tema tan profundo en medio de las urgencias de la pandemia, el desempleo y la inseguridad fue la crítica más certera que hizo el peronismo.

También cuestionó que se vaya a debatir en forma virtual. Pero resultó en este sentido una paradoja que el PJ se queje en Mendoza cuando a nivel nacional impulsa por la misma vía nada menos que la reforma judicial.

No sería eso, tal vez, el problema. Lo que sorprende es la falta de alguna "logística" para sacar un proyecto tan difícil. La estrategia quijotesca de Suarez es lo que más desconcierta en estas horas al PJ.