Pandemia

Qué pasará en Mendoza con la salud privada y pública

En Mendoza la mayoría de la población tiene cobertura de salud. En sectores críticos el Estado tiene más infraestructura. Habrá coordinación, pero no imposición.

Pablo Icardi
Pablo Icardi viernes, 3 de abril de 2020 · 09:15 hs
Qué pasará en Mendoza con la salud privada y pública
Foto: ALF PONCE / MDZ

Una frase derribó lo que era un intento de negociación fina con un buen objetivo: coordinar acciones entre el sector público y privado para enfrentar la pandemia. Las declaraciones “anticipadas” de Ginés González García en las que sugirió que iban a declarar de utilidad pública los recursos privados de salud hicieron daño. Tanto, que el propio Gobierno lo desmintió.

Sin embargo sí hay un intento de coordinación de recursos. En Mendoza hubo reuniones entre el Ministerio de Salud y los representantes de clínicas privadas y efectores de salud para lograr “entendimientos para funcionar juntos” ante el abordaje de la pandemia. El diálogo va en ese sentido, pero una cosa es coordinar cómo se trabaja  y otra “ceder la administración” como sugerían.

En áreas críticas es el Estado quien muchas veces da cobertura a las obras sociales o empresas de medicina prepaga, que luego deben pagarle al Estado por esas prestaciones. Pero en sectores de baja y mediana complejidad (muchos de los pacientes que se internan por coronavirus están en esa condición) la situación es distinta y hay más paridad entre el sector público y privado. Sí hay efectores privados grandes, como los hospitales Italiano y Español, que tienen infraestructura y volumen de cobertura. 

En la provincia, aseguran, existe la posibilidad de que personas afiliadas a un servicio de salud privada sean internadas en el sector público si es necesario, o al revés “Es un trabajo de coordinación, pero no de imposición”, aseguraron desde el sector. El proceso de atención no cambia. Los afiliados a obras sociales deben usar esos servicios, llamar a los prestadores que habitualmente usan. Solo en casos específicos puede haber interconsultas para generar derivaciones según las disponibilidades.

El fallido anuncio del ministro de salud Ginés González García había generado intranquilidad. En los afiliados a las obras sociales y también en las personas que gestionan efectores privados. Pero una decisión así también tiene vinculaciones políticas. Muchas de las clínicas y de los recursos del sistema están en manos mixtas. Está el Estado, las obras sociales provinciales, las nacionales, las empresas de medicina prepaga y las obras sociales sindicales. Es decir: dirigentes políticos, empresarios y sindicalistas. Cómo se resolverá la tensión entre sectores que muchas veces están en pugna es una incógnita.

El contexto

El 55,6% de las camas disponibles son del sistema de salud del Estado, el 37,1% del sector privado y hay una porción, algo más del 7%, que es de la seguridad social. En recursos críticos el Estado tiene aún más participación por tener más disponibilidad de camas de terapia intensiva y equipos de alta complejidad. 

En cuanto a la asistencia de salud, el 61,4% de la población tiene algún tipo de cobertura, sea obra social, prepaga o mutual. En el sector crítico en cuanto al riesgo por coronavirus, la cobertura es casi universal:  el 97,8% de la población de 65 años y más, tiene cobertura. Sin embargo puede ser un dato engañoso, porque la mayoría tiene a PAMI y el Estado es el principal prestador de esa obra social. Los niños son los más desprotegidos, pues solo el 52,7% de las personas de 0 a 14 años poseen alguna cobertura de salud.

Los desequilibrios en cuanto a la capacidad de respuesta de uno y otro sector se da en las zonas alejadas del Gran Mendoza, donde el Estado es prácticamente el único efector y también con los adultos mayores. PAMI tiene 250 cápitas, pero no tiene capacidad de respuesta para tanta gente y depende del Estado y otras ayudas. Por eso la preocupación en caso de que aumente mucho la demanda de internación. El otro gran actor es OSEP, que tiene efectores propios, pero también usa clínicas privadas para que sus afiliados sean asistidos. Es decir, todo es mixto en Mendoza. 

La salud está en crisis desde hace tiempo por problemas de financiamiento. A la demora habitual en la cadena de pagos que establece el sistema, se les sumó el enorme aumento de los costos por diferencia de cambio y también por el aumento de los tratamientos de alta complejidad.  Por eso la pandemia tomó en un mal momento a toda la estructura sanitaria de todo el país. 

Mientras tanto, sigue el relevamiento de recursos para ampliar la capacidad de respuesta. En asistencia crítica, se adecuó lo que era un centro de atención de "trauma" en la parte nueva del hospital Central, para aumentar la cantidad de camas para casos críticos de coronavirus y también terminan de montarse los espacios de "campaña" para alojar personas 

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