"Todo el pueblo sabía": la cruda realidad detrás del homicidio de Aralí Vivas
El homicidio de la niña de 8 años, en la localidad cordobesa de Brinkmann, comienza a plantear dudas sobre el rol del organismo de protección de menores y de la Justicia en la revinculación familiar.
El homicidio de la pequeña Aralí Vivas, de 8 años, en la localidad cordobesa de Brinkmann, continúa generando conmoción en esa comunidad. Con el correr de los días surgieron testimonios de vecinos y familiares de la niña y sus cinco hermanitos, que dan cuenta de la tortura que vivían los chicos en su hogar.
Ante cada nuevo relato confirmando que muchos sabían lo que ocurría en esa familia, se profundizan las dudas en torno al rol de la Secretaría de Niños, Niñas y Adolescentes (Senaf), organismo a cargo de la protección de menores en Córdoba, y la Justicia que una y otra vez impulsaba la revinculación familiar a pesar de la adicción que tenía la madre y de los antecedentes del padrastro.
En medio del duelo, Natalia, tía de la pequeña y quien asumió la custodia de dos sus hermanos, de 7 y 5 años de edad, lamentó lo ocurrido en una entrevista que brindó a Canal Doce. Si bien su prioridad es contener a los niños y ofrecerles un entorno seguro, admitió no poder mentir al señalar que muchos sabía lo que sucedía en la casa de Aralí.
El fiscal Oscar Gieco, a cargo de la investigación del homicidio, reveló que el pasado 3 de julio la Senaf le recomendó al Juzgado de Familia de Morteros que la familia estaba lista para ser revinculada, con lo cual se permitió el regreso de tres de los hermanos de la víctima a un entorno que muchos consideraban riesgoso.
La jueza Alejandrina Delfino, basándose en los informes de este organismo, determinó en agosto que los niños podían vivir nuevamente con su madre y su pareja, Matías Ezequiel Simeone, quien estaba bajo libertad condicional.
La Senaf afirmaba que ambos habían completado tratamientos y estaban "aptos" para convivir con sus hijos.
Según los parientes, la situación de violencia era conocida en el pueblo: “Era un ambiente donde había maltratos, peleas, consumo de drogas y alcohol. Todo el mundo lo sabía”, señalaron.
“Le quitaron tres veces los chicos. Se los volvieron a dar, pero nunca estuvo apta para tenerlos. Ella es una persona adicta", expresaron vecinos en relación a la madre de la nena. A su vez, contaron que cuando reclamaban en la comisaría por las malas condiciones en la que se encontraban los menores, les decían que había una asistente social y un psicólogo a cargo.
En uno de los testimonios, una mujer contó que uno de los hermanitos comentó que en su vivienda pasaban "cosas feas", pero que no les permitían hablar. Y revelaron que ambos pequeños iban a una escuelita de fútbol, y que “cuando tenía que volver a su casa, Aralí se orinaba encima”. "Era un indicador, una señal de alarma de que algo estaba ocurriendo", agregaron los vecinos al noticiero de El Doce.
Trágico desenlace
Cabe recordar que el cuerpo de Aralí Vivas fue hallado por los Bomberos Voluntarios tras un incendio que, según las autoridades, habría sido provocado para encubrir el homicidio en la madrugada del sábado pasado. La autopsia reveló que la víctima ya había fallecido antes de que el fuego comenzara, y que su muerte no fue causada por asfixia por el humo o las llamas.
En el marco de la investigación, fueron detenidos Ezequiel Simeone, padrastro de la fallecida, Cristian Varela, un amigo de éste, y la mamá, Rocío Milagros Rauch, señalada como partícipe necesaria en el caso, aunque no se encontraba en el lugar de los hechos. Según el fiscal, la imputación de la mujer se debe a la "omisión de los deberes de cuidado".
Cabe señalar que Simeone se encontraba en libertad condicional tras haber sido condenado en 2023 por diversos delitos, incluyendo amenazas y tenencia de armas.
La necropsia de Aralí evidenció una situación aún más dramática. El cuerpo tenía signos de un desgarro en sus genitales, que mostraban que había sido sometida un abuso sexual, además de lesiones compatibles con violencia física. Los primeros informes señalan un traumatismo craneal que alimenta la hipótesis de que pudo haber sido asesinada para ocultar la violación, y su muerte traumática ocurrió previo a que provocaran el incendio en la vivienda.