Tren Sarmiento: la tragedia anunciada de cada día
El Tren Sarmiento arrastra años de abandono, demoras y fallas que exponen a miles de usuarios a un servicio colapsado, y peligros que se vuelven rutina.

El Tren Sarmiento y años de desidia.
Archivo MDZLa pregunta es ¿hasta cuando? El jueves pasado, Alejo se demoró porque acompañó a un amigo que lo necesitaba, y cuando llegaba a la estación del tren Sarmiento donde lo esperaba su padre y su novia sucedió lo que si era una tragedia evitable…
La desidia histórica del Tren Sarmiento
Una hora antes, un vecino contaba que luego de casi treinta minutos con la barrera cerrada los autos y las personas comenzaron a cruzar, alguien improvisaba señas, y todos, casi como en un acto repetido, continuo, que lleva años, cruzaron por esas vías, hoy siguen cruzando, y si nada se hace, seguirán cruzando, porque se naturaliza lo que está mal. El mismo día se publicaba la respuesta vergonzosa de tres argentinos ante un pedido vecinal de tan solo colocar una chicharra sonora que alerte ante el cruce de un tren. Nos volvemos autómatas productos de la corrupción, la desidia, y en el fondo, la miseria humana de quienes tiene la capacidad, por no decir también la responsabilidad, y miran para otro lado. Hacerse cargo, salva vidas.
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Una hora después, una formación del tren impactó en Alejo que llegaba al encuentro de su novia y su padre. Solo él sabe que sintió, qué pensó. Tenía 22 años, tenía una novia, una hermana, un padre, una madre, tíos, abuelos, amigos… Alejo quería vivir, eso seguro. Un amigo del padre recordaba cuando lo vio por primera vez en la panza de su madre. La muerte de un hijo es algo tan doloroso que no conlleva una palabra que lo defina. Fue una muerte evitable y anunciada. Las estadísticas de personas y familias que son destruidas por una perdida así se llenan de casos como el… ¿hasta cuándo? ¿Somos una sociedad que da la espalda al otro? Esperamos que las cosas cambien, que el dolor mengue. Pero nada parece cambiar, y el dolor seguirá creciendo si nada hacemos. Los responsables ensayan rápidas excusas.
Las tragedias del Tren Sarmiento son evitables
No hay un tiempo extra. Alejo llegó a tomar su celular, y pudo grabar y enviar sus últimas palabras a su novia, a su hermanita, a su madre y a su padre, entre ruidos de chillidos y gritos dijo: “Los amo mucho”. Su familia no tiene consuelo. Ya es hora que los responsables sean dignos, y que tan solo, simplemente, cumplan su trabajo. Que no haya más tragedias en los pasos a nivel, las obras necesarias salvarán vidas y familias.
* Juan Francisco de Sousa es director de Ediciones Argentinidad y miembro del Instituto Nacional Newberiano.