Análisis

El primer gran desafío político del vice

Mario Abed ya comenzó la negociación con el PJ para destrabar en el Senado el endeudamiento que Diputados no aprobó. Una sola semana de debate y lograr el respaldo de tres intendentes peronistas será, otra vez, la estrategia. La carrera de obstáculos de la gestión Suarez sumó uno más: el petróleo.

Marcelo Arce
Marcelo Arce domingo, 1 de marzo de 2020 · 09:06 hs
El primer gran desafío político del vice
Mario Abed convocó a la oposición para debatir el presupuesto en el Senado

Hasta aquí su tarea osciló entre lo protocolar y un trabajo realizado hace no más de un mes para lograr que el gobierno saliera a sostener el precio del vino, como tareas más destacadas. Pero Mario Abed, en su nuevo rol de vicegobernador, enfrenta ahora su primer desafío político de peso: conseguir destrabarle a Rodolfo Suarez en el Senado, el endeudamiento que el peronismo se negó a autorizar en Diputados.

Para ello, ya fijó un plan de, al menos, dos partes. Una de ellas es volver a apostar al diálogo y la otra es no dilatar el debate en la Cámara Alta mas allá de una semana, que será está que está comenzando.

Abed ya hizo los primeros movimientos. Convocó a dos de los principales senadores del peronismo a una reunión el viernes y los eligió a propósito: citó a Adolfo Bermejo y a Lucas Ilardo, para comenzar a dialogar con representantes de los dos sectores del peronismo que están en pugna también en este conflicto.

Bermejo, más cercano a los intendentes que estuvieron en un momento dispuestos a permitirle endeudamiento al Poder Ejecutivo. E Ilardo, como miembro del kirchnerismo que se opone tajantemente.

En realidad, en ese encuentro, del que además participaron los legisladores oficialistas Juan Carlos Jaliff y Alejandro Diumenjo, poco surgió. El escenario para el oficialismo en este nuevo debate legislativo es similar al que se planteó en Diputados. Es decir, ante la negativa de Unidad Ciudadana de habilitar las mayorías parlamentarias necesarias para que el Ministerio de Hacienda pueda tomar deuda, la apuesta es convencer otra vez a los intendentes.

Los mismos tres, Emir Félix, Roberto Righi y Matías Stevanatto, que hace diez diez habían negociado con el gobernador en persona que al menos cinco diputados que les responden levantaran la mano para que el gobierno se financie en $2.000 millones para el roll-over de la deuda y en U$S221 millones para hacer obra pública. Si no terminaron votando favorablemente, fue por una decisión de encolumnarse detrás del kirchnerismo y a instancias de la Casa Rosada.

Una pequeña ventana se abrió para el vicegobernador en esta mesa con la oposición. Existe por parte del peronismo dialoguista la voluntad de aprobar un tramo del endeudamiento, el que corresponde al roll-over, pero esa discusión está más que trabada porque el PJ insiste en poner condicionamientos al momento de la toma de ese préstamo. Por ejemplo, y entre otros, a qué tasa se deberá solicitar.

¿Qué tiene a mano Abed en esta negociación? No mucho, salvo la buena relación que mantiene con sus excolegas, sobre todo, con los más antiguos como Righi y Félix.

Pero más allá de todo, algo ya se acordó: la discusión por el Presupuesto en el Senado no demorará mas allá del 10 de marzo para que la rosca no se eternice, como sucedió en el debate de Diputados.

A esta altura ya es muy particular el arranque de Rodolfo Suarez que tuvo, en estos casi tres meses de gestión, una verdadera carrera de obstáculos. Sobre todo para avanzar con la diversificación de la economía, su principal compromiso de campaña.

Ya es sabido el traspié por imponer la minería, no lograr la aprobación en la Legislatura para poder endeudarse y avanzar con proyectos de obra pública. Habrá que estar muy atentos a las demoras que puedan surgir en la construcción de la represa Portezuelo del Viento que esta semana acumuló un par de malas más.

El Gobierno tiene un problema que no solo está en la imposibilidad de tomar préstamos en dólares para obra pública, sino también, fundamentalmente, en el financiamiento al que tampoco podrá acceder en pesos para reperfilar vencimientos de este año.

Son $6.500 millones que por ahora deberán salir de los recursos del Presupuesto, aunque aquí podría haber un alivio importante. Del grueso de la deuda, unos $3.500 millones es con el Banco Nación y otros $1.200 millones con Anses. La negociación con el Nación está en marcha, aunque sin novedades.

Pero la negociación con Anses cambió de rumbo. En el marco de la discusión en el Congreso por la ley de reperfilamiento de la deuda nacional, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, ofrecieron a los gobernadores un salvaje para esas deudas con el Fondo de Sustentabilidad para lograr respaldo legislativo. Sin embargo, unas semanas después de ese compromiso, la Nación se resiste a refinanciar esos pasivos decisión que quedaría, en definitiva, en manos de Sergio Vanoli, el titular de Anses.

Y el otro problema está en el petróleo. Por un lado Vaca Muerta, que está atado a medidas nacionales (vinculadas a la quita de los subsidios al gas) y fundamentalmente al rumbo que tome la explotación no convencional en la Argentina cuando se conozca la ley que está redactando el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, en ese sentido.

Algunos nubarrones se avecinan para la Vendimia en este tema. Las protestas en contra del fracking han ido creciendo en las últimas semanas y, si bien todavía no generan alarma a nivel oficial, Suarez ya aprendió la lección de lo ocurrido en diciembre con la minería. En aquella oportunidad subestimó en primera instancia las manifestaciones en contra de la derogación de la 7722 y luego se encontró con algo que lo desbordó y lo obligó a dar marcha atrás.

Con el petróleo se conoció un problema aún mayor. YPF, la principal empresa productora de la provincia, confirmó el retiro de equipos de perforación de la provincia que no solo afectarán los ingresos por regalías, sino que golpearán el nivel de actividad del sector, como consecuencia más importante.

La medida responde sin dudas a la caída de la producción de petróleo convencional producto, entre otras cosas, del congelamiento del precio de los combustibles dispuesto a nivel nacional y de la caída del precio del crudo que, en esta última quincena, se vino a pique afectado por el coronavirus. YPF no retiró equipos solamente de Mendoza, sino que también lo hizo en Santa Cruz, en Chubut y en Neuquén, en distintas medidas, y es muy probable que una queja formal salga del gobierno provincial hacia la empresa en los próximos días por este golpe.

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