Un año anormal a medida de la política tuiteada
Los políticos están convencidos de que se los castiga injustamente, pero a decir verdad no han estado a la altura de un contexto que exigía más ideas que gestos mediáticos. En Twitter encontraron el ring ideal para hacer aún más visible que están en otra sintonía.
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¿En un año anormal sería justo reclamarle a la política una mayor sensatez, un poco más de coherencia, un mínimo de empatía social? Pregunta retórica, claro. Ni siquiera hace falta aclarar que no entran todos en esa bolsa, pero que son muchos no es ni siquiera discutible. Aunque faltan dos meses para terminar el año y entrar en zona de balances, desde ya se podría decir que muy pocos de nuestros representantes y funcionarios públicos han estado a la altura de un contexto que demanda un plus de sentido común y sensibilidad. De sintonía fina y hasta de perspectiva de futuro, porque esto no termina con el 2020. Llevará un largo tiempo reparar los estragos de la pandemia y eso exige contar con las mejores mentes al servicio del país.
Cuando se esgrimen críticas hacia el "colectivo" dirigencial, se contraataca afirmando que estas actitudes (cuestionarles, reclamarles, pedirles rendición de cuentas) buscan desprestigiar a la política y de esa manera sé termina siendo funcional a los grupos destituyentes, a los que propician que el poder esté -como en los oscuros años de la Argentina- en manos de quienes no deben rendirles cuenta a nadie más que a los suyos.
No son vecinos que no nos caen en gracia, familiares a los que aceptar sin peros. Son nuestros representantes, a los que llevamos con nuestro voto a ocupar esos espacios de decisión y transformar la vida de su comunidad con ideas, proyectos, leyes, no para verlos como habituales protagonistas de disputas mediáticas, de chicanas virtuales en las redes sociales.
Al menos en el país, la vida en pandemia no ha hecho más que fogonear una política espasmódica, de toma y daca, de declaraciones y retruques en ese laxo cuadrilatero donde el duelo es discursivo, rara vez de ideas, de intercambio genuino de propuestas. La mayoría cumple con el tácito ítem chicana porque ahora el ring es virtual y cómodo. Twitter está ahí a mano, es gratis, no hace falta mucho más que armar un sujeto y un predicado (a algunos hasta eso les cuesta) para disparar -en el mejor de los casos- una noticia que multiplicaremos los medios (léase anuncios de Trump, Alberto o Suarez, para ejemplificar el modus operandi) o para generar polémicas que, sepultadas por nuevas disputas, caerán por su propio peso (Cornejo versus Cristina versus funcionarios que no funcionan, Grabois versus el mundo, Ramón versus Duhalde, etc).
El desafortunado tuit de la diputada provincial Hebe Casado, publicado el jueves, resume ese estilo de tirar la piedra y, en función de cuántos vidrios se rompan en el camino o a cuántos lastimen las esquirlas, salir después a pedir disculpas. "#Son30Mil no como los otros 30Mil. Un éxito la estrategia del #gobiernoDeCientificos, pero como no reconocen errores, en 15 días dicen que seguimos sin derechos a la libre circulación, ni a la educación, ni a la salud", tuiteó la médica especialista en inmunología.
Como indica el manual, tras el lógico revuelo que despertó su lectura sofista de mezclar desaparecidos con muertos por covid, ofendiendo gratuitamente la memoria de unos y otros, la legisladora del PRO en su afán de aclarar, oscureció un poquito más.
Casos testigo como este no tienen que ver con la más básica libertad de expresión, algo que está fuera de discusión. Sí con la responsabilidad que supone ser un representante del pueblo, cuyas declaraciones tienen otra resonancia y un compromiso extra. Las palabras no son ingenuas. "No me imaginé que iba a causar este revuelo un tuit", dijo Casado esgrimiendo una ingenuidad más insultante aún, como si se desconociera la fabulosa caja de resonancia que son las redes, como si no se buscara en ese territorio provocar al contrincante (en este caso, al oficialismo), mojarle la oreja para que salte.
Para el politólogo Mario Riorda,"la comunicación politica tiene un rol importante. Es la propia política expresada en su faz pública. Y ello, en un mundo en crisis y con semejante susceptibilidad ambiente, requiere de miradas profundas, serenas, éticas y con sustento empírico".
El reconocido analista no se refería puntualmene al caso de la diputada pero calza perfecto para este supuesto fallido y para otros tantos que campean en la política argentina. En lo virtual, guapos somos todos, pero hay que sostener con la propia biografía cuando se condena al otro, se pasan facturas o se piden rendiciones de cuentas. Si no contemplaran el efecto que provocan, como arguye Casado, no habría tantos tuits que desaparecen misteriosamente y hasta una cuenta de Twitter llamada "Tuits borrados" que los rescata para que los "distraídos" se hagan cargo.
La velocidad y la economía de texto que imponen las redes juegan a favor del recorte de la realidad. No hay demasiado margen para el chequeo o quizás no abundan los memoriosos con datos duros para retrucar. Sirvan estos ejemplos para poner en valor la creación del sitio Chequeado que celebró sus diez años con un singular y necesario espacio: el Museo de la desinformación. Se trata de una experiencia digital interactiva para recorrer las desinformaciones más memorables que circularon entre figuras destacadas de la política y los medios durante la última década. ¿Hace falta aclarar que ni los medios ni los periodistas, como los políticos bajo la lupa, estamos exentos de perder la pulseada con las palabras?
#ElResatador
Consumidos por consumir
- "La masividad de la información y el uso de las redes sociales nos están consumiendo la vida. Pasamos demasiadas horas tragados en la vorágine de la información. Desconocemos más, aunque estamos frente a más información. Ahí se nos va el rigor y la seriedad. Debemos recuperar la idea de un periodismo que concebimos hace décadas, como pilar de la sociedad. Tenemos que encontrar la fórmula, no solo los periodistas sino también los que quieren vivir en sociedades democráticas, de enraizar esos pilares, para poder refundar las democracias de hoy y del futuro. Porque si no, vamos a perder el periodismo y la democracia".
{ Jon Lee Anderson, periodista estadounidense, en Noticias }
#Solapa
Pausa. 25 referentes mundiales piensan cómo será nuestra nueva vida, de Hugo Alconada Mon (Editorial Planeta, 320 páginas, $1.100)
- Un virus recorre el mundo. Y ahora, ¿qué otra cosa no estamos viendo? ¿Una nueva pandemia? ¿Un colapso económico peor que el crac del 29? ¿Un rebrote autoritario? ¿El estallido de la desigualdad social? ¿El cambio climático? ¿Cómo impactará esta distopía en nuestras vidas en los próximos años? ¿Se aprende de la experiencia? Hugo Alconada Mon entrevista a los mayores referentes del mundo en disciplinas diversas para aprender de ellos. Recurre a las preguntas para vislumbrar de qué manera los seres humanos, capaces de producir la destrucción, podemos asumir las consecuencias. Cómo será la reconstrucción, qué puede ocurrir en el futuro. Sus entrevistados son mujeres y hombres reconocidos, de distintas edades y provenientes de las Américas, de Europa, de África, de Medio Oriente y de Asia. ¿La premisa? Que nos ayuden a pensar, que nos muestren lo que ellos ven sobre esta realidad incierta. En estos tiempos tumultuosos que afrontamos, sus miradas pueden servirnos para reflexionar.
#PostaPodcast
- Casa Radio es una propuesta radial de Andy Kusnetzoff y Hernán Casciari. Homenaje a la radio de todos los tiempos, donde se escuchan historias representadas por reconocidos artistas de la escena nacional e internacional. Doce episodios que se pueden escuchar en vivo por la radio (Metro 95.1), plataformas digitales y en versión podcast por Spotify.